1. Automóvil equivocado
2. El Señor Caitanya es Kṛṣṇa mismo
3. ¡Prabhupāda dijo tantas cosas maravillosas!
4. Este ejemplo ya lo he dado alguna vez...
5. Cartas de discípulos
6. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la agricultura
7. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Servicio devocional es muy elevado
8. Los cambios en su forma de actuar
9. Historia: "El dinero atrae al dinero"
10. Carruajes sin caballos
11. Gotitas de néctar: "Ustedes están ciegos. Yo estoy viendo bien"
12. El Kṛṣṇa de Vṛndāvana es el más dulce
13. Śrīla Prabhupāda dijo: Acerca de los restaurantes
14. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Saber el significado de un libro
15. Realizaciones. Más allá de la interpretación inmediata y aparente
16. Realizaciones. La naturaleza de un devoto puro
17. Prabhupāda los había convencido con la razón y la lógica
18. ¿Por qué Les dan la espalda a las Deidades?
19. Gotitas de néctar: Su personalidad compasiva y trascendental
20. Bhagavān es el controlador supremo
21. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la poligamia en ISKCON
22. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Adorador de la diosa Kālī
23. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
24. Personal: Su manera de dar clases
25. Realizaciones: ¿Qué hago con el āsana?
26. Bendición para escribir libro sobre psicología védica
27. Dios es un hecho científico
28. Hoy ella te ha prestado un servicio; mañana tú debes servirla
29. Gotitas de néctar: Kṛṣṇa es ilimitado —afirmó Prabhupāda—. Tú no.
30. Gotitas de néctar: Śrīla Prabhupāda mostró su tolerancia
31. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la orden de sannyāsa
32. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: El ladrón de joyas
33. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
34. Personal: Meticuloso
1. Automóvil equivocado
En 1972, cuando Śrīla Prabhupāda residía en casa de Kārttikeya Mahadevia en Bombay (India), ocurrió una mañana un incidente inusual. El secretario de Prabhupāda, Śyāmasundara dāsa, y su sirviente, Śrutakīrti dāsa, habían llevado a Prabhupāda a la playa de Chowpatti para que diese su paseo matutino. Śyāmasundara había conducido el automóvil del señor Mahadevia, uno de aquellos Ambassador negros tan populares en toda la India. Cuando todos estuvieron dispuestos para regresar, Śyāmasundara se encontró con que no podía poner en marcha el motor. Introdujo la llave en el contacto, pero ésta no giraba. Śyāmasundara intentó apretándola, maldiciéndola y forzándola hasta que se frustró por completo.
—No funciona Śrīla Prabhupāda —dijo—. Voy a ir a buscar un taxi—. Salió rápidamente del automóvil dejando a Śrīla Prabhupāda cantando japa con Śrutakīrti en el asiento trasero. Pasados unos pocos minutos, dos caballeros hindúes vestidos con traje y corbata se acercaron al automóvil, abrieron la puerta delantera y se introdujeron en él. Śrutakīrti se alarmó, pero Śrīla Prabhupāda inició una charla amistosa con ellos en hindi. Cuando uno de ellos introdujo su llave en el contacto, arrancó el auto y comenzó a conducir, Śrutakīrti comprendió por fin lo que había sucedido: ¡Śyāmasundara había llevado a Śrīla Prabhupāda a un auto equivocado! Cuando los auténticos propietarios del Ambassador negro escucharon la explicación de Śrīla Prabhupāda se sintieron honrados e insistieron en conducir a Śrīla Prabhupāda de regreso a la residencia del señor Mahadevia.
Śrutakīrti intentó disculparse por lo sucedido, pero uno de los caballeros se volvió y contestó: —¡Oh no!, ésta es una oportunidad muy buena para que le prestemos un pequeño sevā a Swamiji.
Entonces Śrīla Prabhupāda comenzó a explicarles las bases del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa y su misión a nivel mundial. Ellos escuchaban atentamente.
Cuando llegaron al edificio de Mahadevia, Śrīla Prabhupāda los invitó a tomar prasāda.
—No, tenemos que ir a la oficina. Pero muchas gracias, Swamiji.
—Sí, muchas gracias, Swamiji.
Tras este agradable incidente, Śrīla Prabhupāda comentó a su sirviente: —Esta es la diferencia entre la India y América. Si nos hubiéramos equivocado de automóvil en América, hubiéramos tenido un gran problema.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
Śrīla Prabhupāda repitió una anécdota similar en sus clases sobre una ocasión en que él y sus discípulos caminaban a través del terreno de un campesino en Vṛndāvana. El campesino salió junto con los miembros de su familia a recibir a Prabhupāda y a expresarle que era un gran honor para él tener a Śrīla Prabhupāda caminando por sus campos. Prabhupāda comparó esto a Occidente, donde hay carteles de «Cuidado con el perro», y donde hasta le pueden disparar a un intruso.
2. El Señor Caitanya es Kṛṣṇa mismo
Normalmente Śrīla Prabhupāda accedía a dar iniciación a los devotos basándose en la recomendación de los presidentes de templo, aunque a veces entrevistaba personalmente a los candidatos para ver si estaban preparados. Al menos ésa parecía ser su intención en Los Ángeles en junio de 1971, cuando llamó a Śubhānanda dāsa, Śrīnātha dāsa y a otro devoto a su habitación, antes de concederles su iniciación brahmínica.
—¿Qué concepto tienes de Kṛṣṇa? —preguntó Śrīla Prabhupāda volviéndose hacia Śubhānanda.
—Él es la Suprema Personalidad de Dios —replicó éste, enumerando las seis cualidades de Kṛṣṇa: riqueza, fuerza, fama, belleza, conocimiento y renunciación
—Muchas gracias —dijo Śrīla Prabhupāda.
Luego se volvió hacia Śrīnātha y le preguntó: —¿Quién es el Señor Caitanya?
Śrīnātha contestó con confianza: —Es la encarnación más magnánima de Kṛṣṇa.
—¡No! —replicó Prabhupāda—. Encarnación no: es Kṛṣṇa mismo.
Al principio Śrīnātha pensó en defenderse, recordando que en Las enseñanzas del Señor CaitanyaPrabhupāda usaba la palabra encarnación refiriéndose al Señor Caitanya. Luego, sin embargo, se dio cuenta de que no debía argumentar con el maestro espiritual. Śrīla Prabhupāda estaba corrigiendo y refinando su comprensión errónea.
Śrīla Prabhupāda explicó entonces brevemente que no hay diferencia alguna entre el Señor Kṛṣṇa y el Señor Caitanya.
—¿Han leído el Bhāgavatam? —preguntó Prabhupāda dirigiéndose a los tres, y ellos contestaron que sí.
—¿Han leído el capítulo sobre las encarnaciones?
De nuevo asintieron y dijeron que sí.
—Kṛṣṇa es la fuente de todas las encarnaciones y expansiones —dijo Śubhānanda, y Prabhupāda de nuevo contestó: —Muchas gracias.
Después Prabhupāda indicó a los tres candidatos a la iniciación que podían marcharse.
—¡Todas las glorias a usted, Śrīla Prabhupāda! —dijeron al marcharse.
--Jaya —contestó Prabhupāda.
Comentando entre ellos, los devotos coincidieron en que los requisitos de Prabhupāda parecían muy pocos. Ellos no habían sido devotos durante mucho tiempo y habían nacido y crecido en la degradada cultura occidental. Sólo les había preguntado: «¿Quién es Kṛṣṇa? ¿Quién es el Señor Caitanya? ¿En que son diferentes?». No se requerían grandes conocimientos o austeridades, sino fe en que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios y en que el Señor Caitanya es Kṛṣṇa mismo.
Entrevista con Śubhānanda dāsa y con Śrīnātha dāsa
3. ¡Prabhupāda dijo tantas cosas maravillosas!
En julio de 1976, cuando Śrīla Prabhupāda visitó Nueva Vṛndāvana, se sentía enfermo. Su secretario anunció que no habría reunión al aire libre aquella noche. Llovía, y Prabhupāda se quedó en una pequeña casa que le habían ofrecido. Se sentó en el diván de la sala, mientras Pradyumna dāsa le leía el Bhagavad-gītā tal como es. También estaban en la habitación algunos devotos. Prabhupāda tenía la mano sobre la cabeza y miraba hacia abajo. Pradyumna leyó aproximadamente durante una hora, y Prabhupāda no dijo nada. Todos los presentes eran amargamente conscientes de que Prabhupāda no se sentía bien, y sabían que estaba mostrándose muy misericordioso al sentarse con ellos por algún tiempo.
Finalmente, el secretario de Prabhupāda dijo: —Muchas gracias Prabhupāda por su asociación—. Era una clara indirecta para que todos se marchasen.
—Todas las glorias a Śrīla Prabhupāda —dijo otro devoto, y todos le ofrecieron sus reverencias y se dispusieron a retirarse. —¿Alguna pregunta? —dijo Śrīla Prabhupāda alzando la cabeza. Los devotos, muy contentos, se volvieron a sentar y comenzaron a preguntar a Prabhupāda cuestiones filosóficas. Una de las preguntas se refería a la llegada de Kali-yuga.
—Ve a buscar el Bhāgavatam —dijo Śrīla Prabhupāda. Pradyumna comenzó a leer una lista de las calamidades futuras en Kali-yuga. En cada punto Prabhupāda lo detenía y daba una explicación. En pocos minutos Prabhupāda estaba predicando dinámicamente y todos olvidaron lo enfermo que estaba.
Dijo que Vyāsadeva había visto el futuro y por tanto había predicho que el estándar de la belleza consistiría en el pelo largo. En el curso de la conversación, Śrīla Prabhupāda alabó también el hecho de vivir en Nueva Vṛndāvana, el tema favorito de los devotos de allí. Dijo que en la India, aunque la gente viva a las orillas de un río sagrado como el Ganges, aun así viajan grandes distancias para ir a un tīrtha, a un lugar de peregrinaje. —El río Ganges pasa por Calcuta —dijo— pero la gente de Calcuta recorre todo la distancia hasta Hardwar para bañarse en el mismo Ganges. Prabhupāda aseguró a los devotos de Nueva Vṛndāvana que el lugar donde estaban era igual a Vṛndāvana y por lo tanto no había necesidad de ir a ningún otro centro de peregrinación.
—Ustedes ya están viviendo en un lugar sagrado.
Después del darśana de aquella noche de lluvia, Rādhānātha comentó: —¡Prabhupāda dijo tantas cosas maravillosas!
Entrevista con Rādhānātha Swami
Aún nos falta por apreciar plenamente cuánto se sacrificó Prabhupāda para superar las dificultades de la enfermedad y la vejez con el fin de difundir la conciencia de Kṛṣṇa hasta su último aliento. Prabhupāda nos aconsejó repetidas veces en sus libros que uno no debe apegarse al cuerpo ni estar molesto por incomodidades corporales, siendo él mismo un ejemplo de esto. Uno normalmente no piensa mucho en las enfermedades de Prabhupāda, excepto que eran trascendentales. Su primera enfermedad tras llegar a América fue en 1967, cuando sufrió un ataque al corazón. Más tarde Prabhupāda fue diagnosticado diabético, sin embargo nunca tomó medicación o tratamiento regular para estas enfermedades.
Una vez en la India, un discípulo de Prabhupāda estaba preocupado por estar afectado de ictericia. El discípulo le comentó que tenía varios síntomas de ictericia como el color amarillento de los ojos y el excremento de color blanco. Al principio Prabhupāda rechazó la posibilidad de que su discípulo tuviera ictericia, aunque tuviera los síntomas. Dijo que el excremento a veces era de un color y a veces de otro, pero que estas cosas eran temporales e insignificantes: uno debía proseguir con su conciencia de Kṛṣṇa.
Similarmente, aun cuando a Prabhupāda se le diagnosticaron ciertas enfermedades, nunca pensó de sí mismo, «soy diabético» o «soy un enfermo cardíaco». Simplemente siguió con su servicio trascendental. Eso es una instrucción para todos nosotros. Las glorias de Prabhupāda no pueden ser imitadas, pero aun así nosotros también deberíamos poner nuestro servicio en primer lugar y no identificarnos como víctimas de alguna enfermedad. Cuando se hablaba demasiado de una enfermedad particular o incluso de su curación, Prabhupāda señalaba que la verdadera enfermedad es el cuerpo material y la cura real era cantar Hare Kṛṣṇa. A menudo pensamos —correctamente— que las enfermedades de Prabhupāda no tenían causas materiales, sino trascendentales. Observamos que no sólo eran trascendentales las causas, sino que también la respuesta de Prabhupāda a estas así llamadas enfermedades era enteramente trascendental. Él entendía que esto venía de Kṛṣṇa, y continuaba con su servicio tanto como le era posible, permaneciendo siempre en la plataforma trascendental. (También en la anécdota número 49, Rāmeśvara Swami describe cómo Śrīla Prabhupāda trascendió sus enfermedades físicas para entregar conciencia de Kṛṣṇa.)
4. Este ejemplo ya lo he dado alguna vez...
Cualquiera que haya escuchado a Śrīla Prabhupāda sabe que citaba muchos versos en sánscrito mientras predicaba. Pero, a veces después de predicar, murmuraba un verso como un comentario final, o una nota explicativa, o simplemente como una señal de que Su Divina Gracia estaba absorto en una cadena de pensamientos en conciencia de Kṛṣṇa.
--Hṛsīkeṇa hṛsīkeṣa, sevanam...
Śrīla Prabhupāda podía estar tratando los problemas personales de alguien, la administración de ISKCON o lo que fuera, y la cita podía percibirse como un recordatorio; dijese lo que dijese o hiciera lo que hiciera, Śrīla Prabhupāda siempre era consciente de que estaba actuando como sirviente de Kṛṣṇa y de los ācāryas en la cadena discipular de Kṛṣṇa.
Satsvarūpa dāsa Goswami recuerda haber estado presente durante uno de esos extáticos susurros en sánscrito de Śrīla Prabhupāda. Fue en 1971 en Dallas; Śrīla Prabhupāda había estado reprendiendo a Satsvarūpa por una serie de errores que había cometido en su labor como administrador. Más tarde, ambos salieron de la habitación para ir a ver a la Deidades de Rādhā-Kālachandajī, que estaban siendo preparadas para Su instalación. Mientras pasaban por el recibidor, Prabhupāda susurró: --Gṛheṣu gṛhamedhīnām...
Era el verso sobre el que había hablado en la clase de Bhāgavatam de la mañana, pero al oírsela susurrar a Prabhupāda como una pequeña canción, Satsvarūpa sintió de forma clara que Prabhupāda era completamente puro y trascendental, y que su enfado era simplemente una enseñanza para el beneficio de su discípulo.
Śrīla Prabhupāda sentía un placer genuino citando versos en sánscrito. Jayādvaita Swami recuerda una ocasión en que estaba con Prabhupāda en su habitación de Brooklyn y Prabhupāda citó un verso de Rūpa Gosvāmī. Era un verso que Prabhupāda citaba a menudo, pero los devotos pudieron ver, mientras lo citaba una vez más, que Prabhupāda estaba saboreando un placer profundo y nuevo. Para Śrīla Prabhupāda parecía ser otra oportunidad para estar con Rūpa Gosvāmī y servirle transmitiendo sus enseñanzas a otros.
A veces Prabhupāda decía: —Este ejemplo ya lo he dado alguna vez...
¡Alguna vez! Esta frase invariablemente daba entrada a un ejemplo que los devotos habían oído tantas veces que ya habían perdido la cuenta desde hacía tiempo. Sin embargo, para Śrīla Prabhupāda no había necesidad de inventar nada nuevo. El mismo ejemplo aún era oportuno, aún era perfecto, aún merecía citarse otra vez, de nuevo.
Satsvarūpa dāsa Goswami
5. Cartas de discípulos
Estoy empezando a entender que cualquier cosa en relación con Prabhupāda es realmente nectárea. Es su misericordia sin causa el hecho de que finalmente haya encontrado una forma de prédica a la cual estoy realmente apegado: hablarles a otros devotos de las gloriosas actividades de nuestro amado maestro espiritual. Toda palabra suya y cada paso dado por él son fuente de placer para millones de discípulos en todo el mundo. Sólo Prabhupāda puede convertir unas vidas miserables en algo digno. Él acepta el servicio más insignificante como algo grande.
Ayer mientras charlaba sobre Nueva Vṛndāvana durante el masaje de Prabhupāda, mencioné que a veces les hacíamos ārati a las vacas. En ese momento Prabhupāda frunció el ceño. Le pregunté si era correcto hacerlo y me dijo que no. Pregunté si se podía hacer algo en especial por las vacas. Él respondió que mantenerlas limpias, cepillarlas bien, bañarlas y también pulirles los cuernos y las pezuñas.
Prabhupāda recibió tu sandeśa ayer, y anoche, a petición de él, le puse dos trozos en el plato, junto con rodajas de piña y leche caliente. Mordió uno de los trozos y dijo que Kīrtanānanda Mahārāja hace unsandeśa de primera categoría. Luego dijo que el sandeśa y las rasagullās son dulces bengalíes y se consideran dulces estándar. Después estuvo criticando que en Los Ángeles cocinan dulces inventados: arroz hinchado con harina de algarroba, leche en polvo con colorantes y mantequilla de maní, variadas combinaciones que a él no le interesan. Dijo: —Les he dado sandeśas, rasagullās y bolitas dulces. Estos son los dulces estándar y son muy buenos. ¿Para qué buscar cosas diferentes?—. Así que anoche hice requesón y esta mañana le preparé sandeśas. A la hora del almuerzo le di uno de tus sandeśas y uno de los míos; se comió los dos. Cuando hubo terminado, le pregunté qué le habían parecido los sandeśas. Su rostro se iluminó y dijo: —¿Los hiciste tú?—. Le expliqué lo que había hecho y respondió que ambos estaban muy buenos. Estoy realmente contento, porque es uno de sus dulces favoritos.
Carta de Śrutakīrti dāsa
a Kīrtanānanda Mahārāja (27 septiembre 1972)
Estábamos aquí en Madrás sentados en la habitación de Śrīla Prabhupāda y Su Divina Gracia estaba haciendo una inspirante presentación de la conciencia de Kṛṣṇa. Entonces un joven como de unos 20 años interrumpió:
—Sí, entonces podremos sentir más amor y menos ira.
—¿Y qué hay de malo con la ira? —replicó Su Divina Gracia.
El joven se quedó sorprendido y desorientado:
—Bueno, eh... si nos enfadamos es difícil que tengamos paz en la mente.
Prabhupāda lo interrumpió y dijo: —De cualquier manera, eso es una especulación. Él mismo Kṛṣṇa se enoja. Nosotros somos partes integrales de Kṛṣṇa, y de hecho Kṛṣṇa recitó el Bhagavad-gītā para poner furioso a Arjuna. Arjuna no se enfureció cuando debía haberlo hecho. El único propósito del Gītā fue simplemente hacer que Arjuna se enojase y luchara. Lo mismo ocurre con la lujuria. En el Bhagavad-gītā el Señor Kṛṣṇa dice: «Yo soy ese kāma, esa lujuria que se aplica según el dharma»
Carta de Girirāja dāsa a Uddhava dāsa (21 enero 1971)
Esta es la primera vez que he usado intercambios de cartas entre devotos como entradas en El Néctar de Prabhupāda. Nos muestra otra forma maravillosa de glorificar a Prabhupāda. Estas cartas son especialmente nectáreas porque nos dan un sabor directo de la asociación con Prabhupāda, como si estuviera presente en la habitación contigua. Por consiguiente le pedimos a cualquier devoto que tenga cartas que él escribió cuando Prabhupāda estaba presente o que tenga alguna carta de devotos que viajaban con Prabhupāda, que por favor las entreguen para su uso en El Néctar de Prabhupāda.
6. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la agricultura
Así que tomen más tierras y ocúpenlas en la agricultura, arando con bueyes en lugar de tractores. Los bueyes se pueden usar para arar y para transportar. Con varios bonitos carros de bueyes pueden ir de pueblo en pueblo predicando. Poniendo la finca en el centro, con cuatro carros de bueyes ustedes pueden ir hasta quince kilómetros para un lado, quince para el otro, etc. Vendan libros, prediquen, y vivan en paz en la finca. Antes al buey se lo usaba para este fin; así que no existía este problema de no saber en qué manera usarlos. Lo primero es que tenemos que acabar con estos métodos artificiales: los bueyes deben usarse para arar, para transportar y para moler granos y de este modo evitar de una forma natural la maquinaria, el petróleo...
Carta a Balavanta dāsa (1 marzo 1977)
Respecto a la finca en Nueva Orleans, no hagan azúcar. Hiervan el jugo de la caña hasta que se vuelva melaza. Pueden comer melaza en lugar de azúcar. Hiérvanla hasta que se vea granulada y guárdenla en recipientes cerrados. No traten de hacer azúcar para vender. Lo único que conseguirían es tener más problemas.
Carta a Jagadīśa dāsa (20 noviembre 1975)
Sí, si nuestros devotos casados no pueden distribuir libros, entonces que vivan en las comunidades agrícolas. Con un telar manual pueden producir hilo de coser, pueden hacer toda clase de actividades. Pero tienen que hacer algo, no sentarse ociosos, porque un cerebro ocioso es el taller del diablo.
Carta a Nityānanda dāsa (12 abril 1977)
Nuestras vacas son felices, por eso dan tanta leche. La civilización védica le da protección a todas las criaturas vivientes, especialmente a las vacas, porque ellas prestan un servicio muy grande a la sociedad humana en la forma de la leche, sin la cual nadie puede ser saludable y fuerte. En tu país se protege al perro y se mata a la vaca. El perro defeca y orina en la calle y aun así es considerado el mejor amigo del hombre; en la vaca todo es puro: el excremento, la orina y la leche; sin embargo la llevan al matadero para sacrificarla y comérsela. ¿Qué clase de civilización es ésta? Por lo tanto tienen que predicar contra este absurdo.
Carta a Rūpānuga dāsa (7 diciembre 1975)
Puedes visitar nuestros proyectos agrícolas en Nueva Vṛndāvana y en Port Royal (Pennsylvania). Ellos hacen todo muy bien, y tú puedes desarrollar tu finca en base a ese modelo. Es muy bueno que estés cultivando tus propios granos. Mi ambición es que todos los devotos se vuelvan autosuficientes mediante la producción de verduras, granos, leche, frutas, y flores, tejiendo sus propias telas en telares manuales. Esta vida simple es muy hermosa. La simple vida campesina ahorra tiempo para otras ocupaciones, como cantar el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa.
Carta a Tuṣta Kṛṣṇa dāsa (23 agosto 1976)
Cuando estuve en Francfort, me agradó ver las granjas llenas de vacas que rodean nuestro templo. Desafortunadamente las matan. Si pudiéramos desarrollar nuestro proyecto agrícola sin matanza de vacas, sería un gran ejemplo para el país. Si las dejamos vivir en lugar de matarlas, obtendremos muchos alimentos nutritivos llenos de vitaminas. En Nueva Vṛndāvana he visto lo felices que viven nuestros devotos, al aire libre, con hortalizas frescas y leche en abundancia, viviendo de forma sencilla en cabañas. ¿Qué más quieren? No debemos atender al cuidado del cuerpo, debemos dedicar tiempo a cantar Hare Kṛṣṇa. Debemos propagar esta misión. Ahorren tiempo y canten Hare Kṛṣṇa.
Carta a Haṁsaduta dāsa (9 julio 1974)
7. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Servicio devocional es muy elevado
Una vez, cuando Śrīla Prabhupāda estaba en Māyāpura, dos de sus sannyāsīs visitaron un templo y oyeron a un pūjārī hindú hacer un comentario extraño. Mientras los discípulos de Śrīla Prabhupāda recibían el darśanade los Deidades, el pūjārī pareció apreciar su actitud respetuosa y su compostura.
—Continúen realizando servicio devocional —les aconsejó el brāhmaṇa pūjārī-- y puede ser que en su próxima vida nazcan como brāhmaṇas.
Más tarde, los discípulos fueron a ver a Śrīla Prabhupāda y le contaron lo ocurrido. Prabhupāda sonrió y les contó una historia.
Había una anciana que vivía en una remota aldea; un día, el juez británico del distrito visitó su aldea. La anciana había estado involucrada en una disputa sobre la propiedad de unas tierras, que algunos de sus parientes estaban intentando arrebatarle. Sus amigos le aconsejaron que fuera a ver al juez y presentase ante él el asunto para su resolución. Cuando así lo hizo, el juez dictaminó inmediatamente a su favor y se aseguró de que las tierras se inscribieran a su nombre. Encantada, la anciana mujer intentó ofrecer sus bendiciones al juez.
—Yo lo bendigo —dijo emocionada— para que en su próxima vida se vuelva agente de policía.
En la mente de la anciana, explicó Śrīla Prabhupāda, el cargo de jefe de policía era lo más elevado que podía imaginar. Similarmente —continuó Śrīla Prabhupāda— ese brāhmaṇa de casta no sabe que el servicio devocional es mucho más elevado que nacer como brāhmaṇa.
Entrevista con Bhakticāru Swami
Aunque el pūjārī hindú bendijo con mentalidad estrecha a los devotos para que en sus próximas vidas se convirtiesen en brāhmaṇas hindúes, al menos apreció su respeto y devoción en el templo. Como apreció a su manera el comportamiento de los devotos, quiso bendecirlos y desearles el bien. Una conducta correcta por parte de los seguidores de Prabhupāda es un crédito para Prabhupāda, para el movimiento de conciencia de Kṛṣṇa y para los devotos. Sin embargo, el crédito para los devotos debe ganarse; no es automático. Prabhupāda escribe en El Néctar de la Instrucción: «De hecho, vengan los devotos de una familia de ācāryasprevios o de una familia ordinaria, deben ser tratados igualmente. No se debe pensar: ”Oh, este es ungosvāmī norteamericano”, y discriminarlo. Ni se debe pensar: “Oh, este es un gosvāmī de la nityānanda-vaṁśa”» [Upadeśāmṛta 6, pág. 62].
De acuerdo a las declaraciones de Śrīla Rūpa Gosvāmī en este verso, un gosvāmī norteamericano y ungosvāmī nacido en una familia de ācāryas no son diferentes. Si alguna vez vamos a un templo o lugar de peregrinaje, ello debe ser para nuestro propio servicio devocional, y debemos hacerlo con humildad y pureza para representar adecuadamente a Prabhupāda. Prabhupāda también dijo que dondequiera que vayamos en el mundo, si seguimos los principios y nos comportamos correctamente, la gente adorará a los devotos. Y aunque el brāhmaṇa del templo no nos bendiga, Prabhupāda y Kṛṣṇa estarán complacidos con nuestra conducta pública apropiada.
8. Personal: Los cambios en su forma de actuar
Algunos devotos han concluido que durante los años que Prabhupāda estuvo con ISKCON (desde 1966 a1977), él pasó por tres etapas. La primera fase fue cuando Śrīla Prabhupāda era el único devoto responsable de predicar y todos acudían a él como el único guía espiritual, sin intermediarios. Así es como Śrīla Prabhupāda se presentó a los devotos en el primer templo de Nueva York y en el templo de San Francisco. Como «Swamiji» era tolerante, siempre parecía tener tiempo de sobra para hablar con cualquiera, y solamente de una manera gradual pidió a sus discípulos que siguieran las reglas y regulaciones. Estaba tratando de comenzar un movimiento después de haber pasado un año en América sin que nadie se hubiera unido a él; así pues, si los discípulos dejaban que limpiase solo su apartamento, o compartían el cuarto de baño con él, él lo toleraba. Durante esta época también su forma de vestir era en algunos detalles distinta de más adelante. No llevaba kurtās, sino un cādar sobre el pecho desnudo, o bien se ponía un suéter barato de cuello alto que le habían dado sus seguidores. Iba con ellos en trenes, autobuses y metro, y no viajaba mucho, sino que se quedaba en cada templo durante varios meses consecutivos.
Todo esto cambió durante el período en que el movimiento creció rápidamente (desde 1969 hasta 1975). Śrīla Prabhupāda, mediante sus propios esfuerzos cargados de poder, se convirtió en el líder mundial de una religión influyente. Fueron años de tremendos esfuerzos para él. Revitalizó la India predicando la conciencia de Kṛṣṇa, viajando mucho por aquel país, y dirigiendo allí la construcción de templos importantes. También dio varias vueltas al mundo. A medida que iba iniciando a cientos y miles de discípulos, se fue volviendo menos accesible a ellos. Ahora —porque así lo dispuso él mismo— sus líderes, especialmente los presidentes de templos, los sannyāsīs y los GBC, se ocupaban de la mayoría de los problemas, aunque las decisiones finales y la carga última de todo recaía siempre sobre él.
La tercera fase fue la retirada gradual de su participación intensa en la dirección. En un sentido, la segunda fase de plena participación en la expansión de ISKCON continuó hasta el final. Pero es cierto que Śrīla Prabhupāda empezó a permitir que sus representantes miembros del GBC aceptaran cada vez más responsabilidades. Al menos éste era su deseo. Explicó que quería dedicar más tiempo a escribir. Comenzó a quedarse más tiempo en la India, donde parecía encontrarse más como en su casa, y cuando realizaba giras a América y Occidente no se involucraba mucho en la administración de los templos, sino que daba clases. Gradualmente, sus conferencias públicas fueron también una responsabilidad que asignó a sus discípulos más antiguos, mientras que él predicaba más a los devotos con permanencias cortas en diferentes templos. Ahora ya no tenía que ser el pionero de cada nueva apertura o inauguración del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa, ya que sus discípulos viajaban a todo lo largo y ancho del planeta para abrir nuevos centros, con la credibilidad de Śrīla Prabhupāda como base y sus libros como armas.
Después, en su último año, cambió claramente el ánimo de su actividad y permaneció casi de continuo enla India, a medida que sus actividades corporales disminuían e iba entrando poco a poco en el último pasatiempo: el de su partida. Agrupó a unos pocos discípulos a su alrededor para que le ofreciesen un servicio personal e íntimo, e hizo preparativos para la continuidad del movimiento después de su desaparición.
Aun cuando algunos de estos cambios en la conducta de Śrīla Prabhupāda a través de los años son innegables, Prabhupāda tenía muchas cualidades inmutables. Como él mismo dijo: —No he olvidado a Kṛṣṇa ni siquiera un momento de mi vida—. Prabhupāda también dijo que él siempre era el mismo, desde los primeros días de su llegada a América. La única diferencia era que Kṛṣṇa le había enviado hombres y dinero, y con ello Prabhupāda transformó la prédica de la conciencia de Kṛṣṇa, aunque él personalmente seguía siendo el mismo. Śrīla Prabhupāda decía: —ISKCON puede ser muy grande, pero yo soy muy pequeño—. Él era siempre una persona pura, el predicador empoderado y el bienqueriente gentil, manifestándose en papeles diversos de acuerdo con lo que Kṛṣṇa dispusiera.
Con los años, Śrīla Prabhupāda comenzó a vestir mejores ropas de sannyāsī, comenzó a utilizar mejores automóviles, viajaba en aviones, aceptaba millones de dólares en nombre de Kṛṣṇa; pero siguió siempre siendo el mismo, el sirviente puro, y lo usó todo para el Señor, sin tendencia alguna de disfrute. Cualquier cosa apropiada y útil para el servicio de Kṛṣṇa, él la aceptaba. Siempre quiso que todo el mundo se hiciera consciente de Kṛṣṇa y para ello estaba dispuesto a trabajar constantemente. Siempre era dulce y considerado, y siempre estaba en contacto con Kṛṣṇa. Siempre llevaba sus cuentas de japa en una bolsa y rezaba con ellas y siempre llevaba kaṇthī-mālā alrededor del cuello y tilaka en la frente. Siempre trabajaba en la traducción de Escrituras trascendentales como el Śrīmad-Bhāgavatam; para ello se levantaba en la noche y dictaba sus significados Bhaktivedanta.
Nunca cambió su filosofía como los científicos especuladores o como los filósofos occidentales o los héroes culturales los hombres de negocios de moda, que se adaptan a los tiempos para mantener su popularidad. Siempre ofrecía el mismo producto inapreciable, la filosofía del Señor Caitanya y el Señor Kṛṣṇa, exactamente tal como la había recibido de su maestro espiritual. George Harrison notó y apreció esta cualidad en Prabhupāda cuando declaró: —Simplemente él hablaba siempre de Kṛṣṇa, no importa quién estuviera ante él. Cuando quiera que lo veías, era siempre el mismo. Y no es que te decía que cantaras el mantra Hare Kṛṣṇa y la siguiente vez te decía: «Disculpa, ya no lo hagas, me equivoqué». No, él era siempre el mismo.
Nosotros, los seguidores de Prabhupāda, deberíamos aprender de su līlā este arte: cómo actuar según los tiempos y adaptarnos a la ocasión, la persona y el lugar, pero al mismo tiempo conservar intacta nuestra personalidad original consciente de Kṛṣṇa. Las convicciones profundas e inamovibles de Prabhupāda son milagrosas cuando consideramos que no las cambió al venir a América. Nunca cambió sus vestidos, su dieta ni su vida regulada, a pesar de los consejos de ciertos «svāmīs» que le decían que así lo hiciera. Era también maravillosa su habilidad para realizar ajustes dinámicos, como por ejemplo establecer una cuota de japa que sus discípulos pudieran completar y otorgar a las mujeres iguales derechos para la iniciación.
¡Todas las glorias al firme trayecto de los pasatiempos de Śrīla Prabhupāda en este mundo! ¡Todas las glorias a su posición fija, más precisa que la órbita del Sol en el cielo! ¡Y todas las glorias a su inteligencia trascendental en la prédica, por la cual cambiaba su forma de actuar siguiendo las indicaciones de Kṛṣṇa para obtener los mejores resultados en la presentación de la conciencia de Kṛṣṇa a las reacias almas condicionadas! Que su movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa continúe reflejando estas dos fortalezas de cambio y perdurabilidad.
Satsvarūpa dāsa Goswami
9. Historia: "El dinero atrae al dinero"
Poco después de la gran inauguración del templo de Kṛṣṇa-Balarāma, Śrīla Prabhupāda permitió al Banco Nacional del Punjab abrir una sucursal en una gran sala de la Casa de Huéspedes Kṛṣṇa-Balarāma, cerca de la casa de Śrīla Prabhupāda. Los directivos del banco y sus amigos acudieron, así como muchos devotos, y tuvo lugar una ceremonia de inauguración. Los devotos también repartieron dulces prasāda. Con motivo de este acto, Prabhupāda habló en público, comparando al director del banco con Kuvera, el tesorero de los semidioses.
Prabhupāda contó la historia de cómo Dhruva Mahārāja había estado matando «como nada» a losyakṣas. Svāyambhuva Manu aconsejó a Dhruva que cesara la matanza y Dhruva accedió. Entonces, Kuvera fue en persona a ver a Dhruva y le ofreció una bendición. Sin embargo, aunque el tesorero de los semidioses le estaba ofreciendo cualquier maravilla que pudiera desear, Dhruva Mahārāja dijo: —Por favor bendíceme para que pueda estar siempre ocupado en el servicio de Kṛṣṇa—. Prabhupāda dijo entonces que ésta era también la bendición que le gustaría pedir al Kuvera local, el director del Banco de Punjab. En esta misma ocasión, Śrīla Prabhupāda narró la historia de un hombre que había escuchado que «el dinero atrae al dinero». Este hombre entró en un banco y fue directo a una ventanilla en la que un cajero estaba contando dinero. El hombre tomó su dinero y lo arrojó sobre el montón de billetes que faltaba contar. Luego, se quedó allí quieto durante largo rato, mirando la pila de billetes. Finalmente el cajero le preguntó:
—Disculpe señor, ¿qué está haciendo?—.Y el hombre respondió: —He oído decir que «el dinero atrae al dinero». Por lo tanto he tirado mi dinero sobre esa pila de billetes y ahora estoy esperando que vengan a mí todos los billetes.
—Sí —dijo el empleado—, es cierto que el dinero atrae al dinero: ahora mi dinero ha atraído al suyo.
Jayādvaita Swami, carta a Satsvarūpa dāsa Goswami
La historieta de Śrīla Prabhupāda en la inauguración del banco en Vṛndāvana, muestra su habilidad maravillosa para predicar de acuerdo al tiempo y al lugar. Una vez Prabhupāda predicó a una reunión de abogados. Arguyó que el canto del Hare Kṛṣṇa aliviaría los sufrimientos de todas las personas pecaminosas, mas para sostener tal afirmación, dijo que tenía que haber una evidencia, como en una corte de justicia. Y su evidencia estaba en la canción de Narottama dāsa Ṭhākura acerca de Jagāi y Mādhāi, dos grandes pecadores que habían sido salvados por el movimiento Hare Kṛṣṇa quinientos años atrás. Asimismo hoy uno podía ver prácticamente cómo bebedores y degenerados se habían santificado mediante el movimiento Hare Kṛṣṇa.
10. Carruajes sin caballos
En sus clases, Śrīla Prabhupāda a menudo ridiculizaba la civilización de los «carruajes sin caballos», en que los autos van rrm-rrm de un lado a otro por las autopistas, ocasionando a menudo accidentes fatales. También él experimentó personalmente los peligros de montar en automóvil.
En una ocasión, de camino a Māyāpura, con Gargamuni al volante, el auto golpeó a un hombre que estaba reparando la carretera. Aunque el hombre no se lastimó mucho, a medida que el auto iba frenando, la gente del lugar bloqueaba la carretera y rodeaba el coche. Muy pronto un gran grupo de bengalíes airados estaban gritando iracundos al carro. Śrīla Prabhupāda bajó la ventanilla y les habló en voz muy fuerte en bengalí. Tras un rato, Prabhupāda se volvió a Gargamuni y le dijo: —Dales diez rupias—. Las diez rupias sólo sirvieron para producir más gritos y amenazas.
—Dales diez más— dijo Prabhupāda. Cuando Gargamuni hizo esto, Śrīla Prabhupāda indicó: —Ahora podemos irnos—. El automóvil comenzó a moverse lentamente, la multitud se dispersó, y el grupo de Prabhupāda siguió su marcha, después de la horrible experiencia. Entonces Śrīla Prabhupāda comenzó a reprender a Gargamuni por conducir demasiado de prisa.
Otra vez, en América, en un paseo matutino, Śrīla Prabhupāda dio la misma instrucción. Rādhāvallabha dāsa estaba evocando una ocasión en que había viajado en auto a 140 km por hora para recibir a Śrīla Prabhupāda en el aeropuerto de Nueva York. Un policía de tráfico iracundo lo paró, dijo Rādhāvallabha, pero cuando vio que Rādhāvallabha era un Hare Kṛṣṇa y escuchó que iba a recibir a Śrīla Prabhupāda, le permitió marcharse.
Śrīla Prabhupāda no pareció impresionado ni interesado en la historia.
—No vayan tan rápido —replicó—. No abusen.
—Bueno, estábamos yendo a recogerlo a usted al aeropuerto —dijo Rādhāvallabha sonriendo.
—Eso está bien —dijo Prabhupāda—. Pero no vayan tan rápido.
Algunos años antes, cuando un devoto se mató en un accidente automovilístico, por cansancio, después de toda una noche de conducción, Śrīla Prabhupāda lamentó mucho la pérdida de un vaiṣṇava, un discípulo llamado Jaya Gopāla. En una carta que escribió después de la tragedia, Śrīla Prabhupāda decía que cualquier beneficio obtenido al conducir velozmente toda la noche, se había perdido con creces por la pérdida del devoto.
Entrevistas con Śrutakīrti dāsa, Satsvarūpa dāsa Goswami Rādhāvallabha dāsa, y Pūrṇacandra-devī dāsī
Los devotos han notado en varias ocasiones que Prabhupāda demostraba una percepción extrasensorial de los acontecimientos. Prabhupāda estaba en Florida con Hṛdayānanda dāsa Goswami, yendo en automóvil detrás de un camión de fruta. Prabhupāda lo señaló y dijo: —Oh, ¿melones?—. Hṛdayānanda Goswami explica: Nosotros miramos, pero todo lo que podíamos ver eran naranjas de Florida. Dijimos: —No, Prabhupāda, son naranjas—. Pocos minutos después, adelantando al camión, vimos los melones detrás de las naranjas: ¡estaban escondidos! Prabhupāda rió y dijo: —Sí, ahí están los melones.
Una vez, en el Bhaktivedanta Manor, Śrīla Prabhupāda se quejó de un grifo goteando que lo molestaba. Los devotos buscaron y buscaron pero no encontraron nada. Finalmente, fuera de su habitación, siguiendo por un corredor, bajando unos cuantos escalones, continuando por otro pequeño corredor y dentro de un armario, en un lugar de donde nunca se tomaba agua, encontraron el ofensivo grifo. Nadie pudo saber cómo hizo para escuchar el goteo.
11. Gotitas de néctar: "Ustedes están ciegos. Yo estoy viendo bien"
En Vṛndāvana hay unos vientos cálidos llamados lū que soplan desde el desierto Rajputan y pueden ser mortales cuando se inhalan o cuando penetran en los oídos de una persona. Cuando viene un lū, la mayoría de los habitantes de Vṛndāvana se quedan en sus casas y cierran las ventanas. Una tarde, mientras Prabhupāda estaba sentado en la azotea de su casa de Vṛndāvana, comenzó soplar un lū. Primero la atmósfera se lleno de calma, como sucede antes de una tormenta, y luego llegaron los vientos. El sirviente de Śrīla Prabhupāda, Upendra, salió corriendo, tapándose la cabeza y recogiendo los papeles que había sobre el pequeño escritorio de Śrīla Prabhupāda. Śrīla Prabhupāda estaba dictando el Śrīmad-Bhāgavatam y no quería marcharse, aunque Upendra le rogó que lo hiciera para evitar los vientos que venían. Prabhupāda aceptó uncādar, pero se quedó, mientras su sirviente continuó entrando y saliendo periódicamente desde la azotea al interior del edificio para ver si Śrīla Prabhupāda estaba bien o si quería alguna cosa. Era esta una temporada en la cual Śrīla Prabhupāda se sentía enfermo; aun así, se sentó en silencio e intentó continuar su trabajo con gran determinación a pesar de los vientos mortales.
Entrevista con Sarvamaṅgala-devī dāsī
—¿Qué es eso? —preguntó Śrīla Prabhupāda. Acababa de llegar a la azotea del edificio de Māyāpura, cuando vio una lotā [recipiente de latón], que estaba junto a una hilera de macetas con plantas de tulasī. Śrīla Prabhupāda parecía contrariado por este detalle, aunque para el grupo de devotos que caminaban con él, lalotā y las plantas de tulasī se veían perfectamente normales.
—¿Pasa algo malo? —preguntó un devoto.
—Vayan al baño —dijo Śrīla Prabhupāda— y fíjense si está la lotā—. Alguien corrió a la letrina, salió y dijo: —No, Śrīla Prabhupāda.
—Tan sólo vean —dijo Śrīla Prabhupāda—, eso es un gran aparādha [ofensa].
Los devotos quedaron admirados del trabajo detectivesco de Śrīla Prabhupāda, quien había notado instantáneamente que alguien había sacado la lotā del baño y la había utilizado para regar las plantas detulasī.
Entrevista con Rādhāvallabha dāsa
Algunas veces Śrīla Prabhupāda daba vueltas alrededor del templo de Krishna-Balaram cantando japa como parte de su paseo matutino. En una de esas ocasiones, se volvió a los devotos que lo acompañaban y dijo: —Ustedes están ciegos, yo no.
Nadie sabía exactamente lo que quería decir. ¿Era una sentencia filosófica?
Tras otra vuelta, Śrīla Prabhupāda repitió: —Ustedes están ciegos. Yo estoy viendo bien—. Esta vez señaló unas bombillas eléctricas que estaban encendidas fuera del templo aunque ya había amanecido y había suficiente luz.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa y Candrikā-devī dāsī
12. El Kṛṣṇa de Vṛndāvana es el más dulce
Rādhānātha Swami recuerda una visita que Śrīla Prabhupāda realizó en 1976 al viejo barracón en Nueva Vṛndāvana. En 1968 Prabhupāda había vivido en esa casa situada en el corazón del bosque cuando eso era todo lo que había en Nueva Vṛndāvana. Y aunque había visitado con frecuencia el pujante proyecto de Nueva Vṛndāvana, nunca había vuelto al antiguo barracón.
—Si limpian bien este lugar, yo traeré a Prabhupāda hasta aquí arriba —dijo Kīrtanānanda Swami. Pero más tarde cambió de opinión: —No, no podemos traerlo. Va a decir que esto se ve como una selva. No es apropiado—. Rādhānātha oyó esto descorazonado, ya que era el pūjārī de las Deidades de Rādhā-Vṛndāvananātha, que residían en el pequeño templo del barracón. Había estado pensando que si el devoto puro, Śrīla Prabhupāda, iba a ver a Rādhā-Vṛndāvananātha, esa sería la perfección de su servicio devocional a las Deidades. Decidió llevar al menos una fotografía de Rādhā-Vṛndāvananātha a Śrīla Prabhupāda para que Los viera.
Un día, durante la visita de Śrīla Prabhupāda, Kīrtanānanda Swami presentó a Rādhānātha a Śrīla Prabhupāda y le dijo que él había estado haciendo el sandeśa de Śrīla Prabhupāda.
—Muy bueno —afirmó Śrīla Prabhupāda. Entonces Rādhānātha le mostró a Prabhupāda una foto de 20 por25 cm de Rādhā-Vṛndāvananātha. Śrīla Prabhupāda miró a las Deidades en silencio y meditando durante un minuto. Luego empezó a glorificar al Señor Kṛṣṇa. Dijo que el Kṛṣṇa de Vṛndāvana es el más dulce. Cuando Kṛṣṇa está en Mathurā o Dvārakā, Su belleza es de ciudad, pero cuando está en la aldea de Vṛndāvana, Su belleza es más dulce. Mientras decía esto, Śrīla Prabhupāda seguía mirando la fotografía de Rādhā-Vṛndāvananātha. Luego contó que Kṛṣṇa sale a los campos de pastoreo con Su cuerno de búfalo y Su flauta a pastar las vacas y jugar con Sus amigos. Kṛṣṇa y Sus amigos quedan tan absortos en sus juegos, que madre Yaśodā tiene que salir a buscar a Kṛṣṇa y traerlo a casa.
—¿Dónde están estas Deidades? —preguntó Śrīla Prabhupāda a Kīrtanānanda Swami.
—Están en la parte antigua de la finca —respondió Kīrtanānanda Swami—, el lugar donde estuvo usted hace varios años.
—¿Me puedes llevar allí a verlas? —preguntó Śrīla Prabhupāda.
—Es muy difícil llegar allí —replicó Kīrtanānanda—. El camino es muy malo. Va a ser incómodo para usted.
—¿No tienes un jeep? —sugirió Śrīla Prabhupāda.
Viendo la persistencia de Śrīla Prabhupāda, Kīrtanānanda Swami dijo que iban a hacer todos los preparativos para que fuera allí.
Cuando los brahmacārīs de los viejos barracones oyeron estas noticias, se pusieron extáticos. Intentaron lo mejor que pudieron limpiar y preparar su templo del bosque y planearon cómo recibir a Śrīla Prabhupāda. Rādhānātha enfatizó que Kīrtanānanda Swami había dicho que era muy importante que la grabación de la canción Govindam comenzase tan pronto como Śrīla Prabhupāda entrara por la puerta del templo. Por lo tanto, la grabadora debía estar rebobinada y colocada estratégicamente. Un vigía debía aguardar en la carretera y otro cerca de la casa para avisar la llegada de Śrīla Prabhupāda al templo. Rādhānātha, el pūjārī, se quedaría junto a la grabadora, listo para pulsar el botón en el instante preciso.
Entretanto, Śrīla Prabhupāda, cuando había recorrido tres cuartos del camino al barracón decidió bajarse de la camioneta en la que venía e ir caminando el último trecho como paseo matutino. Mientras caminaba, uno a uno todos los vigías se unieron a él. Pasando a una vaca negra, uno de los devotos dijo:
—Śrīla Prabhupāda, esta es la primera vaca de Nueva Vṛndāvana.
—Sí —contestó Prabhupāda—, ya conozco a Kāliya.
Finalmente llegaron al barracón. Por algún motivo, todos los demás devotos se detuvieron fuera y Śrīla Prabhupāda entró solo en el templo. Quedó de pie con las manos juntas, mirando al sorprendido Rādhānātha, que estaba esperando el aviso de los vigías. Con un leve retraso, Rādhānātha pulsó el botón y comenzóGovindam. Entonces abrió las cortinas y Śrīla Prabhupāda se hizo a un lado, mirando a Śrī Śrī Rādhā-Vṛndāvananātha. Con la cabeza hizo un gesto de aprobación, el cual extendió posteriormente al pūjārī. Tras unos pocos momentos, Prabhupāda caminó al fondo del templito y se sentó en el vyāsāsana de aspecto rústico. En forma sublime y natural comenzó a dar la clase de la mañana sobre el Śrīmad-Bhāgavatam.
Rādhānātha Swami, entrevista
En más de una ocasión Prabhupāda dejó ver que se encontraba como en casa en Nueva Vṛndāvana; elPrabhupāda-līlāmṛta describe esto cuando narra la primera visita de Prabhupāda al lugar. Aunque estaba acostumbrado a las grandes ciudades, tan pronto como llegaba a un sitio como Nueva Vṛndāvana o la finca en Hyderabad, se sentía cómodo y feliz en unas condiciones de vida tan primitivas. En la India Prabhupāda había pasado la mayor parte de sus primeros años en ciudades: creció en Calcuta, tuvo negocios en Allahabad y viajaba como hombre de negocios. Por consiguiente su atracción hacia estos simples parajes forestales era trascendental; también nos decía que a Kṛṣṇa Lo atraen tales parajes en la Vṛndāvana original. Prabhupāda siempre se entusiasmaba ante la perspectiva del varṇāśrama-dharma, la vida campesina y la protección de las vacas cuando llegaba a estos lugares. Le entusiasmaba ver una finca consciente de Kṛṣṇa desarrollada en una atmósfera sencilla.
Rādhānātha Swami cuenta que en una ocasión en Nueva Vṛndāvana, Prabhupāda dijo que los devotos debían quedarse en Nueva Vṛndāvana y estar satisfechos. Era lo mismo que Kīrtanānanda Swami les decía repetidamente a los devotos, pero cuando Prabhupāda lo dijo se convirtió en una gran confirmación para los devotos de allí. Prabhupāda estaba satisfecho de quedarse en su comunidad rural, y ellos debían seguir ese ejemplo.
13. Śrīla Prabhupāda dijo: Acerca de los restaurantes
El otro día Su Divina Gracia reveló en detalle sus planes para los restaurantes Hare Kṛṣṇa, que pueden ser abiertos en cualquier parte del mundo. Después de su última charla me dijo que me encargara de que esta información se diseminara entre todos los devotos. Él describió esto como «la próxima fase de nuestro movimiento». Así pues, hagan por favor una circular de la información que sigue para su distribución a todos los centros de ISKCON.
Nuestras fincas del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa, como Nueva Vṛndāvana, están produciendo mucho ghī. Ese ghī se debería vender a los diversos templos, y —una vez comiencen a abrirse restaurantes— el ghī será una de sus principales materias primas. Otras provisiones como hortalizas, cereales, etc. pueden obtenerse a nivel local.
Los restaurantes deben ser de estilo autoservicio. El prasāda se mantiene en exhibidores y la gente pasa en fila con una bandeja y van eligiendo lo que quieren. Prabhupāda propuso que haya un solo precio, y que si una persona se sirve más que otra, no debe pagar más. Puede comer tanta comida como quiera por un precio estipulado. Sin embargo no debe desperdiciarse la comida. Cada persona debe servirse lo que pueda comer. Al oír, esto un devoto dijo: —Prabhupāda, me parece que las personas se irán a sus casas llevándose las samosās en los bolsillos—. Śrīla Prabhupāda respondió: —No, esto es un negocio. Sólo pueden servirse lo que van a comer. No deben pagar más por comer más, como sucede en los hoteles, que apenas comes algo más y te hacen una nueva cuenta.
También podemos hacer un servicio de entrega a domicilio. El prasāda debe servirse siempre fresco, y a medida que se va acabando se va cocinando más. El exhibidor debe verse siempre completo. Deben haber veinte tipos de dulces y veinte tipos de preparaciones saladas como kacaurīs y samosās (hechas con papas, coliflor, arvejas, harina blanca y ghī). Los vegetales deben servirse calientes. Todo debe estar tan limpio que no se vea ni una mosca. Cuando la primera tanda de prasāda esté preparada, se ofrece al Señor Caitanya con un ārati, y así el prasāda del resto del día se considera ofrecido. Por supuesto, está prohibido fumar en el restaurante. Se pueden poner cintas de nuestros kīrtanas. La idea es que las personas que no vienen al templo vengan a nuestros restaurantes, coman prasāda y escuchen. Así mismo, ello ocupará a nuestros devotos en una variedad de tareas, y evitaremos que coman en nuestros templos en nombre del servicio devocional sin tener ninguna ocupación. ¡Restaurante Hare Kṛṣṇa! Debemos registrar el nombre —dijo Śrīla Prabhupāda— para que nadie lo copie.
Deben haber todas las variedades estándar, comida cocinada con ghī y con agua. Especialmente la comida cocinada con ghī es maravillosa y saludable. La gente debe venir y relajarse, comer y hablar en una atmósfera tranquila. Vean qué buena es la conciencia de Kṛṣṇa. En cada restaurante habrá también una pequeña tienda de libros y discos.
Los devotos harán todo el trabajo del restaurante. Si es necesario incluso podemos importar un experto cocinero hindú. Al final de la jornada, todo tiene que estar bien lavado, y no deben haber restos. A una cierta hora, al final del día, los remanentes se deben dar a mitad de precio, o incluso algunos pueden darse regalados. El proyecto debe ser un negocio económicamente provechoso.
Comiencen con un solo restaurante para entrenar a los devotos. Después, gradualmente pueden ir expandiéndose. Se pueden vender buenas bebidas. La leche masālā (hecha con pequeñas cantidades de jengibre, pimienta, canela y azafrán) se puede servir caliente, y también zumos de fruta fríos. No se servirá té. Con la leche caliente se puede hacer yogur, y cuando se bebe en forma de suero, es muy buena para la digestión.
Carta de Satsvarūpa dāsa Goswami (18 junio 1974),
cuando servía a Śrīla Prabhupāda como secretario
Es una buena idea que la gente venga a nuestros restaurantes vegetarianos y coman tantas cosas buenas, especialmente panir (o queso frito), samosās, kacaurīs, rasagullās y sandeśas. Así rápidamente olvidarán el comer carne. Si preparamos una sopa de panir frito con asafétida y jengibre, reemplazará la estúpida sopa de langosta. Naturalmente, no nos interesa darles simplemente comida vegetariana, queremos darles prasāda. Así poco a poco se irán haciendo devotos.
Carta a Tuṣta Kṛṣṇa dāsa (9 noviembre 1975)
Quiero que todos los devotos casados se dediquen a organizar estos restaurantes.
Carta a Guru-kṛpā dāsa (20 julio 1975)
Respecto al restaurante, no le pongas el nombre que me sugeriste, sino «Restaurante Hare Krishna». Ese debe ser el nombre. En cada restaurante debe estar el cuadro del Señor Caitanya y la comida debe ofrecerse para ser distribuida a los distinguidos clientes. También debe haber una cinta de saṅkīrtanacantado con una voz suave.
Carta a Batu-gopāla dāsa (16 agosto 1974)
14. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Saber el significado de un libro
Lo que estoy tratando de explicar es que si queremos saber el significado de un libro tenemos que ir con el autor, porque él lo conoce mejor que nadie. Para demostrar esto hay una historia muy instructiva. No es una historia, es un hecho real. En Calcuta un gran dramaturgo, el Señor Rath, que además era un oficial del gobierno muy conocido, escribió un libro: Sha Jahan, que significa ‘el emperador Jahan’. Generalmente el título de un libro presenta el nombre del protagonista. Uno de los amigos del Sr. Rath le preguntó: —En tu libro Sha Jahan, el verdadero protagonista es Aurangzeb. ¿Por qué has titulado el libro Sha Jahan?—. Él no podía comprenderlo.
El autor replicó: —Mi querido amigo, el verdadero protagonista es el sha Jahan, no Aurangzeb—. Claro, el libro Sha Jahan está lleno de las actividades de Aurangzeb. Pero el hecho es que el emperador era el shaJahan. Él tuvo cuatro o cinco hijos, y cuando su esposa murió a una temprana edad, le edificó un monumento en su memoria. Los que hayan ido a la India habrán podido ver el Taj Mahal, que fue construido por el shaJahan en memoria de su esposa, Mumtaz. Gastó todo su dinero en construir ese monumento. Es una de las siete maravillas del mundo. El sha Jahan era también un padre muy afectuoso. No reñía mucho a sus hijos. Cuando sus hijos crecieron, el tercero, Aurangzeb, urdió un plan para usurpar el imperio. Arrestó a su padre elsha Jahan y mató a sus hermanos. Éste es el argumento del libro Sha Jahan. Pero el autor dice que Aurangzeb no es el protagonista; que el protagonista es el sha Jahan. Luego se explicó: —¿Por qué? Porque como el sha vivía prisionero en el fuerte de Agra, todas las reacciones de las actividades de Aurangzeb (la matanza de sus hermanos, la usurpación del imperio), todas estas cosas herían el corazón del sha Jahan. Él estuvo sufriendo todo el tiempo, y por lo tanto él es el protagonista del libro.
Esto es un ejemplo para entender que el que mejor conoce el significado de un libro es su propio autor. Eso es lo quiero hacer entender. Similarmente, estos Vedānta-sūtras fueron compilados por Śrīla Vyāsadeva, la encarnación literaria de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa mismo. Así que Él sabe qué es el Vedānta-sūtra. Por lo tanto, si quieres entender el Vedānta-sūtra, debes entender a Kṛṣṇa. Y Vyāsadeva explica el Vedānta-sūtra en el Śrīmad-Bhāgavatam. Muchos sinvergüenzas hacen diferentes comentarios, pero el autor del Vedānta personalmente escribió un comentario: el Śrīmad-Bhāgavatam.
Clase en Los Ángeles (21 mayo 1972)
Así como Vyāsadeva es el único que conoce el Vedānta completamente, así Śrīla Prabhupāda es el que mejor conoce la naturaleza y potencia de sus propios libros. Él ha declarado, por ejemplo: «Aunque alguien lea solamente una línea, su vida se volverá perfecta». Puede ser que otros no sepan si esto será verdad, pero Prabhupāda —el autor de los libros— dice que es verdad. Así que nosotros trataremos de entenderlo.
15. Realizaciones. Más allá de la interpretación inmediata y aparente
«Śrīla Prabhupāda tenía una manera tan profunda de hablar que, incluso cuando decía algo simple, sus palabras tenían un significado más allá de su interpretación inmediata y aparente. Yo experimenté esto varias veces.
»Por ejemplo, la segunda vez que lo vi, en Surat (India), yo estaba fotografiando a los devotos para mi trabajo en la revista Asia. Entré en su habitación para tomar más fotos. Cuando me senté a su lado, Prabhupāda se inclinó repentinamente hacia mí y me dijo: —¿Entonces? ¿Vas a hacerte devoto?—. Yo todavía estaba usando bigote y pelo largo. Aunque él y la conciencia de Kṛṣṇa me atraían mucho, repliqué: —No lo creo—. Prabhupāda afirmó: —Entonces tendrás que marcharte.
»Me había costado muchísimos problemas y gastos ir desde Nueva York a la India, así que quedé completamente estupefacto ante ese comentario de Prabhupāda de que tenía que irme. Yo nunca me fui, ni él nunca dijo nada más acerca de que yo tuviera que irme. Por lo tanto llegué a la conclusión de que Prabhupāda hacía comentarios que trascendían el tiempo y que no estaban necesariamente expresados para un determinado momento. Tomé su comentario como queriendo decir que si uno no es devoto, no puede permanecer en compañía de los devotos a largo plazo.
»En otra ocasión me sucedió un incidente similar con Śrīla Prabhupāda, donde él dijo algo que no sólo estaba conectado con el presente sino también con el futuro. Fue en la instalación de las Deidades de Rādhā-Kṛṣṇa en París en 1973. Yo estaba fotografiando el acontecimiento y había un gran kīrtana. Justamente después de la instalación, dejé mi cámara y fui a unirme al kīrtana. Estuve bailando unos pocos minutos y, cuando me volví para bailar delante de Śrīla Prabhupāda, me hizo una seña para que me acercara. Era algo inusual, ya que él estaba en medio de un fortísimo kīrtana con muchos devotos. Fui junto a Śrīla Prabhupāda y puse mi oído muy cerca de su boca, y le oí gritar: —¡Nunca bajes tu cámara!—. Fui inmediatamente a recoger mi cámara y comencé a tomar fotografías. Naturalmente acepté sus palabras como una instrucción inmediata para ese momento, pero cuando pensé sobre ello, me di cuenta de que también se refería al futuro, que nunca debía dejar esta labor. Nunca debía bajar la cámara.»
Entrevista con Yaduvara dāsa Adhikārī
16. Realizaciones. La naturaleza de un devoto puro
«Una de las primeras veces que estuve en presencia de Śrīla Prabhupāda, lo vi beber agua de una lotā. Me sorprendió, porque nunca había visto nada realizado con tal precisión. Fue algo pequeño, un gesto minúsculo, pero había algo único en ello. Me di cuenta de que alguien que podía beber un vaso de agua así, no era una persona corriente. Más tarde, a medida que tuve más contacto con Śrīla Prabhupāda, pude ver este tipo de detalle una y otra vez. Cada vez que él hacía algo, lo hacía con mucho cuidado. La mayoría de la gente hace las cosas comunes sin cuidado, sin pensarlas, pero él siempre actuaba de forma plenamente consciente. Esto era, creo, el resultado de ser consciente de Kṛṣṇa.
»Recuerdo que cuando él estuvo en Filadelfia me llamó a su habitación. Tenía una gāmchā alrededor de la cintura y estaba recibiendo un masaje. Cuando entré estaban sucediendo varias cosas al mismo tiempo. Varios miembros del GBC estaban allí y había una discusión sobre temas que estaban mucho más allá del campo de mi responsabilidad. Llegué a la habitación y ofrecí mis reverencias, y él se volvió hacia mí y dijo que había recibido cierta cantidad de dinero. Quería que yo tomase el dinero, lo llevase al banco y lo enviase por transferencia telegráfica a su cuenta de Los Ángeles. Era una cosa sin importancia especial, pero lo que realmente me impresionó fue la forma en que detuvo todo lo demás, me dijo lo que quería que hiciese, y me lo explicó de forma muy, muy clara. Fue la explicación más clara que he recibido en mi vida. Me dijo exactamente cómo quería que lo hiciese y se aseguró de que yo entendía lo que quería. Llamó a su sirviente para asegurarse de que hacía la entrada correspondiente en los libros y en el proceso encontró un error. Con gran precisión, sin apresurarse y sin embargo en poco tiempo, corrigió el error, me envió a que cumpliera su encargo y retomó la conversación. Todo ello con la misma precisión que mostró al beber el vaso de agua. Y ésta es una de las cualidades de la asociación con Śrīla Prabhupāda. Se hace muy difícil de describir porque su conciencia de Kṛṣṇa se manifestaba en estas cosas pequeñas, insignificantes, y sin embargo, cuando estabas presenciándolas, expresaban mucho acerca de la naturaleza de un devoto puro.»
Entrevista con Ravīndra-svarūpa dāsa Adhikārī
17. Prabhupāda los había convencido con la razón y la lógica
Al principio del movimiento, en 1966, Umāpati dāsa y Hayagrīva dāsa habían dejado de ir al templo durante un tiempo, porque pensaban que Śrīla Prabhupāda no era lo bastante amplio en su actitud hacia un svāmīmāyāvādī muy conocido y hacia los budistas. Un día estaban sentados en su apartamento de Mott Street hablando de esto, y entró Kīrtanānanda. Al ver su estado de ánimo, Kīrtanānanda les tendió una trampa.
—He decidido dejar al Swami —declaró Kīrtanānanda—. No me gusta lo que está sucediendo.
—¡Justo estábamos hablando de eso! —exclamó Umāpati.
—¡Tontos! —replicó Kīrtanānanda—. ¿Creen que yo podría dejar al Swamiji? Si tienen algún problema en la mente, vayan a hablar con él.
—Pero él no habla bien inglés —argumentó Umāpati.
—No, no es verdad —refutó Kīrtanānanda—. Él los entenderá.
Con esto Umāpati y Hayagrīva fueron a ver a Śrīla Prabhupāda para revelarle lo que había en sus mentes.
—¿Por qué han dejado de venir? —preguntó Śrīla Prabhupāda.
—No nos gustan todas esas cosas que ha estado diciendo de los budistas y del svāmī māyāvādī --respondió Umāpati.
Śrīla Prabhupāda dijo que no debían haber pensado que no le podían plantear sus dudas. Entonces, les habló primero acerca de los budistas. Prabhupāda dijo que él nunca había dicho nada en contra del Señor Buddha.
—Fíjense que yo siempre digo «el Señor Buddha» —explicó Śrīla Prabhupāda—; pero los budistas dicen que el alma no existe y en sus escritos nunca mencionan a Dios.
Después Prabhupāda les habló acerca del monje māyāvādī. —Lo único que digo de él (y que siempre he dicho) es que él no es nada más que un monje idiota—. Entonces Prabhupāda expuso las contradicciones del monje. Según ese māyāvādī, si uno adora a la diosa Kālī puede ir con Kṛṣṇa.
—Pero esto —dijo Prabhupāda—, es una contradicción directa, porque en el Bhagavad-gītā Kṛṣṇa dice que si adoras a los semidioses irás con los semidioses, y si Lo adoras a Él irás con Él. Así pues, ese māyāvādīcontradice la Bhagavad-gītā. Decir que se puede adorar a Kālī e ir con Kṛṣṇa es como decir que puedes comprar un billete a Chicago e ir a California.
Después Prabhupāda les narró la historia de cuando el monje māyāvādī encontró a su principal discípulo y, al ponerle la mano en la cabeza, ambos sintieron una descarga eléctrica y se desmayaron. Prabhupāda dijo que ellos (Umāpati y Hayagrīva) habían leído en el Bhagavad-gītā que Arjuna había visto la forma universal, pero ¿dónde se dice algo sobre una descarga eléctrica? Según el monje māyāvādī, cuando él y su discípulo despertaron, el guru lloraba. El discípulo preguntó: —¿Por qué lloras?—, y el māyāvādī contestó: —Te he dado todo mi poder, ahora ya no me queda nada—. Prabhupāda se burló de esto y dijo: —¿El conocimiento espiritual es como el dinero, que cuando lo das todo no te queda nada? No, esa no es la naturaleza del conocimiento trascendental.
Estas explicaciones convencieron a Umāpati y Hayagrīva. Quedaron satisfechos porque Prabhupāda los había convencido con la razón y la lógica. Luego Prabhupāda los invitó a tomar prasāda en la habitación contigua y ellos aceptaron felices la invitación, agradecidos de volver a estar a su lado.
Entrevistas con Yaduvara dāsa y Hayagrīva dāsa
18. ¿Por qué Les dan la espalda a las Deidades?
Escena: el festival de Gaura-pūrṇimā de 1976 en Māyāpura. Śrīla Prabhupāda está sentado en su habitación, charlando con Prajāpati dāsa y su esposa, que dirigen un grupo de danza y teatro del movimiento de la conciencia de Kṛṣṇa. Están mostrando a Prabhupāda fotografías de una de sus actuaciones en un templo.
—¿Por qué Les dan la espalda a las Deidades? —preguntó Prabhupāda.
—Es que Jayatīrtha dijo que...
—¡¿Jayatīrtha?! —dijo Śrīla Prabhupāda en un tono que obviamente rechazaba su explicación. Entonces pidió que entrasen a su habitación todos los miembros del GBC que estuvieran por allí. Cuando los hubo reunido, Śrīla Prabhupāda comenzó a aleccionarles sobre el tema de no dar la espalda a las Deidades.
—Rūpa Gosvāmī enseña que no hay que dar la espalda a las Deidades —dijo Śrīla Prabhupāda—, pero ahora estos me dicen que alguien les dijo que está bien—. Prabhupāda miró gravemente a todos los devotos que habían en la habitación. Un devoto tomó la palabra y mencionó a otro líder, otro discípulo de Śrīla Prabhupāda; Prabhupāda lo cortó inmediatamente y con unas pocas palabras, reprendió al devoto que había en la habitación y también al líder que éste había nombrado. Después todos quedaron en silencio.
Finalmente, un devoto preguntó: —Śrīla Prabhupāda, ¿las mujeres pueden bailar en el escenario?—. Más temprano, ese mismo día, un grupo de mujeres de una aldea bengalí habían estado bailando y tocandomṛdaṅga en el templo, y algunos de los devotos habían cuestionado si era correcto mirarlas.
Śrīla Prabhupāda respondió que las mujeres no debían aparecer en las obras de teatro. Los hombres tenían que representar sus papeles. Dijo que en el pasado en la India se hacía de esa manera; los papeles de las mujeres los representaban niños o adolescentes. Únicamente más tarde las mujeres comenzaron a representar los papeles femeninos. Prabhupāda dijo que ninguna mujer respetable haría eso, así que ahora empleaban a prostitutas. Prabhupāda continuó hablando, explicando la historia del teatro bengalí.
Luego narró a los devotos una ocasión en que él había actuado en una obra sobre la vida del Señor Caitanya. La había dirigido una figura muy importante del teatro bengalí. Prabhupāda contó que al terminar la obra, todos los actores salieron al escenario, pero nadie aplaudía. Miraron al público para ver por qué no aplaudían y vieron que todos estaban tan conmovidos por la historia que las lágrimas les resbalaban por las mejillas.
—Śrīla Prabhupāda —comentó un devoto—, eso sucedió porque en la obra actuaba usted.
Prabhupāda negó con la cabeza e hizo un gesto típico con la mano, como rechazando la idea de que la obra hubiera sido importante porque él actuaba.
Entrevista con Ravīndra-svarūpa dāsa Adhikārī
Yaduvara relata un incidente similar. Una vez, en la terraza del templo de Bombay, Prabhupāda accedió a ver a un grupo de danza de niñas preparado por un miembro vitalicio. Durante el espectáculo Yaduvara empezó a filmar. Él notó que Śrīla Prabhupāda evitaba mirar a las bailarinas. Mirando para aquí y para allá, a veces arriba y abajo, Prabhupāda demostró una misteriosa habilidad para estar sentado frente a un espectáculo y aun así no verlo.
Como en casi todas las instrucciones y reglas, hay también excepciones a la regulación de que no se debe oír cantar a las madres. En 1975 un devoto del templo de Los Ángeles se molestó por tener que oír a «una mujer» cantar las oraciones de Govindam a la hora de recibir a las Deidades. Escribió a Śrīla Prabhupāda citando el comentario de Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura sobre el decimotercer capítulo del Antya-līlā del Caitanya-caritāmṛta, que trata del Señor Caitanya oyendo a las deva-dāsīs cantar en el templo. También se refirió al significado de Śrīla Prabhupāda en el decimonoveno capítulo del Sexto Canto, donde se dice que un sannyāsī o un brahmacārī que ve el rostro o escucha la voz de una mujer y es atraído, está cometiendo una caída sutil.
En vista de esto, muchos de los brahmacārīs, incluyéndome yo mismo, nos acercamos al presidente del templo de aquí de Nueva Dvārakā (Los Ángeles) para ver si sería posible que —cuando saludamos a las Deidades por la mañana— en vez de escuchar a la ex esposa de Gurudāsa Mahārāja cantar las plegarias de la Brahma-saṁhitā, pudiéramos escuchar a Su Divina Gracia cantar las oraciones Govindam. Estoy seguro de que todos los devotos estarían entusiasmados de escucharlo a usted, en vez de guitarras eléctricas, la Orquesta Sinfónica de Londres, etc. etc.
Śrīla Prabhupāda respondió desde ISKCON Vṛndāvana en una carta del 12 de diciembre de 1975:
¡No! Tú estás haciendo un descubrimiento nuevo. Todo este tiempo has estado escuchando la grabación de Yamunā-devī y ahora quieres cambiarla. Pero eso no es un canto ordinario. Es un concierto. Se escuchan muchas voces cantando, así que no está mal. Es como saṅkīrtana. Yo lo apruebo. Aquí en el templo Krishna-Balaram cada mañana estamos escuchando la misma grabación, así que si aquí está bien, ¿por qué allí no?
19. Gotitas de néctar: Su personalidad compasiva y trascendental
Śrīla Prabhupāda instruyó repetidamente que en el matrimonio de la conciencia de Kṛṣṇa no hay divorcio. Esto se basaba en la autoridad de los principios védicos, y quería que sus discípulos siguieran estrictamente esta regla. En una ocasión, sin embargo, Śrīla Prabhupāda recibió una petición escrita de un discípulo solicitando permiso para divorciarse de su mujer y casarse con otra. En su respuesta, Śrīla Prabhupāda, aunque a disgusto, dio su permiso. El entonces sirviente de Śrīla Prabhupāda, Śrutakīrti, quedó perplejo por la decisión de Śrīla Prabhupāda en este caso, y esperó a una oportunidad para preguntarle. «Śrīla Prabhupāda puede hacer lo que quiera —pensó Śrutakīrti— pero yo no puedo entender por qué hizo esto».
Esa misma tarde mientras daba el masaje a Prabhupāda en su cama, Śrutakīrti preguntó: —Śrīla Prabhupāda, este devoto que está pidiendo el divorcio...
Śrīla Prabhupāda contestó que le había dicho que podía hacerlo.
—Sí, lo sé —dijo Śrutakīrti—. Pero yo me he estado preguntando... Usted siempre dice que el divorcio está en contra de la cultura védica; que las parejas nunca se deben divorciar.
Prabhupāda respondió que en «tu sociedad occidental» se aceptan esas cosas.
—Sí, pero en la sociedad occidental la gente come carne, toman sustancias embriagantes. ¿Por qué entonces no se permiten esas cosas aquí?
Śrīla Prabhupāda contestó que, diera o no su permiso, el discípulo en cuestión de todos modos se iba a divorciar. Explicó que si le hubiera dicho no al discípulo y el discípulo lo hubiera hecho de todos modos, la ofensa hubiera sido mayor. Prabhupāda dijo que había dado su permiso porque sabía que lo iba a hacer de todas formas. De esta manera la ofensa no sería tan grande.
La apreciación inmediata de Śrutakīrti sobre la explicación de Prabhupāda fue que Prabhupāda sabía exactamente lo que debía hacer en cada caso individual para el beneficio de su discípulo.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
Śrīla Prabhupāda demostró que quería tratar con sus discípulos con sensibilidad y de acuerdo con cada persona en particular. Ello se aplicaba incluso a los casos en que un discípulo cayera o se alejara del servicio devocional. En una ocasión, cuando un importante discípulo sannyāsī cayó, Śrīla Prabhupāda se perturbó mucho cuando se enteró de que su secretario había extendido la noticia por todas partes y con detalles.
—Tú has hecho que a él se le vuelva imposible volver —dijo Śrīla Prabhupāda. Prabhupāda explicó que la cuestión era algo muy personal entre el maestro espiritual y el discípulo, y que quizá algunas pocas personas afectadas deberían haberse enterado. Prabhupāda dijo que si se hubiera tratado el asunto de esta manera en su momento, hubieran habido más posibilidades de rectificar a esa alma caída y que así él hubiera regresado y hubiera sido aceptado por los devotos. Sin embargo, dando a conocer a todos su falta, el orgullo no le permitiría regresar. Así, Śrīla Prabhupāda mostró otro aspecto de su enseñanza y de su personalidad compasiva y trascendental.
Entrevista con Rāmeśvara Swami
20. Bhagavān es el controlador supremo
Una vez Śrīla Prabhupāda fue a Londres cuando estaba bastante enfermo. De acuerdo con su itinerario, su próximo destino debía ser Nueva Māyāpura, en Francia. Esperando la visita de Śrīla Prabhupāda, se habían reunido en Nueva Māyāpura devotos de Alemania, Suiza y otros países europeos. Se iban a instalar las Deidades de Kṛṣṇa-Balarāma e iban a darse iniciaciones, así que los devotos habían estado trabajando mucho para preparar la llegada de Prabhupāda. Bhagavān dāsa, como representante del GBC, había trabajado personalmente para tener preparadas las habitaciones de Prabhupāda, y había comprado unos candelabros en París, había mandado hacer una cama y mesas en Italia, había encargado una encimera nueva de mármol para la chimenea, había hecho empapelar las paredes, etc.
Entonces llegó el rumor de que Śrīla Prabhupāda no iba a ir. Así que Bhagavān tomó el primer avión a Londres. Cuando se reunió con Śrīla Prabhupāda, Bhagāvan le dijo que habían ido muchos devotos a Nueva Māyāpura para esperarlo. Śrīla Prabhupāda dijo: —Dictaré un mensaje para ellos—. Prabhupāda quiso decir que haría esto en lugar de ir personalmente.
Tras hablar un poco más del tema, Bhagavān dijo: —Allí en Nueva Māyāpura está haciendo mucho calor—. Él pensó que, dado el fuerte resfriado de Prabhupāda, esto sería un atractivo. —En realidad lo que hay en Francia es una sequía —continuó Bhagavān dāsa—. Hace meses que no llueve.
Śrīla Prabhupāda parecía inmutable.
Finalmente Bhagavān dijo: —Ah, y en París tenemos un ascensor. Ya no tendrá que subir escaleras.
Entonces Prabhupāda dijo a su secretario: —¡Oh, un ascensor! Tendríamos que conseguir uno también para Bury Place—. Finalmente dijo: —Tu invitación es una propuesta razonable—. Y accedió a ir. Luego Prabhupāda se volvió hacia su secretario y le dijo: —Bhagavān es el controlador supremo.
Entrevista con Bhagavān dāsa Goswami
21. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la poligamia en ISKCON
Este incidente con uno de nuestros presidentes de templo no es bueno. Ni siquiera puede mantener bien una esposa. Mira qué lujurioso, ahora se atreve a tomar otra. En fin, él no puede vivir en el templo. Si quiere dos esposas debe vivir fuera. Debe mantener a su familia trabajando y dar el 50 por ciento al templo. No puede vivir de los fondos del templo. Por lo general, el presidente del templo debe ser unsannyāsī, aunque puede ser un gṛhastha si es una persona controlada. No está bien que él siga siendo presidente.
Carta a Rūpānuga dāsa (11 agosto 1976)
Respecto a si uno puede casarse dos veces, no, no se puede hacer. Ni la ley lo permite ni nosotros podemos alentarlo. Si él quiere tener más de una esposa debe irse a vivir fuera del templo, hacer su propio arreglo. No tenemos objeción si lo hace, pero debe hacerlo fuera de la jurisdicción del templo. Fuera, puede trabajar, ganar dinero, y si quiere puede mantener 16.000 esposas. Pero dentro del movimiento sólo se puede permitir un solo matrimonio.
Yo pensé que estos jóvenes se casarían y serían felices. Pero ahora veo que tampoco están satisfechos. En los países de Occidente están entrenados de otra manera, saltando de uno a otro. Otra esposa, otro esposo. Esta es la enfermedad en todo el mundo. Juntarse con un arreglo, luego cancelarlo, luego otro arreglo.
Todos quieren más de una esposa, esa es la naturaleza humana. Esto quiere decir que su mentes no ha sido dirigida a Kṛṣṇa. Como no se ha vuelto madana-mohana [‘el que confunde a Cupido’], está en elmadana-dahana, en el fuego de Cupido.
Para hacer eso tienen que salirse de la asociación. Y no podemos seguir permitiendo este tipo de matrimonio en el que no están satisfechos. Y las mujeres con hijos estrictamente no pueden casarse de nuevo.
Carta a Bhagavān dāsa Goswami (7 septiembre 1975)
Respecto a que quieres casarte de nuevo, no puedes hacerlo. Al menos no puedes seguir viviendo en el templo de Vṛndāvana. Si quieres tomar una segunda esposa, tienes que irte del templo de Vṛndāvana. ¿Por qué no consigues un trabajo para ganar dinero y mantenerlas? Nuestro templo no te puede mantener a ti y a tus dos esposas. Después querrás tres, cuatro y aun más. De todas formas, para ti como norteamericano es ilegal hacer esto. Aquí estamos tratando de minimizar el sexo y tú estás tratando de aumentarlo. Por favor renuncia a esa idea.
Carta a Narottamānanda dāsa (13 julio 1975)
22. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Adorador de la diosa Kālī
Śrīla Prabhupāda contó una historia sobre un insensible adorador de la diosa Kālī. El «devoto» fue al templo y oró a la diosa de una manera materialista, como es típico en un adorador de los semidioses. Pidió una bendición material. Tras sus oraciones y una pūjā descuidada, pronto él obtuvo su deseado resultado material. Sin embargo, su pūjā incluía la obligación de ofrecer a la diosa una cabra en sacrificio cuando obtuviese el resultado. Pasados algunos días, la diosa en el templo le habló al adorador.
—¿Dónde está la cabra que prometiste? —preguntó.
—Es muy cara —repuso él—, y no creo que pueda permitirme el ofrecértela.
—Muy bien —dijo la diosa— pero tienes que ofrecerme algo. Ve y ofréceme al menos un cerdo.
El adorador se fue pero negligió la petición de la diosa. Luego, en otra ocasión en el templo, la diosa le habló de nuevo y dijo: —¿Dónde está la ofrenda del cerdo?
El devoto se excusó de nuevo y dijo: —Lo siento, no he podido encontrar cerdos por ninguna parte. No es tan fácil.
La diosa replicó: —Esto no está bien. Tú has recibido una bendición y ahora debes dar algo a cambio. Ahora bien, para ponértelo fácil, te pido que me ofrezcas al menos algo que te sea fácilmente asequible. ¿Por qué no me ofreces por lo menos una mosca?
—Pero diosa —dijo el inútil adorador—, hay muchas moscas zumbando a tu alrededor. ¿No podrías atrapar una tú misma?
Esa es la actitud de los materialistas adoradores de los semidioses, cuyos corazones están totalmente desprovistos de una actitud amorosa de servicio.
Recordado de memoria por Satsvarūpa dāsa Goswami
23. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
En un paseo matinal por Boston, Śrīla Prabhupāda habló de una expresión graciosa usada en la India. Dijoque si en la India ven un hombre gordo, a veces le preguntan: —¿Dónde consigues tu mercancía?—. La idea es que para llegar a estar tan gordo, el hombre debe estar obteniendo una buena mercancía. Mientras decía esto, Śrīla Prabhupāda solamente estaba acompañado por unos pocos discípulos, caminando por la calle Allston, cerca del antiguo templo. De repente, justo delante de los devotos, un taxista barbudo y barrigón salió de su automóvil. Śrīla Prabhupāda miró directamente al gordo y le dijo: —Oh, ¿dónde consiguió su mercadería?—. El significado de las palabras de Prabhupāda rebasó por completo la comprensión del taxista y Prabhupāda continuó charlando y caminando.
Dando una conferencia en la Universidad de Harvard en una ocasión, Śrīla Prabhupāda contó a los estudiantes la historia de cómo una vez los montes Himalayas dieron a luz. Cuando se extendió el rumor de que los enormes y mundialmente famosos Himalayas iban a producir descendencia, cientos de personas comenzaron a reunirse al pie de las montañas. La multitud esperaba el parto con expectación, hasta que finalmente vieron salir a la carrera de las entrañas de los Himalayas a cientos de ratas!
Śrīla Prabhupāda relacionó esta extraña historia con la población estudiantil de Harvard. Dijo que se esperaba que algo maravilloso saliese de la más grande universidad de América. Pero a menos que se hiciesen conscientes de Kṛṣṇa, serían como la descendencia de los montes Himalayas.
Entrevista con Rukmiṇī-devī dāsī
Si uno tiene su propia filosofía, que predique su propia filosofía, pero no en nombre del Gītā. Ésta es nuestra protesta a todos los comentaristas que interpretan el Bhagavad-gītā. Si no creen en Dios, Kṛṣṇa, y no se quieren rendir a Él, entonces que prediquen ateísmo. Todo el mundo tiene derecho a hacer esto, pero ¿por qué lo hacen en nombre del Gītā? Es como el hombre que quiere fumar gāñja [marihuana] pero no quiere ser atrapado, así que toma la mano de su amigo y fuma el cigarro en la mano de éste, y cuando vienen las autoridades dice: —¡Oh, yo no he fumado gāñja, mis manos están limpias!—. La idea es que si alguien quiere predicar el Gītā, debe predicarlo tal como es; y si no, que no se respalde en el Gītā.
Carta a Girirāja Swami (6 junio 1976)
Conforme a una historieta bengalí narrada por Prabhupāda, un hombre sordo solía llamar a su esposa. Ella respondía: —Ya voy—, pero el hombre no podía oírla. Él pensaba, «Esta mujer es sorda». En realidad el sordo era él, no obstante la acusaba a ella de estar sorda. Prabhupāda dijo que esto era similar a la condición de las masas de gente que de hecho tienen el cerebro lavado por la ilusión material y que aun así acusan a las personas conscientes de Kṛṣṇa de tener lavado el cerebro. En conexión con esto Śrīla Prabhupāda recalcó que sólo una persona consciente de Kṛṣṇa conoce la ciencia del alma y de los cuerpos cambiantes, mientras que otros religiosos tenían poca o ninguna idea sobre esto. Sin embargo ellos critican desde su posición de fe ciega.
Entrevista con Rāmeśvara Swami
24. Personal: Su manera de dar clases
Sin importar qué otras cosas estuviera haciendo, Śrīla Prabhupāda siempre incluía la clase en su programa, incluso cuando estaba enfermo. Adondequiera que viajaba, vivía con los devotos y se reunía con ellos para dar la clase de la mañana. Aquí había una oportunidad de observar sus gestos y expresiones mientras hablaba, absorto en el Śrīmad-Bhāgavatam. Algún estudiante obtuso podría pensar que él siempre decía lo mismo, pero Prabhupāda podía citar un mismo verso para demostrar conclusiones diferentes. Siempre le daba una nueva luz. También decía que la repetición era necesaria para aprender algo sólidamente. Para la mayoría de los devotos en los años siguientes, ésta era una ocasión segura para estar con él en su forma personal, para sentarse y escuchar. Era un momento muy formal, y puede ser que uno deseara tener otro tipo de ocasiones para hacer preguntas más personales y poder tener la respuesta sólo para uno, pero aun así las clases eran una gran misericordia, y —para un estudiante receptivo— eran también muy personales. Los devotos han sido testigos de cómo en una gran audiencia, cuando Prabhupāda dijo: —Distribuyan libros, distribuyan libros, distribuyan libros—, muchos de los presentes lo tomaron a pecho y construyeron sus vidas sobre esa instrucción. Y muchos testificaron que habían sentido que durante la clase Prabhupāda los miraba y les hablaba específicamente a ellos, incluso sabiendo que también les estaba hablando a todos los demás.
La clase del Bhāgavatam era una ocasión en que todos podían estar con él. Cada mañana sin falta comenzaba, miraba un momento el verso y hablaba, como quien entra en un río sagrado, sumergiéndose completamente en el Śrīmad-Bhāgavatam. Casi nunca eligió otra literatura sobre la que hablar por la mañana. ¡Qué ejemplo, qué manera de demostrar que el Śrīmad-Bhāgavatam contiene todo lo demás, y que es perfecto para nuestros días!
Se sentaba en la postura tradicional del guru —con las piernas cruzadas, sentado en el vyāsāsana— con sus anteojos, el libro en la mano, el micrófono, gesticulando y alzando la vista. Era el representante de Vyāsadeva, ciento por ciento, dándonos sabiduría trascendental. Viendo el ejemplo de Śrīla Prabhupāda aun hoy, mediante películas o grabaciones en cinta, todos los devotos del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa pueden adoptar los mismos procedimientos y asimismo obrar como él lo hacía. Como él, podemos preceder la clase con la canción Jaya Rādhā-Mādhava, tocando karatālas y luego recitar oṁ namo bhagavate vāsudevāya, después el sánscrito, la traducción palabra por palabra, el verso en inglés y el significado. No tenemos necesidad de inventar algo nuevo. Después de mostrárnoslo cientos y cientos de veces, ¿cómo podemos dejar de seguir la instrucción de que debemos continuar con la tradición matinal de sentarnos juntos y hablar y escuchar?
Una vez un devoto le dijo a Śrīla Prabhupāda que muchos discípulos se dormían durante las clases, y Śrīla Prabhupāda respondió que ya lo sabía. Dijo que sus clases eran para los estudiantes avanzados. Śrīla Prabhupāda, como amante instructor, se entregaba sin fatiga, pero dependía de sus discípulos el sacar provecho. Confieso que yo era uno de aquellos que se dormían durante la clase del Śrīmad-Bhāgavatam. Una vez incluso le pregunté a Śrīla Prabhupāda qué podía hacer acerca de mi triste infortunio. Dijo que en la Indiahay un chiste ateo: «El Śrīmad-Bhāgavatam es la cura segura para el insomnio». Cuando Śrīla Prabhupāda dijo esto, me reí, pero quise que no fuera verdad para conmigo. A veces, cuando Prabhupāda veía a algunos devotos durmiendo en su clase, los mandaba ponerse de pie e irse al fondo. El Śrīmad-Bhāgavatam era para sus estudiantes avanzados, sin embargo seguía concediéndonos oportunidades de llegar a ser más avanzados.
Śrīla Prabhupāda hablaba con emoción y con gran potencia retórica, directamente desde sus profundas convicciones. Tenía una gran habilidad oratoria, enfatizando con ademanes estéticos, aunque no efectuaba ninguno por vanidad, o sin realización; no como las charlas de la danza rāsa de los falsos recitadores delBhāgavatam. Él vivía la vida del Bhāgavatam. Él era también el predicador ideal del Bhāgavatam. Así pues, cuando hablaba sus emociones eran siempre correctas.
Gentilmente Śrīla Prabhupāda dio todas esas clases, y ahora —mediante grabaciones en cinta— aún las escuchamos, incluso al despertar por la mañana, tomando prasāda, o conduciendo un auto, o volando en avión, postrados enfermos o en el lecho de muerte; estos matchless gifts [regalos incomparables] continúan en nuestros oídos para limpiarnos el corazón y nos recuerdan que somos sus śiṣyas [discípulos] y que somos seguidores del Śrīmad-Bhāgavatam.
Satsvarūpa dāsa Goswami
25. Realizaciones: ¿Qué hago con el āsana?
«Durante un tiempo fui el director de escuela del nuevo gurukula de Vṛndāvana. En esa época, el amigo de Śrīla Prabhupāda, Bhagatji, a menudo iba a visitar a Prabhupāda. Bhagatji era también algo así como el padrino del gurukula; me ayudaba de varias formas. Cuando solía ir a ver a Prabhupāda, yo pensaba, “bueno, quizá yo también pueda entrar con él”. Así que Bhagatji me solía dejar que lo acompañase, entrase, y simplemente me sentara en la habitación de Prabhupāda y escuchase la conversación. Muchas veces era en hindi o bengalí de manera que realmente yo no podía entender mucho, pero aun así era muy bueno el simple hecho de sentarse y estar con Śrīla Prabhupāda.
»Sin embargo yo me estaba enorgulleciendo un poco, pensando, “esto es fabuloso, ahora tengo esta posición, puedo entrar y ver a Śrīla Prabhupāda”. Con esta contaminación en la mente, una noche fui a ver a Śrīla Prabhupāda cuando estaba sentado en su jardín, hablando con un par de invitados hindúes. Cuando entré, los invitados ya estaban sentados allí, y Prabhupāda me dijo: —Ve y trae algunos āsanas--. Salí corriendo e intenté conseguir āsanas, pero me di cuenta de que no sabía dónde buscarlos. Estaba en un dilema. No sabía qué hacer. Pensé, “bueno, creo que tendré que volver y preguntarle a Prabhupāda”. Así que volví y le pregunté:
»—¿Śrīla Prabhupāda?
»—¿Sí?
»—¿Dónde puedo conseguir los āsanas?
»—Ve a ver a Hari-śauri, él te los mostrará—. Me fui corriendo y encontré a Hari-śauri.
»—Hari-śauri, Prabhupāda quiere unos āsanas para los invitados, ¿me los puedes conseguir?
»—Mm, no creo que tengamos ninguno —replicó él.
»—¡Oh no! —respondí. Él dijo: —Déjame que busque—. Revolvió en su armario y salió con un āsana de aspecto arrugado. Yo pensé, “sólo tengo un āsana, ¿qué voy a hacer?”. Así que salí de regreso y los invitados se estaban preparando para marcharse. Prabhupāda dijo: —Dales prasāda.
»Salí de vuelta corriendo y otra vez encontré a Hari-śauri. Le dije: —Los invitados se están yendo. Prabhupāda quiere que les dé prasāda—. Él dijo: —Muy bien, aquí tienes.
»Salí y le di a cada uno algo de prasāda. En este punto pensé, “bueno, al menos he hecho una cosa bien”. Pero como aún tenía este único āsana, volví al jardín. Cuando entré, Prabhupāda estaba hablando con Bhagatji y no había nadie más. Parecía que Bhagatji ya estaba sentado sobre algo, y Prabhupāda estaba sentado en su propio asiento algo elevado. Así que me quedé de pie con este āsana; no sabía qué hacer con él. No podía dilucidar si Prabhupāda quería que el āsana fuese usado por mí, por Bhagatji, por alguno de los invitados o por quién. No lo sabía. Yo estaba totalmente confundido. Cuando entré, Prabhupāda dijo: —Te pedí varias veces que trajeras āsanas. ¿Qué dificultad hay?—. Entonces yo respondí: —Śrīla Prabhupāda, sólo he podido conseguir este āsana.
»Prabhupāda respondió diciendo simplemente: —Hmm.
»—¿Śrīla Prabhupāda?
»—¿Sí?
»—¿Qué hago con el āsana?
»Prabhupāda me miró: —Toma tu āsana y te sientas encima—. Y entonces se empezó a reír. Me sentí como un completo necio cuando se rió. Bhagatji comenzó a reír también y asimismo yo empecé a reír. En ese punto pude comprender lo inflado que estaba, creyéndome una gran personalidad que podía ir a ver a Śrīla Prabhupāda, pero que él me había revelado qué clase de completo necio era yo: un tonto incompetente. Los dos se reían y yo también me reía sin poder entender por qué. Por alguna razón, sin embargo, me sentí completamente desahogado por su reprimenda de hacerme aparecer como un necio, porque pude entonces comprender mi posición real. Yo sólo era un sirviente tonto, insignificante, que no podía hacer prácticamente nada bien. Por alguna causa, simplemente saber eso fue un gran descanso, así que me senté y ellos continuaron charlando.»
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa Adhikārī y Candrikā-devī dāsī
26. Bendición para escribir libro sobre psicología védica
Śubhānanda narra una entrevista personal que tuvo con Śrīla Prabhupāda en Vṛndāvana en la que Prabhupāda le dio su permiso y sus bendiciones para escribir un libro sobre psicología védica.
Puṣta Kṛṣṇa Swami lo presentó: —Śrīla Prabhupāda, este es Śubhānanda dāsa, que escribe para el BBT. Quiere hablar con usted acerca de escribir un libro sobre psicología védica.
Prabhupāda le preguntó a Śubhānanda si había estudiado psicología.
—No, Prabhupāda —replicó Śubhānanda.
Entonces Prabhupāda se volvió hacia su secretario y le dijo: —¿Entonces cómo va a escribir un libro sobre psicología?
Śubhānanda se sintió descorazonado y trató de explicarse. Le dijo que el libro que quería escribir no era un estudio comparativo entre la psicología védica y la psicología mundana occidental, sino que quería escribir sobre psicología basada en el Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam.
—¿Has leído todos mis libros? —preguntó Prabhupāda—. ¿Has leído el Bhagavad-gītā, el Śrīmad-Bhāgavatam?
—Sí —respondió Śubhānanda.
—¿Qué psicología hay en esos libros?
Śubhānanda respondió que la psicología es el estudio del ser. El nombre viene de la palabra psyque, que significa ‘alma’. En el Bhagavad-gītā se describe que no somos el cuerpo, sino que el ser es el alma espiritual. —Por lo tanto —continuó Śubhānanda—, si uno piensa que el cuerpo es el ser ¡está totalmente loco!
Prabhupāda abrió los ojos, asintió con la cabeza y se volvió hacia Puṣta Kṛṣṇa Mahārāja.
—¡Muy bien, muy bien!
Śubhānanda continuó dando una pequeña sinopsis de lo que explicaría su proyectado libro, describiendo la dinámica entre los sentidos, la mente, la inteligencia y el falso ego. Tomaría todo esto de los libros de Śrīla Prabhupāda y lo pondría en forma literaria para demostrar que en realidad las Escrituras védicas son libros de psicología avanzada. Prabhupāda parecía aprobatorio, pero siguió preguntando.
—¿Y cuál es la meta?
—¿La meta del libro, Prabhupāda? —preguntó Śubhānanda.
—No, la meta de la vida.
—La meta es rendirse a Kṛṣṇa —respondió Śubhānanda.
—¿Y eso por qué? —desafió Śrīla Prabhupāda.
Śubhānanda replicó: —Porque Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios y nosotros somos Sus partes y porciones. Nuestra posición constitucional es la de rendirnos a Él.
—Sí —asintió Prabhupāda.
—¿Así pues —preguntó Śubhānanda—, esa debería ser también la meta del libro: que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios?
De nuevo Prabhupāda dijo: —Sí—. Luego quedó en silencio y parecía que no había nada más que decir. Sin embargo, Śubhānanda quería estar seguro de que Prabhupāda quería realmente que él escribiera el libro y que no estaba simplemente condescendiendo con un discípulo apegado.
—Prabhupāda —preguntó Śubhānanda—, ¿de veras quiere que escriba este libro? ¿Usted cree que sería algo importante y realmente quiere que yo lo haga?
Prabhupāda asintió. Entonces Śubhānanda le pidió a Prabhupāda sus bendiciones para poder escribir el libro.
—En algunos de sus significados —afirmó Śubhānanda— usted explica que nadie puede escribir literatura trascendental a menos que esté apoderado por su maestro espiritual.
Prabhupāda alzó la mano y dijo: —Ya estás apoderado.
Śubhānanda había tenido en mente una presentación formal, larga, mas repentinamente Śrīla Prabhupāda había contestado todas sus preguntas. Para Śubhānanda, el gesto de Prabhupāda fue, por un lado, muy casual, pero al mismo tiempo muy significativo. Había movido el brazo como si fuera una varita mágica y con un gesto trascendental había dicho: —Ya estás apoderado—. Śubhānanda no estaba seguro si tomarlo como que Prabhupāda quiso decir que ya estaba apoderado desde antes, o que en ese momento él lo estaba apoderando desde entonces en adelante. Cualquiera de las dos interpretaciones significaba lo mismo y Śubhānanda sintió una gran confianza y humildad. Sabía que no tenía cualificaciones personales para escribir, a menos que Prabhupāda le confiriese esa capacidad. Arrebatado de júbilo, Śubhānanda se levantó ante Prabhupāda con las palmas de las manos juntas y le rogó en voz alta:
—Prabhupāda, estoy intentando avanzar en la conciencia de Kṛṣṇa y siento que necesito su misericordia. Por favor, bendígame con conciencia de Kṛṣṇa.
Prabhupāda respondió: --Teṣāṁ satata-yuktānāṁ bhajatāṁ prīti-pūrvakam, si el devoto es sincero, Kṛṣṇa lo bendecirá.
Entonces Śrīla Prabhupāda tomó una naranja de su mesa y se la dio a Śubhānanda, quien se marchó nadando en un océano de felicidad trascendental.
Entrevista con Śubhānanda dāsa
Él explica más extensamente lo que significó para él ser apoderado por Prabhupāda:
Yo nunca he tomado la frase de Prabhupāda «ya estás apoderado» como queriendo decir que de ahora en adelante, Kṛṣṇa hablará directamente a través de ti y todo será muy fácil. Más bien lo tomo como que si soy sincero y trabajo arduamente y trato de rendirme a Kṛṣṇa y al guru, si trato de hacer bien mi servicio, Kṛṣṇa me apoderará.
27. Dios es un hecho científico
Durante una visita al gurukula de Dallas, Prabhupāda se enteró por los devotos que un maestro de escuela local se estaba interesando en la conciencia de Kṛṣṇa. El hombre estaba ansioso por ver a Prabhupāda, y Prabhupāda accedió.
Tan pronto como estuvo con Śrīla Prabhupāda, el maestro comenzó a desahogar su corazón de todas sus dificultades personales. El hombre explicó que también era conductor del autobús escolar a fin de ganar algún dinero extra. Hacía pocas semanas, conduciendo el autobús, había atropellado y matado a un pequeño escolar. Ahora lo estaban procesando en un juicio legal. Mientras el hombre continuaba con su historia, algunos de los devotos presentes lamentaron que Śrīla Prabhupāda tuviera que escuchar todo esto. Pero Prabhupāda parecía muy interesado, y comenzó a hacer preguntas detalladas: —¿Habías llegado a una parada? —preguntó. El maestro explicó que el accidente tuvo lugar el día de San Valentín. A uno de los niños se le había caído una tarjeta postal debajo del autobús. El niño se había agachado bajo el bus para recuperarla. El maestro dijo que él había mirado a ambos lados por su espejo retrovisor pero no vio a ningún niño. Parecía que todos los niños ya habían cruzado al otro lado de la carretera. Sin embargo, cuando arrancó el autobús, la rueda aplastó al niño. Śrīla Prabhupāda preguntó al hombre si la compañía tenía seguro. Después de oír toda la historia y de hacer varias preguntas, Prabhupāda dijo que parecía que el maestro había observado todas las medidas de seguridad y que definitivamente, cualquier jurado lo hallaría inocente. Cuando escuchó la conclusión de Prabhupāda, el maestro quedó aliviado. Después Śrīla Prabhupāda —que estaba sentado en una mecedora— comenzó a predicarle al maestro y a los pocos devotos presentes. Las cortinas azul claro y las blancas paredes de la habitación resplandecían con los últimos rayos de sol filtrándose por las ventanas. Śrīla Prabhupāda habló sobre un reciente artículo de prensa acerca el científico Werner Von Braun. El famoso científico había declarado recientemente en público que, después de toda su investigación, había concluido que debe haber un Creador, un Ser Supremo, y que todos los científicos deberían juntarse y mediante diversos métodos probar Su existencia más allá de la duda. —Traigan ese artículo —dijo Prabhupāda, y le fue leído el artículo sobre el científico que aceptaba a Dios. Prabhupāda se entusiasmó y añadió otros puntos. Explicó que todo el universo es como una gran máquina y que no hay posibilidad de que ninguna máquina funcione sin un controlador. Tenía que haber una personalidad operándola. Por lo tanto Dios es un hecho científico, y ahora un científico mundialmente famoso así lo estaba reconociendo.
—Prabhupāda, esto es verdaderamente maravilloso —exclamó uno de los devotos. Prabhupāda se mostró de acuerdo y dijo que le estaban enviando una colección de sus libros a Werner Von Braun.
—Prabhupāda, si él se hiciera devoto... ¡es tan famoso!. Él es el que inventó los misiles V-2.
Prabhupāda corrigió al devoto y dijo que no estaba interesado en Werner Von Braun porque fuera famoso. Dijo que a él le interesaba predicarle a cualquiera que hubiera llegado a la conclusión correcta. Prabhupāda tenía interés en predicar al científico porque éste había llegado al punto correcto de la reflexión, y se había interesado en Dios. —A nosotros no nos importa ninguna personalidad grande o famosa —dijo Prabhupāda. Después de que Prabhupāda hubo hablado durante una hora, uno de los devotos volvió a hablar del maestro de escuela visitante. —Prabhupāda, este maestro ha recibido un premio de parte de su escuela, por ser el mejor maestro del condado.
—Sí —afirmó Prabhupāda—, Kṛṣṇa envía lo mejor—. Y volviéndose al profesor le dijo: —Deberías ayudarnos aquí. Deberías venir y ayudarnos en la enseñanza.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa Adhikārī y Candrikā-devī dāsī
Como Śrīla Prabhupāda predijo, el maestro de escuela fue absuelto de cualquier implicación legal en el accidente del autobús. Desafortunadamente no cumplió la invitación de Prabhupāda de enseñar en nuestrogurukula. Tampoco Werner Von Braun adoptó la conciencia de Kṛṣṇa. Prabhupāda escribe: «Kṛṣṇa puede ofrecerle fácilmente a una persona la felicidad material o aun la liberación, pero no accede muy fácilmente a permitir que alguien se dedique a Su servicio devocional» (El Néctar de la Devoción, Cap. 1, pág. 13).
28. Hoy ella te ha prestado un servicio; mañana tú debes servirla
Cuando visitaba Vṛndāvana antes de que el Krishna-Balaram Mandir fuera construido, Śrīla Prabhupāda se quedaba en sus antiguas habitaciones del templo Rādhā-Dāmodara. Durante una visita, Yamunā-devī dāsī preguntó si podía cocinar para él, y Śrīla Prabhupāda estuvo de acuerdo. Mientras Yamunā cocinaba capātīs en una mitad de la cocina, Śrīla Prabhupāda tomaba su prasāda en la otra mitad. El sirviente de Prabhupāda, Śrutakīrti, entró en la habitación para ver.
—¿Ya has tomado prasāda? —preguntó Śrīla Prabhupāda.
—No —respondió Śrutakīrti— me acabo de bañar.
—Yamunā, prepárale un plato de prasāda —dijo Śrīla Prabhupāda.
—No, Śrīla Prabhupāda, está bien así —protestó Śrutakīrti—; esperaré a que usted haya terminado.
—No —dijo Prabhupāda—, siéntate y toma prasāda—. Śrutakīrti se sentó obedientemente y aceptó el plato que le ofreció Yamunā. Bajo la dirección de Prabhupāda, ella siguió haciendo capātīs y sirviendo a Prabhupāda y a su sirviente.
—Hoy ella te ha preparado el almuerzo —dijo Prabhupāda—. Mañana tú cocinarás para ella. Esta es la costumbre védica. Hoy ella te ha prestado un servicio; mañana tú debes servirla.
—Sí, Prabhupāda —dijo Śrutakīrti.
Mirando a través de la celosía al patio donde está el samādhi de Rūpa Gosvāmī, Prabhupāda comenzó a evocar reminiscencias. Dijo que a menudo se sentaba aquí a mirar el samādhi y el bhajana-kutī de Rūpa Gosvāmī. Dijo que esperaba que Rūpa Gosvāmī le diese facilidades para expandir el movimiento de la conciencia de Kṛṣṇa.
Unos días más tarde ocurrió un incidente sorprendente con un mono. Śrīla Prabhupāda estaba hablando a un pequeño grupo de personas en su habitación. Alguien había traído un racimo de bananas y las había dejado a los pies de Prabhupāda. Repentinamente un mono entró corriendo en la habitación y trató de robar las bananas. Prabhupāda también alcanzó a agarrarlas y recuperó la mayor parte, mientras el mono apenas logró retener una o dos y salió corriendo por la otra puerta. Todo pasó muy rápidamente, y Prabhupāda fue también rápido en utilizar el incidente para enseñar conciencia de Kṛṣṇa. —Fíjense qué experto es el mono —explicó Prabhupāda. Dijo que cada especie de vida poseía una pericia especial para conseguir el sustento.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
A pesar de la instrucción de Prabhupāda de que Śrutakīrti cocinase para Yamunā, nunca lo hizo. El espíritu de la petición de Prabhupāda era algo que repitió de formas diversas. Los devotos tienen que rendir servicio a los demás devotos. Prabhupāda solía explicar esto al definir la palabra prabhu. Decía que prabhu significa ‘maestro’. Si tú llamas a un devoto prabhu pero siempre intentas recibir servicio de él, entonces estás aceptando servicio de tu «maestro». Si llamamos a un devoto prabhu también tenemos que rendirle servicio.
Al compilar varias versiones de un mismo incidente con Prabhupāda, normalmente trato de mezclarlas y reunirlas en una sola descripción. Sin embargo, me gustaría citar la versión de Pañcadraviḍa Swami del mono ladrón, porque él la cuenta con un sabor especial:
La habitación estaba abarrotada. Un invitado había entrado y le había ofrecido a Prabhupāda un gran racimo de bananas. Lo que nosotros no podíamos ver era que detrás de las puertas de vaivén próximas a la entrada del templo, había un mono observando. Lo estaba observando todo, y de repente entró en la habitación y corrió. La habitación era muy estrecha, él corrió a lo largo de toda la habitación, agarró las bananas y corrió hacia fuera con todo el racimo, cuando alguien gritó: —¡Párenlo!—. El mono exhibió una excelente carrera con obstáculos, esquivando a la gente, pero nadie sabe cómo Prabhupāda recuperó la mayor parte de las bananas. Prabhupāda se reía diciendo: —Miren qué inteligentes son para comer y defenderse.
29. Gotitas de néctar: Kṛṣṇa es ilimitado —afirmó Prabhupāda—. Tú no.
Durante 1977, estando Śrīla Prabhupāda en Vṛndāvana, Puṣkara dāsa estaba también allí, pintando un cuadro. Puṣkara tenía la costumbre de pintar en el balcón delantero de una habitación de la residencia. Había trabajado durante mucho tiempo en una escena de Kṛṣṇa tocando la flauta y los pastorcillos de vacas haciéndole ofrendas. Por fin consiguió una cita para ver a Śrīla Prabhupāda y enseñarle la pintura. Prabhupāda la miró durante treinta o cuarenta segundos sin decir nada. Puṣkara empezó a preocuparse. En ocasiones previas, Prabhupāda había dicho de él que era experto y había hecho así mismo otros comentarios felicitándolo.
Mirando a Puṣkara, Śrīla Prabhupāda preguntó: —¿Cuál es la idea?
—Bueno —balbuceó Puṣkara—, Kṛṣṇa está ahí, eh...
Ahora Puṣkara se estaba poniendo muy nervioso; había adivinado que a Prabhupāda no le había gustado la pintura. —Kṛṣṇa está tocando la flauta junto al Yamunā.
—¿Y en qué libro aparece esa escena? —preguntó Prabhupāda. Entonces Puṣkara se dio cuenta de que no había estado pensando en ningún tema de los libros.
—Pero, Prabhupāda —repuso—, los pasatiempos son ilimitados ¿no?
—Kṛṣṇa es ilimitado —afirmó Prabhupāda—. Tú no. Cíñete al libro.
—¿Está bien para publicarse? —preguntó Puṣkara. Prabhupāda no dijo que no, pero no pareció muy contento.
Entrevista con Puṣkara dāsa
—¡Paren a ese hombre! ¡Deténganlo! —gritó Prabhupāda desde el balcón de su residencia en Vṛndāvana. Un devoto salió corriendo y atrapó al hombre cuando este ya se marchaba de la cocina. —¡Mira lo que tiene! —indicó Prabhupāda. Tomaron el cādar del hombre y encontraron que llevaba una gran bolsa de azúcar que había robado de la cocina. Prabhupāda lo había visto todo desde su balcón y lo había atrapado.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa Adhikārī y Candrikā-devī dāsī
«Hoy —poco más de un año desde que me uní a Śrīla Prabhupāda—, he cometido mi peor error. Por la mañana, como es usual, Śrīla Prabhupāda subió a la azotea y pasó por su habitación a la terraza trasera para descansar al sol. Lo dejé allí pensando que si necesitaba algo, tocaría la campana para llamar. La campana estaba dentro de la habitación, pero —debido a mi corto cerebro— cuando pasé por la habitación, al cerrar la puerta detrás de mí, inconscientemente puse el pestillo. Algo más tarde vino un chico corriendo de la residencia y gritó: —¡Śrīla Prabhupāda está encerrado en la azotea!—. Inmediatamente me di cuenta de lo que había hecho y corrí escaleras arriba. Cuando entré en la habitación, vi a Prabhupāda de pie esperando tras la puerta mosquitero. Cuando abrí el pestillo de la puerta para dejarlo entrar del tejado a la habitación, simplemente dijo: —¡Tú, rascal [sinvergüenza]! Hace casi una hora que estoy aquí. Tienes el cerebro tan dormido por tanto comer vorazmente y dormir—. Estaba muy enfadado, pero no gritó, ya que no había necesidad. La ofensa era obvia y estúpida. Se había despertado y no podía pasar, ni podía alcanzar la campana para llamarme, y pasaron tres cuartos de hora antes de que pudiera atraer la atención de alguien. Después, por la tarde, fui a pedirle disculpas por lo que había hecho, y Śrīla Prabhupāda compasivamente me perdonó. Sin embargo me advirtió de nuevo que tuviera más cuidado y prestara más atención a mi servicio. De otro modo le causaría grandes inconveniencias.»
Diario de Hari-śauri dāsa
30. Gotitas de néctar: Śrīla Prabhupāda mostró su tolerancia
Śrīla Prabhupāda mostró su tolerancia y consentimiento al aceptar las a veces inexpertas ofrendas de sus discípulos. Demostró esto ampliamente en el Ratha-yātrā de San Francisco en 1970 al aceptar una vestimenta inusual que los devotos le habían confeccionado. Bhāvānanda había comprado una tela de seda importada; Nara-Nārāyaṇa compró botones de perla y los había hecho engastar en oro, y Dīnadayādrī y Citralekhā habían trabajado meticulosamente cosiéndole una camisa de vaquero occidental. La camisa tenía bolsillos con botones de perla. Se suponía que el dhotī, debía hacer juego con el conjunto, acompañado por un «sombrero Prabhupāda» hecho para la ocasión. Cuando Prabhupāda se puso el dhotī la tela era tan ancha que le quedaba arrastrando por el suelo. (Esto puede verse en una serie de fotos de Prabhupāda en el Ratha-yātrā de 1970) La camisa vaquera tenía un aspecto propio e inusual, y en cuanto al sombrero, era demasiado pequeño y le sobresalía mucho sobre la cabeza. Pero Prabhupāda aceptó tolerantemente y se puso la vestimenta ofrecida por sus discípulos americanos.
Entrevista con Citralekhā-devī dāsī
Es fácil para los devotos comprender y saborear cómo Prabhupāda aceptaba regalos inapropiados de sus discípulos y aun así los utilizaba sólo para que el servicio devocional de sus discípulos pudiera ser aceptado por Kṛṣṇa. Pero a veces los no devotos, viendo una foto de Śrīla Prabhupāda con ojos no devocionales, pensaban que Śrīla Prabhupāda estaba disfrutando de las opulencias materiales que obtenía de sus discípulos. En particular, algunos no devotos han criticado a Prabhupāda el llevar varios anillos, o sus «relojes de oro». En un tiempo, cuando Śrīla Prabhupāda usó dos o tres anillos, uno de ellos era un anillo barato de graduación que le había dado un devoto, y que él simplemente llevó durante algún tiempo como agradecimiento por el regalo. Cuando la tecnología empezó a producir relojes digitales, Śyāmasundara Prabhu le regaló uno a Prabhupāda; fue considerado un articulo original. Pero de hecho el reloj nunca funcionó. Prabhupāda lo llevó por un tiempo en una de sus maletas y finalmente lo dejó en algún lugar. Su norma general era aceptar un regalo, usarlo (o al menos llevarlo por algún tiempo) y luego ofrecerlo como regalo a alguno de sus discípulos. Incluso hoy en día, algunos discípulos afortunados tienen varias joyas o posesiones de Śrīla Prabhupāda. A veces Prabhupāda se desprendía tan rápidamente de los regalos que el donante quedaba algo desilusionado.
Bhūrijana dāsa, por ejemplo, le dio a Prabhupāda una pulsera de identidad con un grueso enchapado de oro cuando Prabhupāda visitó Hong Kong. No mucho después, Prabhupāda dio la pulsera a otro discípulo, Bhagavān dāsa Goswami y Bhūrijana se desilusionó al principio, más finalmente llegó a verlo como otra forma de la misericordia de Prabhupāda para con todos los devotos. Por lo tanto, alguien que no entendiera el ánimo renunciado de Prabhupāda y sus intercambios amorosos con sus discípulos, podía a veces mal interpretarlo al verlo llevando varios anillos o adornos de oro. Aunque Prabhupāda era consciente del peligro de esta mala interpretación, aceptaba en su mayor parte los varios regalos, debido a la importancia de aceptar ofrendas como representante de Kṛṣṇa, y después las utilizaba en el servicio de Kṛṣṇa.
En una famosa discusión grabada en Filadelfia una periodista cuestionó a Prabhupāda por ser recogido del aeropuerto en un automóvil opulento. Prabhupāda la reprendió, explicando que, de acuerdo con las Escrituras, como representante de Kṛṣṇa, él debía ser tratado tan bien como Dios. Por lo tanto, el coche utilizado en el aeropuerto no era suficiente, sino que debería haber sido un automóvil de oro. De esta forma Prabhupāda se burlaba de los errores de los no devotos.
Por supuesto, es imposible escapar de los comentarios envidiosos de la gente que no tiene apreciación por el devoto puro. Prabhupāda hizo lo que pudo para no darles motivo de crítica, pero aún así lo criticaban. Cuando en París Prabhupāda conferenció como era usual desde el vyāsāsana y estudiantes radicales de La Salle Playel le gritaron, él decidió que ya no se sentaría en tales vyāsāsanas en público, particularmente ante audiencias sabidamente comunistas o radicales. Sin embargo, la tradición védica requiere que el guru sea adorado y tenido en alta estima. Sólo para adaptarse a la mentalidad envidiosa de los rebeldes, Prabhupāda no siempre podía «descender» para apaciguarlos.
Estando Śrīla Prabhupāda hablando en su habitación, su discípula Rukmiṇī-devī dāsī, que es zurda, estaba afanosa tomando notas de la charla de Prabhupāda. El fenómeno de escribir con la mano izquierda le pareció muy extraño a Prabhupāda, y finalmente lo comentó: —Escribes como Gargamuni: hacia atrás y patas arriba—. Luego contó que una vez había visto en Calcuta a un hombre que tocaba el armonio con los codos, loskaratālas con las rodillas, y la mṛdaṇga con los pies. Prabhupāda parecía creer que la escritura zurda era de una categoría similar.
Entrevista con Rukmiṇī-devī dāsī
Este incidente, en que Prabhupāda comparó la escritura zurda con un fenómeno muy inusual, trae a la mente el hecho de que Prabhupāda se encontró en Occidente con muchos comportamientos, incluso en sus discípulos, que eran inusuales y estrambóticos de acuerdo a su criterio. Los desaseados hábitos de losmlecchas eran siempre una fuente de sorpresa y disgusto trascendental para Prabhupāda. Señalaba que en la India incluso un pobre hombre se baña al menos una vez al día (aunque sólo sea en un grifo de la calle) y un hombre civilizado se baña tres veces al día. Sin embargo Prabhupāda veía que en América el bañarse era una tarea difícil. Cuando se trasladó por primera vez al Lower East Side [el Barrio Bajo del Este, en Nueva York], vio que algunos de sus estudiantes que vivían en apartamentos fuera, no tenían cuarto de baño, y tenían que visitar a sus amigos, o incluso a él mismo, sólo para tomar una ducha. En cuanto al comer, Prabhupāda comentaba a menudo la repulsiva costumbre de los occidentales de comer un trozo de carne «de trescientos años», cocinarla en agua hirviendo, y echarle algo de sal encima. Y cuando comen, no se lavan las manos ni antes ni después de la comida, sino que simplemente se las limpian en los pantalones. Prabhupāda intentó corregir todos estos hábitos sucios en las personas que se hicieron devotos suyos. Mas, al menos en una ocasión, Prabhupāda dijo que no había esperanza de que los devotos occidentales llegaran plenamente a los niveles brahmínicos, ya que habían estado acostumbrados durante tanto tiempo a esos hábitos sucios. Por tanto, Prabhupāda también advirtió a sus discípulos que no se enorgullecieran de logros aparentes que formaban parte de su educación en la sociedad occidental.
La civilización en que las superautopistas son tan suaves como el terciopelo, donde se consiguen comunicaciones instantáneas entre vastas distancias, y donde hay tanto dinero que se puede tirar, no es en definitiva algo de lo que uno pueda estar orgulloso, sino algo de lo que hay que desapegarse en favor de la sociedad védica. Afortunadamente tenemos el ejemplo perfecto de Śrīla Prabhupāda, quien probó que uno puede ciertamente vivir en climas occidentales y en situaciones modernas sin tener que abandonar lo esencial de la vida brahmínica de la conciencia de Kṛṣṇa. Ocupó en el servicio de Kṛṣṇa a todos —tanto a aquellos con «rarezas» inofensivas como el ser zurdo o la inhabilidad de pronunciar perfectamente el sánscrito, así como a quienes tenían rarezas más fuertes, como la tendencia al cambio y a la riña —, e incluso celebraba las actividades de sus «elefantes blancos danzantes» delante de los nativos de la India.
31. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la orden de sannyāsa
La primera consideración es la prédica en Polonia. El templo de Vṛndāvana de alguna manera está siendo administrado... Ahora el trabajo más importante es esa parte de los países comunistas. Si puedes hacer algo allí, es mejor que venir aquí. El interés nuestro es glorificar a Kṛṣṇa como Señor de Vṛndāvana y hacer popular el movimiento Hare Kṛṣṇa de Señor Caitanya Mahāprabhu. Yo estaba residiendo en Vṛndāvana, sin embargo a la edad de setenta años intenté predicar un poquito la conciencia de Kṛṣṇa, y ahora ha salido esta institución. Así pues, creo que es más provechoso predicar las glorias del Señor de Vṛndāvana fuera de Vṛndāvana, en todo lugar.
Hay muchos sahajiyās que imitan a Rūpa Gosvāmī en no salir de Vṛndāvana. Pero el Señor Caitanya siempre permaneció fuera de Vṛndāvana con el propósito de predicar, aunque Él fuera en persona el Señor de Vṛndāvana. No tengo objeción a que vengas a Vṛndāvana, pero ya que has aceptado la orden desannyāsa, es más importante predicar sobre Vṛndāvana que venir a Vṛndāvana.
Carta a Gurudāsa (18 noviembre 1976)
El objetivo de tomar sannyāsa es que ahora uno no tiene obstáculos para el trabajo de prédica. El objetivo es incrementar la prédica. Si uno toma sannyāsa y no incrementa la prédica, eso no tiene valor. Así que toma seriamente esta oportunidad predicando e inspirando a otros a que también prediquen. Entonces no habrá cuestión de estar pensando en otras cosas. Eso desaparecerá.
Carta a Gurudāsa (21 agosto 1975)
En cuanto a tu pregunta de que si las mujeres pueden coser vestidos para las Deidades personales de los sannyāsīs, no es posible. Los sannyāsīs no pueden tener ninguna conexión con mujeres.
Carta a Jayatīrtha (13 enero 1976)
En lo que respecta a tomar sannyāsa, esa mentalidad de que «elegiré entre tener vida sexual o tomarsannyāsa» no es apropiada. Sannyāsa significa que uno ha terminado con la vida material. Tú te has casado y estás en la vida familiar. Así pues, debes permanecer ahí. Pensabas que casándote expandirías tu servicio. Debes hacer eso. De hecho, todos mis discípulos son sannyāsīs porque lo han dado todo al servicio de Kṛṣṇa.
Carta a Nalinīkānta dāsa (21 noviembre 1975)
El que no te puedas quedar demasiado tiempo en ningún lugar debido a los problemas con las visas es una bendición disfrazada. Esto es muy bueno para un sannyāsī. Nārada Muni fue maldecido de la misma manera por Dakṣa para no poder estar en un mismo sitio mucho tiempo, y ello solamente sirvió para aumentar su prédica. Así pues, tú también aumenta la prédica y sé más misericordioso con un mayor número de personas.
Carta a Pṛthu-putra Mahārāja (24 enero 1976)
En lo referente a regresar a tu pueblo, un sannyāsī no debe regresar a su pueblo de origen.
Carta a Gaura-govinda Swami (21 septiembre 1975)
El alma espiritual es igual en el hombre o en la mujer. Para quien está realmente ocupado en el servicio a Kṛṣṇa no existe la distinción de hombre o mujer. En el Bhagavad-gītā, capítulo sexto, verso primero, se declara: anāśritaḥ karma phalaṁ kāryaṁ karma karoti yaḥ / sa sannyāsī ca yogī ca na niragnir na cā kriyā.Cualquier persona que actúe para Kṛṣṇa es un sannyāsī o una sannyāsiṇī. También se declara: striyo vaiśyās tathā śūdrās te ‘pi yānti parāṁ gatim. Así que espiritualmente todos somos iguales, pero materialmente una mujer no puede tomar sannyāsa; sin embargo esto no debe molestarte porque ciertamente tú estás en la plataforma espiritual.
Carta a Aditi-devī dāsī (4 febrero 1976)
Referente a tu deseo de dejar tu familia y tomar sannyāsa, ¿qué es tu familia? Vives separado de tu mujer y no tienes niños, así que ya eres un sannyāsī. De cualquier manera, podemos considerar eso más adelante. Primero tenemos que impulsar este movimiento. Eso es muy importante.
Carta a Haṁsaduta (29 julio 1975)
Creo que B. debería seguir el ejemplo de Rūpa Gosvāmī. Rūpa Gosvāmī tomó sannyāsa y dio el 50 por ciento de lo que tenía en caridad a los devotos, el 25 por ciento para el mantenimiento de la familia y se guardó el 25 por ciento para emergencias. Kṛṣṇa quiere ver que uno sacrifica su vida, aunque uno también tiene que darle el dinero acumulado. No es una buena decisión darle la vida a Kṛṣṇa y el dinero a la esposa.»
Carta a Rūpānuga dāsa (2 febrero 1976)
En este caso Rūpānuga le informaba a Prabhupāda que un devoto había heredado 19.000 dólares y los había prestado al templo. Acordaron que le devolverían el préstamo, ya que el devoto planeaba tomarsannyāsa dentro de cinco o seis años y quería guardar aparte ese dinero para la manutención de su esposa.
Si sientes que māyā es atractiva, entonces vive una honesta vida de casado y contribuye a nuestro movimiento. Como hombre de familia puedes unirte a Svarūpa Dāmodara y ayudar al Instituto Bhaktivedanta. Caitanya Mahāprabhu dice que no importa que uno sea sannyāsī, gṛhastha, brāhmaṇa o śūdra. Tú tienes inteligencia. Estudia más y más. Si crees que debes casarte, hazlo y ayuda al Instituto Bhaktivedanta con tu servicio. Lo que te pido es que no te vuelvas un tonto ordinario. Mantén tu conciencia de Kṛṣṇa en cualquier condición de tu vida. Eso es éxito.
Carta a Puṣta Kṛṣṇa dāsa (29 octubre 1976)
32. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: El ladrón de joyas
En una clase en San Diego, Prabhupāda explicaba cómo los estúpidos exigen ver a Dios; pero nadie puede ver a Dios, a menos que tenga la calificación de la fe. No se trata de algo frívolo, en que uno pueda simplemente exigir: —¿Tú puedes mostrarme a Dios?—. Al contrario, uno debe ser muy serio y estar muy deseoso de realmente ver a Dios. Escuchando sumisamente acerca de Dios, uno puede desarrollar el deseo de verlo.
Hay una historia en relación con esto. Es muy instructiva. Traten de escuchar. Un recitador profesional estaba comentando el Bhāgavata, describiendo como a Kṛṣṇa, decorado con toda clase de joyas, Lo envían al bosque a pastar las vacas. En esa reunión había un ladrón. Cuando escuchó sobre Kṛṣṇa, pensó, «¿por qué no voy al bosque de Vṛndāvana y capturo a ese muchacho con tantas joyas? Puedo ir, atrapar al muchacho y apoderarme de todas Sus joyas». Esa era la intención del ladrón. Estaba determinado: «Debo hallar a ese niño, y en una sola noche me volveré millonario». Así que se fue a Vṛndāvana. Su única aptitud era «tengo que ver a Kṛṣṇa; tengo que ver a Kṛṣṇa». Esa ansiedad, esas ganas, hicieron posible que realmente viera a Kṛṣṇa en Vṛndāvana. Vio a Kṛṣṇa tal como había sido informado por el recitador delBhāgavata. Entonces pensó, «¡oh Kṛṣṇa, eres tan hermoso!». Comenzó a adularlo. Al adularlo pensaba, «sí, tomaré todas Sus joyas». Finalmente él Le expuso a Kṛṣṇa sus verdaderas intenciones:
—¡Oh, Kṛṣṇa, eres tan rico! -¿Puedo llevarme Tus ornamentos?
—No, no —respondió Kṛṣṇa— mi madre se enfadará. No puedo hacerlo.
Kṛṣṇa era tan sólo un niño, así que el ladrón se sintió más y más atraído por Él. Por fin Kṛṣṇa dijo:
—Está bien, puedes tomarlas.
Pero entonces, por Su asociación, el hombre se había vuelto devoto. Así que de una forma o de otra debemos entrar en contacto con Kṛṣṇa. Entonces de alguna manera nos purificaremos.
Clase en San Diego, California (5 agosto 1972)
En mi lectura personal de los libros de Śrīla Prabhupāda no recuerdo una descripción tan detallada de esta historia del ladrón que Le quiso robar las joyas a Kṛṣṇa en el bosque. Hay muchas muchas literaturas y fuentes de donde podemos obtener diversos incidentes del kṛṣṇa-līlā. Sin embargo, para los seguidores de Śrīla Prabhupāda, la fuente más autorizada (y deliciosa) es el propio Śrīla Prabhupāda, especialmente a través de sus libros, aunque también a través de sus clases y conversaciones. A un verdadero seguidor de Prabhupāda no le gusta oír el kṛṣṇa-līlā de ninguna otra fuente. Por lo tanto considero algo muy especial el imprimir una historia como ésta, narrada directamente por Śrīla Prabhupāda acerca de Kṛṣṇa y un ladrón en Vṛndāvana.
33. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
Hay una narración muy instructiva, y es un hecho histórico. El emperador musulmán Akhbar una vez preguntó a su ministro: —¿Hasta cuándo duran los deseos lujuriosos?
El ministro replicó: —Hasta el momento de la muerte.
Akhbar no le creyó: —No, no, ¿cómo puedes decir eso?
—Muy bien, a su tiempo le responderé —concedió el ministro.
Un día el ministro se acercó al emperador y le dijo: —Prepárese inmediatamente para venir conmigo. Y traiga a su joven hija—. Akbhar sabía que su ministro era muy inteligente y que debía haber alguna razón para esto. Fue con él, y el ministro lo llevó con una persona que estaba a punto de morir. Entonces el ministro le pidió a Akhbar: —Por favor estudie la cara del moribundo—. Akhbar notó que cuando él y su hija entraron, el moribundo miró la cara de la joven. De esta forma, Akhbar comprendió: «Sí, lo que él dijo es verdad. Hasta el mismo momento de la muerte, está el deseo de ver el rostro de una muchacha joven». Esto se llama duṣpūreṇa: nunca es satisfecho. Esta atracción del hombre por la mujer y la vida de familia continúa.
Clase en Vṛndāvana (10 diciembre 1975).
Historia recordada de memoria por Satsvarūpa dāsa Goswami. La historia de Akhbar y su ministro siempre ha sido para mí una de las más duras que he escuchado de Śrīla Prabhupāda. Cada vez que la oigo atentamente, quedo anonadado. Solamente sirviendo a Kṛṣṇa y a Śrīla Prabhupāda con todo nuestro cuerpo, mente y palabras podremos escapar de una regresión de último minuto al apego material. Como ya citamos a Śrīla Prabhupāda anteriormente en este volumen, a menos que seamos madana-mohana o sea atraídos por Kṛṣṇa (‘El que confunde a Cupido’), seremos madana-dahana, o sea quemados en el fuego de Cupido, atraídos por una mujer.
Había una vez un mono que estaba saltando de un lado a otro por el bosque cuando vio un gran árbol a medio cortar con una cuña incrustada en el corte. El sistema de los leñadores consistía en que a veces cortaban un gran árbol hasta la mitad, lo dejaban al final de la jornada y después regresaban al día siguiente y cortaban el resto. Entretanto, ellos dejaban colocada una cuña para conservar el corte. Así pues, este mono se sintió muy curioso por este árbol medio cortado y se las arregló para arrancar la cuña. El árbol se juntó de repente y le cortó el rabo. Moraleja: preocúpate en lo tuyo.
Clase en Vṛndāvana (10 diciembre 1975)
34. Personal: Meticuloso
Meticuloso
Prabhupāda era meticuloso. Se ponía su tilaka de esa manera, ejecutando cada paso artística y metódicamente. También usaba su pluma de esa forma. La sacaba de su estuche, la usaba y luego la volvía a poner en el estuche, sobre su escritorio. Prabhupāda advirtió a sus sirvientes que nunca tocasen o moviesen nada de su escritorio. Cuando escribía libros también era así. Su criterio era que tenía que dar el equivalente en inglés a cada una de las decenas de miles de palabras sánscritas de entre millares de versos. Prabhupāda disponía diariamente de un tiempo limitado para traducir el Bhāgavatam y sin embargo nunca dejó a un lado su criterio de encontrarle el equivalente en inglés a cada palabra. Después siempre daba la traducción en inglés, y a continuación el significado. Se molestaba mucho cuando veía que los editores o impresores se saltaban este meticuloso criterio. En general exigía a sus discípulos que fueran muy cuidadosos en todas sus actividades. La adoración de las Deidades, por ejemplo, fue introducida por él sólo gradualmente, debido a la meticulosidad de sus regulaciones. Cuando un devoto que estaba adorando a las Deidades le preguntó cómo lograr bhāva, o apego extático al Señor, Prabhupāda respondió enfatizando un seguimiento meticuloso de todos los principios y regulaciones: los devotos deben ser muy puntuales, muy limpios, y dar buenos vestidos y alimentos a las Deidades.
Śrīla Prabhupāda era particularmente meticuloso en manejar finanzas para Kṛṣṇa, especialmente en la India. Supervisaba personalmente la contabilidad y cuidaba hasta la última rupia la forma en que sus administradores gastaban el dinero.
Su autosacrificio al difundir la conciencia de Kṛṣṇa
Prabhupāda siempre recalcaba que la conciencia de Kṛṣṇa debería darse a los demás y que uno debería sacrificar sus propias actividades para realizar esto. Prabhupāda gastó sus energías conferenciando en un nivel elemental una y otra vez; aun así lo hacía con mucho entusiasmo. No es que simplemente se quedó sentado en un lugar para pensar en Kṛṣṇa, sino que él mismo se sacrificó, viajando siempre, dándolo todo.
A veces, incluso su tarea principal de escribir era dejada de lado para viajar por la India, y llevar así a cabo la instrucción de su maestro espiritual. Y en lo que se refiere a los escritos mismos, fueron concebidos como una tarea benéfica para ayudar a los demás. Así, él produjo el Bhāgavatam para ayudar a la gente en la conciencia de Kṛṣṇa, para dotar a sus seguidores y a otros lectores de suficientes Escrituras, ya que mediante estas lecturas sus vidas se volverían perfectas.
Esta era la naturaleza especial de la conciencia de Kṛṣṇa de Prabhupāda, que todas sus actividades estaban destinadas a distribuirla. Así, siempre dedicaba tiempo a sus devotos, respondía a sus preguntas y los guiaba.
Si alguien decía ser un devoto, Prabhupāda lo examinaba para ver si compartía su mismo espíritu de entregar la vida a la conciencia de Kṛṣṇa. Como nadie podía llegar a la entrega de Prabhupāda, él podía cortar sin titubeos las pretensiones de estatura espiritual de cualquier persona. Sin embargo, aunque él tenía la potencia para hacer esto, siempre se manifestaba humilde acerca de sí mismo y de su propia contribución.
Decía, por ejemplo, que él era un caído, que no era un gran erudito y que simplemente estaba intentando cumplir la orden de su Guru Mahārāja aunque él mismo no tuviera ninguna buena cualidad. Y sin embargo, Kṛṣṇa dice que una persona como Prabhupāda es el sirviente más querido que jamás habrá [Bg. 18.68-69]. Prabhupāda también animaba cualquier pequeña chispa de autosacrificio que encontraba en los demás.
Cuando una persona está involucrada muy intensamente en una causa tiene que sacrificar cualidades muy personales y apreciables. En cambio, aun cuando Prabhupāda estaba plenamente volcado en la campaña de extender y organizar la conciencia de Kṛṣṇa, siempre estuvo lleno de cualidades personales adorables. Siempre demostró ser simple, espontáneo y por supuesto altamente espiritual a cualquier persona con que se encontrase, mientras extendía la conciencia de Kṛṣṇa hasta ellos de acuerdo con su capacidad para recibirla.
Satsvarūpa dāsa Goswami
2. El Señor Caitanya es Kṛṣṇa mismo
3. ¡Prabhupāda dijo tantas cosas maravillosas!
4. Este ejemplo ya lo he dado alguna vez...
5. Cartas de discípulos
6. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la agricultura
7. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Servicio devocional es muy elevado
8. Los cambios en su forma de actuar
9. Historia: "El dinero atrae al dinero"
10. Carruajes sin caballos
11. Gotitas de néctar: "Ustedes están ciegos. Yo estoy viendo bien"
12. El Kṛṣṇa de Vṛndāvana es el más dulce
13. Śrīla Prabhupāda dijo: Acerca de los restaurantes
14. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Saber el significado de un libro
15. Realizaciones. Más allá de la interpretación inmediata y aparente
16. Realizaciones. La naturaleza de un devoto puro
17. Prabhupāda los había convencido con la razón y la lógica
18. ¿Por qué Les dan la espalda a las Deidades?
19. Gotitas de néctar: Su personalidad compasiva y trascendental
20. Bhagavān es el controlador supremo
21. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la poligamia en ISKCON
22. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Adorador de la diosa Kālī
23. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
24. Personal: Su manera de dar clases
25. Realizaciones: ¿Qué hago con el āsana?
26. Bendición para escribir libro sobre psicología védica
27. Dios es un hecho científico
28. Hoy ella te ha prestado un servicio; mañana tú debes servirla
29. Gotitas de néctar: Kṛṣṇa es ilimitado —afirmó Prabhupāda—. Tú no.
30. Gotitas de néctar: Śrīla Prabhupāda mostró su tolerancia
31. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la orden de sannyāsa
32. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: El ladrón de joyas
33. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
34. Personal: Meticuloso
1. Automóvil equivocado
En 1972, cuando Śrīla Prabhupāda residía en casa de Kārttikeya Mahadevia en Bombay (India), ocurrió una mañana un incidente inusual. El secretario de Prabhupāda, Śyāmasundara dāsa, y su sirviente, Śrutakīrti dāsa, habían llevado a Prabhupāda a la playa de Chowpatti para que diese su paseo matutino. Śyāmasundara había conducido el automóvil del señor Mahadevia, uno de aquellos Ambassador negros tan populares en toda la India. Cuando todos estuvieron dispuestos para regresar, Śyāmasundara se encontró con que no podía poner en marcha el motor. Introdujo la llave en el contacto, pero ésta no giraba. Śyāmasundara intentó apretándola, maldiciéndola y forzándola hasta que se frustró por completo.
—No funciona Śrīla Prabhupāda —dijo—. Voy a ir a buscar un taxi—. Salió rápidamente del automóvil dejando a Śrīla Prabhupāda cantando japa con Śrutakīrti en el asiento trasero. Pasados unos pocos minutos, dos caballeros hindúes vestidos con traje y corbata se acercaron al automóvil, abrieron la puerta delantera y se introdujeron en él. Śrutakīrti se alarmó, pero Śrīla Prabhupāda inició una charla amistosa con ellos en hindi. Cuando uno de ellos introdujo su llave en el contacto, arrancó el auto y comenzó a conducir, Śrutakīrti comprendió por fin lo que había sucedido: ¡Śyāmasundara había llevado a Śrīla Prabhupāda a un auto equivocado! Cuando los auténticos propietarios del Ambassador negro escucharon la explicación de Śrīla Prabhupāda se sintieron honrados e insistieron en conducir a Śrīla Prabhupāda de regreso a la residencia del señor Mahadevia.
Śrutakīrti intentó disculparse por lo sucedido, pero uno de los caballeros se volvió y contestó: —¡Oh no!, ésta es una oportunidad muy buena para que le prestemos un pequeño sevā a Swamiji.
Entonces Śrīla Prabhupāda comenzó a explicarles las bases del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa y su misión a nivel mundial. Ellos escuchaban atentamente.
Cuando llegaron al edificio de Mahadevia, Śrīla Prabhupāda los invitó a tomar prasāda.
—No, tenemos que ir a la oficina. Pero muchas gracias, Swamiji.
—Sí, muchas gracias, Swamiji.
Tras este agradable incidente, Śrīla Prabhupāda comentó a su sirviente: —Esta es la diferencia entre la India y América. Si nos hubiéramos equivocado de automóvil en América, hubiéramos tenido un gran problema.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
Śrīla Prabhupāda repitió una anécdota similar en sus clases sobre una ocasión en que él y sus discípulos caminaban a través del terreno de un campesino en Vṛndāvana. El campesino salió junto con los miembros de su familia a recibir a Prabhupāda y a expresarle que era un gran honor para él tener a Śrīla Prabhupāda caminando por sus campos. Prabhupāda comparó esto a Occidente, donde hay carteles de «Cuidado con el perro», y donde hasta le pueden disparar a un intruso.
2. El Señor Caitanya es Kṛṣṇa mismo
Normalmente Śrīla Prabhupāda accedía a dar iniciación a los devotos basándose en la recomendación de los presidentes de templo, aunque a veces entrevistaba personalmente a los candidatos para ver si estaban preparados. Al menos ésa parecía ser su intención en Los Ángeles en junio de 1971, cuando llamó a Śubhānanda dāsa, Śrīnātha dāsa y a otro devoto a su habitación, antes de concederles su iniciación brahmínica.
—¿Qué concepto tienes de Kṛṣṇa? —preguntó Śrīla Prabhupāda volviéndose hacia Śubhānanda.
—Él es la Suprema Personalidad de Dios —replicó éste, enumerando las seis cualidades de Kṛṣṇa: riqueza, fuerza, fama, belleza, conocimiento y renunciación
—Muchas gracias —dijo Śrīla Prabhupāda.
Luego se volvió hacia Śrīnātha y le preguntó: —¿Quién es el Señor Caitanya?
Śrīnātha contestó con confianza: —Es la encarnación más magnánima de Kṛṣṇa.
—¡No! —replicó Prabhupāda—. Encarnación no: es Kṛṣṇa mismo.
Al principio Śrīnātha pensó en defenderse, recordando que en Las enseñanzas del Señor CaitanyaPrabhupāda usaba la palabra encarnación refiriéndose al Señor Caitanya. Luego, sin embargo, se dio cuenta de que no debía argumentar con el maestro espiritual. Śrīla Prabhupāda estaba corrigiendo y refinando su comprensión errónea.
Śrīla Prabhupāda explicó entonces brevemente que no hay diferencia alguna entre el Señor Kṛṣṇa y el Señor Caitanya.
—¿Han leído el Bhāgavatam? —preguntó Prabhupāda dirigiéndose a los tres, y ellos contestaron que sí.
—¿Han leído el capítulo sobre las encarnaciones?
De nuevo asintieron y dijeron que sí.
—Kṛṣṇa es la fuente de todas las encarnaciones y expansiones —dijo Śubhānanda, y Prabhupāda de nuevo contestó: —Muchas gracias.
Después Prabhupāda indicó a los tres candidatos a la iniciación que podían marcharse.
—¡Todas las glorias a usted, Śrīla Prabhupāda! —dijeron al marcharse.
--Jaya —contestó Prabhupāda.
Comentando entre ellos, los devotos coincidieron en que los requisitos de Prabhupāda parecían muy pocos. Ellos no habían sido devotos durante mucho tiempo y habían nacido y crecido en la degradada cultura occidental. Sólo les había preguntado: «¿Quién es Kṛṣṇa? ¿Quién es el Señor Caitanya? ¿En que son diferentes?». No se requerían grandes conocimientos o austeridades, sino fe en que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios y en que el Señor Caitanya es Kṛṣṇa mismo.
Entrevista con Śubhānanda dāsa y con Śrīnātha dāsa
3. ¡Prabhupāda dijo tantas cosas maravillosas!
En julio de 1976, cuando Śrīla Prabhupāda visitó Nueva Vṛndāvana, se sentía enfermo. Su secretario anunció que no habría reunión al aire libre aquella noche. Llovía, y Prabhupāda se quedó en una pequeña casa que le habían ofrecido. Se sentó en el diván de la sala, mientras Pradyumna dāsa le leía el Bhagavad-gītā tal como es. También estaban en la habitación algunos devotos. Prabhupāda tenía la mano sobre la cabeza y miraba hacia abajo. Pradyumna leyó aproximadamente durante una hora, y Prabhupāda no dijo nada. Todos los presentes eran amargamente conscientes de que Prabhupāda no se sentía bien, y sabían que estaba mostrándose muy misericordioso al sentarse con ellos por algún tiempo.
Finalmente, el secretario de Prabhupāda dijo: —Muchas gracias Prabhupāda por su asociación—. Era una clara indirecta para que todos se marchasen.
—Todas las glorias a Śrīla Prabhupāda —dijo otro devoto, y todos le ofrecieron sus reverencias y se dispusieron a retirarse. —¿Alguna pregunta? —dijo Śrīla Prabhupāda alzando la cabeza. Los devotos, muy contentos, se volvieron a sentar y comenzaron a preguntar a Prabhupāda cuestiones filosóficas. Una de las preguntas se refería a la llegada de Kali-yuga.
—Ve a buscar el Bhāgavatam —dijo Śrīla Prabhupāda. Pradyumna comenzó a leer una lista de las calamidades futuras en Kali-yuga. En cada punto Prabhupāda lo detenía y daba una explicación. En pocos minutos Prabhupāda estaba predicando dinámicamente y todos olvidaron lo enfermo que estaba.
Dijo que Vyāsadeva había visto el futuro y por tanto había predicho que el estándar de la belleza consistiría en el pelo largo. En el curso de la conversación, Śrīla Prabhupāda alabó también el hecho de vivir en Nueva Vṛndāvana, el tema favorito de los devotos de allí. Dijo que en la India, aunque la gente viva a las orillas de un río sagrado como el Ganges, aun así viajan grandes distancias para ir a un tīrtha, a un lugar de peregrinaje. —El río Ganges pasa por Calcuta —dijo— pero la gente de Calcuta recorre todo la distancia hasta Hardwar para bañarse en el mismo Ganges. Prabhupāda aseguró a los devotos de Nueva Vṛndāvana que el lugar donde estaban era igual a Vṛndāvana y por lo tanto no había necesidad de ir a ningún otro centro de peregrinación.
—Ustedes ya están viviendo en un lugar sagrado.
Después del darśana de aquella noche de lluvia, Rādhānātha comentó: —¡Prabhupāda dijo tantas cosas maravillosas!
Entrevista con Rādhānātha Swami
Aún nos falta por apreciar plenamente cuánto se sacrificó Prabhupāda para superar las dificultades de la enfermedad y la vejez con el fin de difundir la conciencia de Kṛṣṇa hasta su último aliento. Prabhupāda nos aconsejó repetidas veces en sus libros que uno no debe apegarse al cuerpo ni estar molesto por incomodidades corporales, siendo él mismo un ejemplo de esto. Uno normalmente no piensa mucho en las enfermedades de Prabhupāda, excepto que eran trascendentales. Su primera enfermedad tras llegar a América fue en 1967, cuando sufrió un ataque al corazón. Más tarde Prabhupāda fue diagnosticado diabético, sin embargo nunca tomó medicación o tratamiento regular para estas enfermedades.
Una vez en la India, un discípulo de Prabhupāda estaba preocupado por estar afectado de ictericia. El discípulo le comentó que tenía varios síntomas de ictericia como el color amarillento de los ojos y el excremento de color blanco. Al principio Prabhupāda rechazó la posibilidad de que su discípulo tuviera ictericia, aunque tuviera los síntomas. Dijo que el excremento a veces era de un color y a veces de otro, pero que estas cosas eran temporales e insignificantes: uno debía proseguir con su conciencia de Kṛṣṇa.
Similarmente, aun cuando a Prabhupāda se le diagnosticaron ciertas enfermedades, nunca pensó de sí mismo, «soy diabético» o «soy un enfermo cardíaco». Simplemente siguió con su servicio trascendental. Eso es una instrucción para todos nosotros. Las glorias de Prabhupāda no pueden ser imitadas, pero aun así nosotros también deberíamos poner nuestro servicio en primer lugar y no identificarnos como víctimas de alguna enfermedad. Cuando se hablaba demasiado de una enfermedad particular o incluso de su curación, Prabhupāda señalaba que la verdadera enfermedad es el cuerpo material y la cura real era cantar Hare Kṛṣṇa. A menudo pensamos —correctamente— que las enfermedades de Prabhupāda no tenían causas materiales, sino trascendentales. Observamos que no sólo eran trascendentales las causas, sino que también la respuesta de Prabhupāda a estas así llamadas enfermedades era enteramente trascendental. Él entendía que esto venía de Kṛṣṇa, y continuaba con su servicio tanto como le era posible, permaneciendo siempre en la plataforma trascendental. (También en la anécdota número 49, Rāmeśvara Swami describe cómo Śrīla Prabhupāda trascendió sus enfermedades físicas para entregar conciencia de Kṛṣṇa.)
4. Este ejemplo ya lo he dado alguna vez...
Cualquiera que haya escuchado a Śrīla Prabhupāda sabe que citaba muchos versos en sánscrito mientras predicaba. Pero, a veces después de predicar, murmuraba un verso como un comentario final, o una nota explicativa, o simplemente como una señal de que Su Divina Gracia estaba absorto en una cadena de pensamientos en conciencia de Kṛṣṇa.
--Hṛsīkeṇa hṛsīkeṣa, sevanam...
Śrīla Prabhupāda podía estar tratando los problemas personales de alguien, la administración de ISKCON o lo que fuera, y la cita podía percibirse como un recordatorio; dijese lo que dijese o hiciera lo que hiciera, Śrīla Prabhupāda siempre era consciente de que estaba actuando como sirviente de Kṛṣṇa y de los ācāryas en la cadena discipular de Kṛṣṇa.
Satsvarūpa dāsa Goswami recuerda haber estado presente durante uno de esos extáticos susurros en sánscrito de Śrīla Prabhupāda. Fue en 1971 en Dallas; Śrīla Prabhupāda había estado reprendiendo a Satsvarūpa por una serie de errores que había cometido en su labor como administrador. Más tarde, ambos salieron de la habitación para ir a ver a la Deidades de Rādhā-Kālachandajī, que estaban siendo preparadas para Su instalación. Mientras pasaban por el recibidor, Prabhupāda susurró: --Gṛheṣu gṛhamedhīnām...
Era el verso sobre el que había hablado en la clase de Bhāgavatam de la mañana, pero al oírsela susurrar a Prabhupāda como una pequeña canción, Satsvarūpa sintió de forma clara que Prabhupāda era completamente puro y trascendental, y que su enfado era simplemente una enseñanza para el beneficio de su discípulo.
Śrīla Prabhupāda sentía un placer genuino citando versos en sánscrito. Jayādvaita Swami recuerda una ocasión en que estaba con Prabhupāda en su habitación de Brooklyn y Prabhupāda citó un verso de Rūpa Gosvāmī. Era un verso que Prabhupāda citaba a menudo, pero los devotos pudieron ver, mientras lo citaba una vez más, que Prabhupāda estaba saboreando un placer profundo y nuevo. Para Śrīla Prabhupāda parecía ser otra oportunidad para estar con Rūpa Gosvāmī y servirle transmitiendo sus enseñanzas a otros.
A veces Prabhupāda decía: —Este ejemplo ya lo he dado alguna vez...
¡Alguna vez! Esta frase invariablemente daba entrada a un ejemplo que los devotos habían oído tantas veces que ya habían perdido la cuenta desde hacía tiempo. Sin embargo, para Śrīla Prabhupāda no había necesidad de inventar nada nuevo. El mismo ejemplo aún era oportuno, aún era perfecto, aún merecía citarse otra vez, de nuevo.
Satsvarūpa dāsa Goswami
5. Cartas de discípulos
Estoy empezando a entender que cualquier cosa en relación con Prabhupāda es realmente nectárea. Es su misericordia sin causa el hecho de que finalmente haya encontrado una forma de prédica a la cual estoy realmente apegado: hablarles a otros devotos de las gloriosas actividades de nuestro amado maestro espiritual. Toda palabra suya y cada paso dado por él son fuente de placer para millones de discípulos en todo el mundo. Sólo Prabhupāda puede convertir unas vidas miserables en algo digno. Él acepta el servicio más insignificante como algo grande.
Ayer mientras charlaba sobre Nueva Vṛndāvana durante el masaje de Prabhupāda, mencioné que a veces les hacíamos ārati a las vacas. En ese momento Prabhupāda frunció el ceño. Le pregunté si era correcto hacerlo y me dijo que no. Pregunté si se podía hacer algo en especial por las vacas. Él respondió que mantenerlas limpias, cepillarlas bien, bañarlas y también pulirles los cuernos y las pezuñas.
Prabhupāda recibió tu sandeśa ayer, y anoche, a petición de él, le puse dos trozos en el plato, junto con rodajas de piña y leche caliente. Mordió uno de los trozos y dijo que Kīrtanānanda Mahārāja hace unsandeśa de primera categoría. Luego dijo que el sandeśa y las rasagullās son dulces bengalíes y se consideran dulces estándar. Después estuvo criticando que en Los Ángeles cocinan dulces inventados: arroz hinchado con harina de algarroba, leche en polvo con colorantes y mantequilla de maní, variadas combinaciones que a él no le interesan. Dijo: —Les he dado sandeśas, rasagullās y bolitas dulces. Estos son los dulces estándar y son muy buenos. ¿Para qué buscar cosas diferentes?—. Así que anoche hice requesón y esta mañana le preparé sandeśas. A la hora del almuerzo le di uno de tus sandeśas y uno de los míos; se comió los dos. Cuando hubo terminado, le pregunté qué le habían parecido los sandeśas. Su rostro se iluminó y dijo: —¿Los hiciste tú?—. Le expliqué lo que había hecho y respondió que ambos estaban muy buenos. Estoy realmente contento, porque es uno de sus dulces favoritos.
Carta de Śrutakīrti dāsa
a Kīrtanānanda Mahārāja (27 septiembre 1972)
Estábamos aquí en Madrás sentados en la habitación de Śrīla Prabhupāda y Su Divina Gracia estaba haciendo una inspirante presentación de la conciencia de Kṛṣṇa. Entonces un joven como de unos 20 años interrumpió:
—Sí, entonces podremos sentir más amor y menos ira.
—¿Y qué hay de malo con la ira? —replicó Su Divina Gracia.
El joven se quedó sorprendido y desorientado:
—Bueno, eh... si nos enfadamos es difícil que tengamos paz en la mente.
Prabhupāda lo interrumpió y dijo: —De cualquier manera, eso es una especulación. Él mismo Kṛṣṇa se enoja. Nosotros somos partes integrales de Kṛṣṇa, y de hecho Kṛṣṇa recitó el Bhagavad-gītā para poner furioso a Arjuna. Arjuna no se enfureció cuando debía haberlo hecho. El único propósito del Gītā fue simplemente hacer que Arjuna se enojase y luchara. Lo mismo ocurre con la lujuria. En el Bhagavad-gītā el Señor Kṛṣṇa dice: «Yo soy ese kāma, esa lujuria que se aplica según el dharma»
Carta de Girirāja dāsa a Uddhava dāsa (21 enero 1971)
Esta es la primera vez que he usado intercambios de cartas entre devotos como entradas en El Néctar de Prabhupāda. Nos muestra otra forma maravillosa de glorificar a Prabhupāda. Estas cartas son especialmente nectáreas porque nos dan un sabor directo de la asociación con Prabhupāda, como si estuviera presente en la habitación contigua. Por consiguiente le pedimos a cualquier devoto que tenga cartas que él escribió cuando Prabhupāda estaba presente o que tenga alguna carta de devotos que viajaban con Prabhupāda, que por favor las entreguen para su uso en El Néctar de Prabhupāda.
6. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la agricultura
Así que tomen más tierras y ocúpenlas en la agricultura, arando con bueyes en lugar de tractores. Los bueyes se pueden usar para arar y para transportar. Con varios bonitos carros de bueyes pueden ir de pueblo en pueblo predicando. Poniendo la finca en el centro, con cuatro carros de bueyes ustedes pueden ir hasta quince kilómetros para un lado, quince para el otro, etc. Vendan libros, prediquen, y vivan en paz en la finca. Antes al buey se lo usaba para este fin; así que no existía este problema de no saber en qué manera usarlos. Lo primero es que tenemos que acabar con estos métodos artificiales: los bueyes deben usarse para arar, para transportar y para moler granos y de este modo evitar de una forma natural la maquinaria, el petróleo...
Carta a Balavanta dāsa (1 marzo 1977)
Respecto a la finca en Nueva Orleans, no hagan azúcar. Hiervan el jugo de la caña hasta que se vuelva melaza. Pueden comer melaza en lugar de azúcar. Hiérvanla hasta que se vea granulada y guárdenla en recipientes cerrados. No traten de hacer azúcar para vender. Lo único que conseguirían es tener más problemas.
Carta a Jagadīśa dāsa (20 noviembre 1975)
Sí, si nuestros devotos casados no pueden distribuir libros, entonces que vivan en las comunidades agrícolas. Con un telar manual pueden producir hilo de coser, pueden hacer toda clase de actividades. Pero tienen que hacer algo, no sentarse ociosos, porque un cerebro ocioso es el taller del diablo.
Carta a Nityānanda dāsa (12 abril 1977)
Nuestras vacas son felices, por eso dan tanta leche. La civilización védica le da protección a todas las criaturas vivientes, especialmente a las vacas, porque ellas prestan un servicio muy grande a la sociedad humana en la forma de la leche, sin la cual nadie puede ser saludable y fuerte. En tu país se protege al perro y se mata a la vaca. El perro defeca y orina en la calle y aun así es considerado el mejor amigo del hombre; en la vaca todo es puro: el excremento, la orina y la leche; sin embargo la llevan al matadero para sacrificarla y comérsela. ¿Qué clase de civilización es ésta? Por lo tanto tienen que predicar contra este absurdo.
Carta a Rūpānuga dāsa (7 diciembre 1975)
Puedes visitar nuestros proyectos agrícolas en Nueva Vṛndāvana y en Port Royal (Pennsylvania). Ellos hacen todo muy bien, y tú puedes desarrollar tu finca en base a ese modelo. Es muy bueno que estés cultivando tus propios granos. Mi ambición es que todos los devotos se vuelvan autosuficientes mediante la producción de verduras, granos, leche, frutas, y flores, tejiendo sus propias telas en telares manuales. Esta vida simple es muy hermosa. La simple vida campesina ahorra tiempo para otras ocupaciones, como cantar el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa.
Carta a Tuṣta Kṛṣṇa dāsa (23 agosto 1976)
Cuando estuve en Francfort, me agradó ver las granjas llenas de vacas que rodean nuestro templo. Desafortunadamente las matan. Si pudiéramos desarrollar nuestro proyecto agrícola sin matanza de vacas, sería un gran ejemplo para el país. Si las dejamos vivir en lugar de matarlas, obtendremos muchos alimentos nutritivos llenos de vitaminas. En Nueva Vṛndāvana he visto lo felices que viven nuestros devotos, al aire libre, con hortalizas frescas y leche en abundancia, viviendo de forma sencilla en cabañas. ¿Qué más quieren? No debemos atender al cuidado del cuerpo, debemos dedicar tiempo a cantar Hare Kṛṣṇa. Debemos propagar esta misión. Ahorren tiempo y canten Hare Kṛṣṇa.
Carta a Haṁsaduta dāsa (9 julio 1974)
7. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Servicio devocional es muy elevado
Una vez, cuando Śrīla Prabhupāda estaba en Māyāpura, dos de sus sannyāsīs visitaron un templo y oyeron a un pūjārī hindú hacer un comentario extraño. Mientras los discípulos de Śrīla Prabhupāda recibían el darśanade los Deidades, el pūjārī pareció apreciar su actitud respetuosa y su compostura.
—Continúen realizando servicio devocional —les aconsejó el brāhmaṇa pūjārī-- y puede ser que en su próxima vida nazcan como brāhmaṇas.
Más tarde, los discípulos fueron a ver a Śrīla Prabhupāda y le contaron lo ocurrido. Prabhupāda sonrió y les contó una historia.
Había una anciana que vivía en una remota aldea; un día, el juez británico del distrito visitó su aldea. La anciana había estado involucrada en una disputa sobre la propiedad de unas tierras, que algunos de sus parientes estaban intentando arrebatarle. Sus amigos le aconsejaron que fuera a ver al juez y presentase ante él el asunto para su resolución. Cuando así lo hizo, el juez dictaminó inmediatamente a su favor y se aseguró de que las tierras se inscribieran a su nombre. Encantada, la anciana mujer intentó ofrecer sus bendiciones al juez.
—Yo lo bendigo —dijo emocionada— para que en su próxima vida se vuelva agente de policía.
En la mente de la anciana, explicó Śrīla Prabhupāda, el cargo de jefe de policía era lo más elevado que podía imaginar. Similarmente —continuó Śrīla Prabhupāda— ese brāhmaṇa de casta no sabe que el servicio devocional es mucho más elevado que nacer como brāhmaṇa.
Entrevista con Bhakticāru Swami
Aunque el pūjārī hindú bendijo con mentalidad estrecha a los devotos para que en sus próximas vidas se convirtiesen en brāhmaṇas hindúes, al menos apreció su respeto y devoción en el templo. Como apreció a su manera el comportamiento de los devotos, quiso bendecirlos y desearles el bien. Una conducta correcta por parte de los seguidores de Prabhupāda es un crédito para Prabhupāda, para el movimiento de conciencia de Kṛṣṇa y para los devotos. Sin embargo, el crédito para los devotos debe ganarse; no es automático. Prabhupāda escribe en El Néctar de la Instrucción: «De hecho, vengan los devotos de una familia de ācāryasprevios o de una familia ordinaria, deben ser tratados igualmente. No se debe pensar: ”Oh, este es ungosvāmī norteamericano”, y discriminarlo. Ni se debe pensar: “Oh, este es un gosvāmī de la nityānanda-vaṁśa”» [Upadeśāmṛta 6, pág. 62].
De acuerdo a las declaraciones de Śrīla Rūpa Gosvāmī en este verso, un gosvāmī norteamericano y ungosvāmī nacido en una familia de ācāryas no son diferentes. Si alguna vez vamos a un templo o lugar de peregrinaje, ello debe ser para nuestro propio servicio devocional, y debemos hacerlo con humildad y pureza para representar adecuadamente a Prabhupāda. Prabhupāda también dijo que dondequiera que vayamos en el mundo, si seguimos los principios y nos comportamos correctamente, la gente adorará a los devotos. Y aunque el brāhmaṇa del templo no nos bendiga, Prabhupāda y Kṛṣṇa estarán complacidos con nuestra conducta pública apropiada.
8. Personal: Los cambios en su forma de actuar
Algunos devotos han concluido que durante los años que Prabhupāda estuvo con ISKCON (desde 1966 a1977), él pasó por tres etapas. La primera fase fue cuando Śrīla Prabhupāda era el único devoto responsable de predicar y todos acudían a él como el único guía espiritual, sin intermediarios. Así es como Śrīla Prabhupāda se presentó a los devotos en el primer templo de Nueva York y en el templo de San Francisco. Como «Swamiji» era tolerante, siempre parecía tener tiempo de sobra para hablar con cualquiera, y solamente de una manera gradual pidió a sus discípulos que siguieran las reglas y regulaciones. Estaba tratando de comenzar un movimiento después de haber pasado un año en América sin que nadie se hubiera unido a él; así pues, si los discípulos dejaban que limpiase solo su apartamento, o compartían el cuarto de baño con él, él lo toleraba. Durante esta época también su forma de vestir era en algunos detalles distinta de más adelante. No llevaba kurtās, sino un cādar sobre el pecho desnudo, o bien se ponía un suéter barato de cuello alto que le habían dado sus seguidores. Iba con ellos en trenes, autobuses y metro, y no viajaba mucho, sino que se quedaba en cada templo durante varios meses consecutivos.
Todo esto cambió durante el período en que el movimiento creció rápidamente (desde 1969 hasta 1975). Śrīla Prabhupāda, mediante sus propios esfuerzos cargados de poder, se convirtió en el líder mundial de una religión influyente. Fueron años de tremendos esfuerzos para él. Revitalizó la India predicando la conciencia de Kṛṣṇa, viajando mucho por aquel país, y dirigiendo allí la construcción de templos importantes. También dio varias vueltas al mundo. A medida que iba iniciando a cientos y miles de discípulos, se fue volviendo menos accesible a ellos. Ahora —porque así lo dispuso él mismo— sus líderes, especialmente los presidentes de templos, los sannyāsīs y los GBC, se ocupaban de la mayoría de los problemas, aunque las decisiones finales y la carga última de todo recaía siempre sobre él.
La tercera fase fue la retirada gradual de su participación intensa en la dirección. En un sentido, la segunda fase de plena participación en la expansión de ISKCON continuó hasta el final. Pero es cierto que Śrīla Prabhupāda empezó a permitir que sus representantes miembros del GBC aceptaran cada vez más responsabilidades. Al menos éste era su deseo. Explicó que quería dedicar más tiempo a escribir. Comenzó a quedarse más tiempo en la India, donde parecía encontrarse más como en su casa, y cuando realizaba giras a América y Occidente no se involucraba mucho en la administración de los templos, sino que daba clases. Gradualmente, sus conferencias públicas fueron también una responsabilidad que asignó a sus discípulos más antiguos, mientras que él predicaba más a los devotos con permanencias cortas en diferentes templos. Ahora ya no tenía que ser el pionero de cada nueva apertura o inauguración del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa, ya que sus discípulos viajaban a todo lo largo y ancho del planeta para abrir nuevos centros, con la credibilidad de Śrīla Prabhupāda como base y sus libros como armas.
Después, en su último año, cambió claramente el ánimo de su actividad y permaneció casi de continuo enla India, a medida que sus actividades corporales disminuían e iba entrando poco a poco en el último pasatiempo: el de su partida. Agrupó a unos pocos discípulos a su alrededor para que le ofreciesen un servicio personal e íntimo, e hizo preparativos para la continuidad del movimiento después de su desaparición.
Aun cuando algunos de estos cambios en la conducta de Śrīla Prabhupāda a través de los años son innegables, Prabhupāda tenía muchas cualidades inmutables. Como él mismo dijo: —No he olvidado a Kṛṣṇa ni siquiera un momento de mi vida—. Prabhupāda también dijo que él siempre era el mismo, desde los primeros días de su llegada a América. La única diferencia era que Kṛṣṇa le había enviado hombres y dinero, y con ello Prabhupāda transformó la prédica de la conciencia de Kṛṣṇa, aunque él personalmente seguía siendo el mismo. Śrīla Prabhupāda decía: —ISKCON puede ser muy grande, pero yo soy muy pequeño—. Él era siempre una persona pura, el predicador empoderado y el bienqueriente gentil, manifestándose en papeles diversos de acuerdo con lo que Kṛṣṇa dispusiera.
Con los años, Śrīla Prabhupāda comenzó a vestir mejores ropas de sannyāsī, comenzó a utilizar mejores automóviles, viajaba en aviones, aceptaba millones de dólares en nombre de Kṛṣṇa; pero siguió siempre siendo el mismo, el sirviente puro, y lo usó todo para el Señor, sin tendencia alguna de disfrute. Cualquier cosa apropiada y útil para el servicio de Kṛṣṇa, él la aceptaba. Siempre quiso que todo el mundo se hiciera consciente de Kṛṣṇa y para ello estaba dispuesto a trabajar constantemente. Siempre era dulce y considerado, y siempre estaba en contacto con Kṛṣṇa. Siempre llevaba sus cuentas de japa en una bolsa y rezaba con ellas y siempre llevaba kaṇthī-mālā alrededor del cuello y tilaka en la frente. Siempre trabajaba en la traducción de Escrituras trascendentales como el Śrīmad-Bhāgavatam; para ello se levantaba en la noche y dictaba sus significados Bhaktivedanta.
Nunca cambió su filosofía como los científicos especuladores o como los filósofos occidentales o los héroes culturales los hombres de negocios de moda, que se adaptan a los tiempos para mantener su popularidad. Siempre ofrecía el mismo producto inapreciable, la filosofía del Señor Caitanya y el Señor Kṛṣṇa, exactamente tal como la había recibido de su maestro espiritual. George Harrison notó y apreció esta cualidad en Prabhupāda cuando declaró: —Simplemente él hablaba siempre de Kṛṣṇa, no importa quién estuviera ante él. Cuando quiera que lo veías, era siempre el mismo. Y no es que te decía que cantaras el mantra Hare Kṛṣṇa y la siguiente vez te decía: «Disculpa, ya no lo hagas, me equivoqué». No, él era siempre el mismo.
Nosotros, los seguidores de Prabhupāda, deberíamos aprender de su līlā este arte: cómo actuar según los tiempos y adaptarnos a la ocasión, la persona y el lugar, pero al mismo tiempo conservar intacta nuestra personalidad original consciente de Kṛṣṇa. Las convicciones profundas e inamovibles de Prabhupāda son milagrosas cuando consideramos que no las cambió al venir a América. Nunca cambió sus vestidos, su dieta ni su vida regulada, a pesar de los consejos de ciertos «svāmīs» que le decían que así lo hiciera. Era también maravillosa su habilidad para realizar ajustes dinámicos, como por ejemplo establecer una cuota de japa que sus discípulos pudieran completar y otorgar a las mujeres iguales derechos para la iniciación.
¡Todas las glorias al firme trayecto de los pasatiempos de Śrīla Prabhupāda en este mundo! ¡Todas las glorias a su posición fija, más precisa que la órbita del Sol en el cielo! ¡Y todas las glorias a su inteligencia trascendental en la prédica, por la cual cambiaba su forma de actuar siguiendo las indicaciones de Kṛṣṇa para obtener los mejores resultados en la presentación de la conciencia de Kṛṣṇa a las reacias almas condicionadas! Que su movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa continúe reflejando estas dos fortalezas de cambio y perdurabilidad.
Satsvarūpa dāsa Goswami
9. Historia: "El dinero atrae al dinero"
Poco después de la gran inauguración del templo de Kṛṣṇa-Balarāma, Śrīla Prabhupāda permitió al Banco Nacional del Punjab abrir una sucursal en una gran sala de la Casa de Huéspedes Kṛṣṇa-Balarāma, cerca de la casa de Śrīla Prabhupāda. Los directivos del banco y sus amigos acudieron, así como muchos devotos, y tuvo lugar una ceremonia de inauguración. Los devotos también repartieron dulces prasāda. Con motivo de este acto, Prabhupāda habló en público, comparando al director del banco con Kuvera, el tesorero de los semidioses.
Prabhupāda contó la historia de cómo Dhruva Mahārāja había estado matando «como nada» a losyakṣas. Svāyambhuva Manu aconsejó a Dhruva que cesara la matanza y Dhruva accedió. Entonces, Kuvera fue en persona a ver a Dhruva y le ofreció una bendición. Sin embargo, aunque el tesorero de los semidioses le estaba ofreciendo cualquier maravilla que pudiera desear, Dhruva Mahārāja dijo: —Por favor bendíceme para que pueda estar siempre ocupado en el servicio de Kṛṣṇa—. Prabhupāda dijo entonces que ésta era también la bendición que le gustaría pedir al Kuvera local, el director del Banco de Punjab. En esta misma ocasión, Śrīla Prabhupāda narró la historia de un hombre que había escuchado que «el dinero atrae al dinero». Este hombre entró en un banco y fue directo a una ventanilla en la que un cajero estaba contando dinero. El hombre tomó su dinero y lo arrojó sobre el montón de billetes que faltaba contar. Luego, se quedó allí quieto durante largo rato, mirando la pila de billetes. Finalmente el cajero le preguntó:
—Disculpe señor, ¿qué está haciendo?—.Y el hombre respondió: —He oído decir que «el dinero atrae al dinero». Por lo tanto he tirado mi dinero sobre esa pila de billetes y ahora estoy esperando que vengan a mí todos los billetes.
—Sí —dijo el empleado—, es cierto que el dinero atrae al dinero: ahora mi dinero ha atraído al suyo.
Jayādvaita Swami, carta a Satsvarūpa dāsa Goswami
La historieta de Śrīla Prabhupāda en la inauguración del banco en Vṛndāvana, muestra su habilidad maravillosa para predicar de acuerdo al tiempo y al lugar. Una vez Prabhupāda predicó a una reunión de abogados. Arguyó que el canto del Hare Kṛṣṇa aliviaría los sufrimientos de todas las personas pecaminosas, mas para sostener tal afirmación, dijo que tenía que haber una evidencia, como en una corte de justicia. Y su evidencia estaba en la canción de Narottama dāsa Ṭhākura acerca de Jagāi y Mādhāi, dos grandes pecadores que habían sido salvados por el movimiento Hare Kṛṣṇa quinientos años atrás. Asimismo hoy uno podía ver prácticamente cómo bebedores y degenerados se habían santificado mediante el movimiento Hare Kṛṣṇa.
10. Carruajes sin caballos
En sus clases, Śrīla Prabhupāda a menudo ridiculizaba la civilización de los «carruajes sin caballos», en que los autos van rrm-rrm de un lado a otro por las autopistas, ocasionando a menudo accidentes fatales. También él experimentó personalmente los peligros de montar en automóvil.
En una ocasión, de camino a Māyāpura, con Gargamuni al volante, el auto golpeó a un hombre que estaba reparando la carretera. Aunque el hombre no se lastimó mucho, a medida que el auto iba frenando, la gente del lugar bloqueaba la carretera y rodeaba el coche. Muy pronto un gran grupo de bengalíes airados estaban gritando iracundos al carro. Śrīla Prabhupāda bajó la ventanilla y les habló en voz muy fuerte en bengalí. Tras un rato, Prabhupāda se volvió a Gargamuni y le dijo: —Dales diez rupias—. Las diez rupias sólo sirvieron para producir más gritos y amenazas.
—Dales diez más— dijo Prabhupāda. Cuando Gargamuni hizo esto, Śrīla Prabhupāda indicó: —Ahora podemos irnos—. El automóvil comenzó a moverse lentamente, la multitud se dispersó, y el grupo de Prabhupāda siguió su marcha, después de la horrible experiencia. Entonces Śrīla Prabhupāda comenzó a reprender a Gargamuni por conducir demasiado de prisa.
Otra vez, en América, en un paseo matutino, Śrīla Prabhupāda dio la misma instrucción. Rādhāvallabha dāsa estaba evocando una ocasión en que había viajado en auto a 140 km por hora para recibir a Śrīla Prabhupāda en el aeropuerto de Nueva York. Un policía de tráfico iracundo lo paró, dijo Rādhāvallabha, pero cuando vio que Rādhāvallabha era un Hare Kṛṣṇa y escuchó que iba a recibir a Śrīla Prabhupāda, le permitió marcharse.
Śrīla Prabhupāda no pareció impresionado ni interesado en la historia.
—No vayan tan rápido —replicó—. No abusen.
—Bueno, estábamos yendo a recogerlo a usted al aeropuerto —dijo Rādhāvallabha sonriendo.
—Eso está bien —dijo Prabhupāda—. Pero no vayan tan rápido.
Algunos años antes, cuando un devoto se mató en un accidente automovilístico, por cansancio, después de toda una noche de conducción, Śrīla Prabhupāda lamentó mucho la pérdida de un vaiṣṇava, un discípulo llamado Jaya Gopāla. En una carta que escribió después de la tragedia, Śrīla Prabhupāda decía que cualquier beneficio obtenido al conducir velozmente toda la noche, se había perdido con creces por la pérdida del devoto.
Entrevistas con Śrutakīrti dāsa, Satsvarūpa dāsa Goswami Rādhāvallabha dāsa, y Pūrṇacandra-devī dāsī
Los devotos han notado en varias ocasiones que Prabhupāda demostraba una percepción extrasensorial de los acontecimientos. Prabhupāda estaba en Florida con Hṛdayānanda dāsa Goswami, yendo en automóvil detrás de un camión de fruta. Prabhupāda lo señaló y dijo: —Oh, ¿melones?—. Hṛdayānanda Goswami explica: Nosotros miramos, pero todo lo que podíamos ver eran naranjas de Florida. Dijimos: —No, Prabhupāda, son naranjas—. Pocos minutos después, adelantando al camión, vimos los melones detrás de las naranjas: ¡estaban escondidos! Prabhupāda rió y dijo: —Sí, ahí están los melones.
Una vez, en el Bhaktivedanta Manor, Śrīla Prabhupāda se quejó de un grifo goteando que lo molestaba. Los devotos buscaron y buscaron pero no encontraron nada. Finalmente, fuera de su habitación, siguiendo por un corredor, bajando unos cuantos escalones, continuando por otro pequeño corredor y dentro de un armario, en un lugar de donde nunca se tomaba agua, encontraron el ofensivo grifo. Nadie pudo saber cómo hizo para escuchar el goteo.
11. Gotitas de néctar: "Ustedes están ciegos. Yo estoy viendo bien"
En Vṛndāvana hay unos vientos cálidos llamados lū que soplan desde el desierto Rajputan y pueden ser mortales cuando se inhalan o cuando penetran en los oídos de una persona. Cuando viene un lū, la mayoría de los habitantes de Vṛndāvana se quedan en sus casas y cierran las ventanas. Una tarde, mientras Prabhupāda estaba sentado en la azotea de su casa de Vṛndāvana, comenzó soplar un lū. Primero la atmósfera se lleno de calma, como sucede antes de una tormenta, y luego llegaron los vientos. El sirviente de Śrīla Prabhupāda, Upendra, salió corriendo, tapándose la cabeza y recogiendo los papeles que había sobre el pequeño escritorio de Śrīla Prabhupāda. Śrīla Prabhupāda estaba dictando el Śrīmad-Bhāgavatam y no quería marcharse, aunque Upendra le rogó que lo hiciera para evitar los vientos que venían. Prabhupāda aceptó uncādar, pero se quedó, mientras su sirviente continuó entrando y saliendo periódicamente desde la azotea al interior del edificio para ver si Śrīla Prabhupāda estaba bien o si quería alguna cosa. Era esta una temporada en la cual Śrīla Prabhupāda se sentía enfermo; aun así, se sentó en silencio e intentó continuar su trabajo con gran determinación a pesar de los vientos mortales.
Entrevista con Sarvamaṅgala-devī dāsī
—¿Qué es eso? —preguntó Śrīla Prabhupāda. Acababa de llegar a la azotea del edificio de Māyāpura, cuando vio una lotā [recipiente de latón], que estaba junto a una hilera de macetas con plantas de tulasī. Śrīla Prabhupāda parecía contrariado por este detalle, aunque para el grupo de devotos que caminaban con él, lalotā y las plantas de tulasī se veían perfectamente normales.
—¿Pasa algo malo? —preguntó un devoto.
—Vayan al baño —dijo Śrīla Prabhupāda— y fíjense si está la lotā—. Alguien corrió a la letrina, salió y dijo: —No, Śrīla Prabhupāda.
—Tan sólo vean —dijo Śrīla Prabhupāda—, eso es un gran aparādha [ofensa].
Los devotos quedaron admirados del trabajo detectivesco de Śrīla Prabhupāda, quien había notado instantáneamente que alguien había sacado la lotā del baño y la había utilizado para regar las plantas detulasī.
Entrevista con Rādhāvallabha dāsa
Algunas veces Śrīla Prabhupāda daba vueltas alrededor del templo de Krishna-Balaram cantando japa como parte de su paseo matutino. En una de esas ocasiones, se volvió a los devotos que lo acompañaban y dijo: —Ustedes están ciegos, yo no.
Nadie sabía exactamente lo que quería decir. ¿Era una sentencia filosófica?
Tras otra vuelta, Śrīla Prabhupāda repitió: —Ustedes están ciegos. Yo estoy viendo bien—. Esta vez señaló unas bombillas eléctricas que estaban encendidas fuera del templo aunque ya había amanecido y había suficiente luz.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa y Candrikā-devī dāsī
12. El Kṛṣṇa de Vṛndāvana es el más dulce
Rādhānātha Swami recuerda una visita que Śrīla Prabhupāda realizó en 1976 al viejo barracón en Nueva Vṛndāvana. En 1968 Prabhupāda había vivido en esa casa situada en el corazón del bosque cuando eso era todo lo que había en Nueva Vṛndāvana. Y aunque había visitado con frecuencia el pujante proyecto de Nueva Vṛndāvana, nunca había vuelto al antiguo barracón.
—Si limpian bien este lugar, yo traeré a Prabhupāda hasta aquí arriba —dijo Kīrtanānanda Swami. Pero más tarde cambió de opinión: —No, no podemos traerlo. Va a decir que esto se ve como una selva. No es apropiado—. Rādhānātha oyó esto descorazonado, ya que era el pūjārī de las Deidades de Rādhā-Vṛndāvananātha, que residían en el pequeño templo del barracón. Había estado pensando que si el devoto puro, Śrīla Prabhupāda, iba a ver a Rādhā-Vṛndāvananātha, esa sería la perfección de su servicio devocional a las Deidades. Decidió llevar al menos una fotografía de Rādhā-Vṛndāvananātha a Śrīla Prabhupāda para que Los viera.
Un día, durante la visita de Śrīla Prabhupāda, Kīrtanānanda Swami presentó a Rādhānātha a Śrīla Prabhupāda y le dijo que él había estado haciendo el sandeśa de Śrīla Prabhupāda.
—Muy bueno —afirmó Śrīla Prabhupāda. Entonces Rādhānātha le mostró a Prabhupāda una foto de 20 por25 cm de Rādhā-Vṛndāvananātha. Śrīla Prabhupāda miró a las Deidades en silencio y meditando durante un minuto. Luego empezó a glorificar al Señor Kṛṣṇa. Dijo que el Kṛṣṇa de Vṛndāvana es el más dulce. Cuando Kṛṣṇa está en Mathurā o Dvārakā, Su belleza es de ciudad, pero cuando está en la aldea de Vṛndāvana, Su belleza es más dulce. Mientras decía esto, Śrīla Prabhupāda seguía mirando la fotografía de Rādhā-Vṛndāvananātha. Luego contó que Kṛṣṇa sale a los campos de pastoreo con Su cuerno de búfalo y Su flauta a pastar las vacas y jugar con Sus amigos. Kṛṣṇa y Sus amigos quedan tan absortos en sus juegos, que madre Yaśodā tiene que salir a buscar a Kṛṣṇa y traerlo a casa.
—¿Dónde están estas Deidades? —preguntó Śrīla Prabhupāda a Kīrtanānanda Swami.
—Están en la parte antigua de la finca —respondió Kīrtanānanda Swami—, el lugar donde estuvo usted hace varios años.
—¿Me puedes llevar allí a verlas? —preguntó Śrīla Prabhupāda.
—Es muy difícil llegar allí —replicó Kīrtanānanda—. El camino es muy malo. Va a ser incómodo para usted.
—¿No tienes un jeep? —sugirió Śrīla Prabhupāda.
Viendo la persistencia de Śrīla Prabhupāda, Kīrtanānanda Swami dijo que iban a hacer todos los preparativos para que fuera allí.
Cuando los brahmacārīs de los viejos barracones oyeron estas noticias, se pusieron extáticos. Intentaron lo mejor que pudieron limpiar y preparar su templo del bosque y planearon cómo recibir a Śrīla Prabhupāda. Rādhānātha enfatizó que Kīrtanānanda Swami había dicho que era muy importante que la grabación de la canción Govindam comenzase tan pronto como Śrīla Prabhupāda entrara por la puerta del templo. Por lo tanto, la grabadora debía estar rebobinada y colocada estratégicamente. Un vigía debía aguardar en la carretera y otro cerca de la casa para avisar la llegada de Śrīla Prabhupāda al templo. Rādhānātha, el pūjārī, se quedaría junto a la grabadora, listo para pulsar el botón en el instante preciso.
Entretanto, Śrīla Prabhupāda, cuando había recorrido tres cuartos del camino al barracón decidió bajarse de la camioneta en la que venía e ir caminando el último trecho como paseo matutino. Mientras caminaba, uno a uno todos los vigías se unieron a él. Pasando a una vaca negra, uno de los devotos dijo:
—Śrīla Prabhupāda, esta es la primera vaca de Nueva Vṛndāvana.
—Sí —contestó Prabhupāda—, ya conozco a Kāliya.
Finalmente llegaron al barracón. Por algún motivo, todos los demás devotos se detuvieron fuera y Śrīla Prabhupāda entró solo en el templo. Quedó de pie con las manos juntas, mirando al sorprendido Rādhānātha, que estaba esperando el aviso de los vigías. Con un leve retraso, Rādhānātha pulsó el botón y comenzóGovindam. Entonces abrió las cortinas y Śrīla Prabhupāda se hizo a un lado, mirando a Śrī Śrī Rādhā-Vṛndāvananātha. Con la cabeza hizo un gesto de aprobación, el cual extendió posteriormente al pūjārī. Tras unos pocos momentos, Prabhupāda caminó al fondo del templito y se sentó en el vyāsāsana de aspecto rústico. En forma sublime y natural comenzó a dar la clase de la mañana sobre el Śrīmad-Bhāgavatam.
Rādhānātha Swami, entrevista
En más de una ocasión Prabhupāda dejó ver que se encontraba como en casa en Nueva Vṛndāvana; elPrabhupāda-līlāmṛta describe esto cuando narra la primera visita de Prabhupāda al lugar. Aunque estaba acostumbrado a las grandes ciudades, tan pronto como llegaba a un sitio como Nueva Vṛndāvana o la finca en Hyderabad, se sentía cómodo y feliz en unas condiciones de vida tan primitivas. En la India Prabhupāda había pasado la mayor parte de sus primeros años en ciudades: creció en Calcuta, tuvo negocios en Allahabad y viajaba como hombre de negocios. Por consiguiente su atracción hacia estos simples parajes forestales era trascendental; también nos decía que a Kṛṣṇa Lo atraen tales parajes en la Vṛndāvana original. Prabhupāda siempre se entusiasmaba ante la perspectiva del varṇāśrama-dharma, la vida campesina y la protección de las vacas cuando llegaba a estos lugares. Le entusiasmaba ver una finca consciente de Kṛṣṇa desarrollada en una atmósfera sencilla.
Rādhānātha Swami cuenta que en una ocasión en Nueva Vṛndāvana, Prabhupāda dijo que los devotos debían quedarse en Nueva Vṛndāvana y estar satisfechos. Era lo mismo que Kīrtanānanda Swami les decía repetidamente a los devotos, pero cuando Prabhupāda lo dijo se convirtió en una gran confirmación para los devotos de allí. Prabhupāda estaba satisfecho de quedarse en su comunidad rural, y ellos debían seguir ese ejemplo.
13. Śrīla Prabhupāda dijo: Acerca de los restaurantes
El otro día Su Divina Gracia reveló en detalle sus planes para los restaurantes Hare Kṛṣṇa, que pueden ser abiertos en cualquier parte del mundo. Después de su última charla me dijo que me encargara de que esta información se diseminara entre todos los devotos. Él describió esto como «la próxima fase de nuestro movimiento». Así pues, hagan por favor una circular de la información que sigue para su distribución a todos los centros de ISKCON.
Nuestras fincas del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa, como Nueva Vṛndāvana, están produciendo mucho ghī. Ese ghī se debería vender a los diversos templos, y —una vez comiencen a abrirse restaurantes— el ghī será una de sus principales materias primas. Otras provisiones como hortalizas, cereales, etc. pueden obtenerse a nivel local.
Los restaurantes deben ser de estilo autoservicio. El prasāda se mantiene en exhibidores y la gente pasa en fila con una bandeja y van eligiendo lo que quieren. Prabhupāda propuso que haya un solo precio, y que si una persona se sirve más que otra, no debe pagar más. Puede comer tanta comida como quiera por un precio estipulado. Sin embargo no debe desperdiciarse la comida. Cada persona debe servirse lo que pueda comer. Al oír, esto un devoto dijo: —Prabhupāda, me parece que las personas se irán a sus casas llevándose las samosās en los bolsillos—. Śrīla Prabhupāda respondió: —No, esto es un negocio. Sólo pueden servirse lo que van a comer. No deben pagar más por comer más, como sucede en los hoteles, que apenas comes algo más y te hacen una nueva cuenta.
También podemos hacer un servicio de entrega a domicilio. El prasāda debe servirse siempre fresco, y a medida que se va acabando se va cocinando más. El exhibidor debe verse siempre completo. Deben haber veinte tipos de dulces y veinte tipos de preparaciones saladas como kacaurīs y samosās (hechas con papas, coliflor, arvejas, harina blanca y ghī). Los vegetales deben servirse calientes. Todo debe estar tan limpio que no se vea ni una mosca. Cuando la primera tanda de prasāda esté preparada, se ofrece al Señor Caitanya con un ārati, y así el prasāda del resto del día se considera ofrecido. Por supuesto, está prohibido fumar en el restaurante. Se pueden poner cintas de nuestros kīrtanas. La idea es que las personas que no vienen al templo vengan a nuestros restaurantes, coman prasāda y escuchen. Así mismo, ello ocupará a nuestros devotos en una variedad de tareas, y evitaremos que coman en nuestros templos en nombre del servicio devocional sin tener ninguna ocupación. ¡Restaurante Hare Kṛṣṇa! Debemos registrar el nombre —dijo Śrīla Prabhupāda— para que nadie lo copie.
Deben haber todas las variedades estándar, comida cocinada con ghī y con agua. Especialmente la comida cocinada con ghī es maravillosa y saludable. La gente debe venir y relajarse, comer y hablar en una atmósfera tranquila. Vean qué buena es la conciencia de Kṛṣṇa. En cada restaurante habrá también una pequeña tienda de libros y discos.
Los devotos harán todo el trabajo del restaurante. Si es necesario incluso podemos importar un experto cocinero hindú. Al final de la jornada, todo tiene que estar bien lavado, y no deben haber restos. A una cierta hora, al final del día, los remanentes se deben dar a mitad de precio, o incluso algunos pueden darse regalados. El proyecto debe ser un negocio económicamente provechoso.
Comiencen con un solo restaurante para entrenar a los devotos. Después, gradualmente pueden ir expandiéndose. Se pueden vender buenas bebidas. La leche masālā (hecha con pequeñas cantidades de jengibre, pimienta, canela y azafrán) se puede servir caliente, y también zumos de fruta fríos. No se servirá té. Con la leche caliente se puede hacer yogur, y cuando se bebe en forma de suero, es muy buena para la digestión.
Carta de Satsvarūpa dāsa Goswami (18 junio 1974),
cuando servía a Śrīla Prabhupāda como secretario
Es una buena idea que la gente venga a nuestros restaurantes vegetarianos y coman tantas cosas buenas, especialmente panir (o queso frito), samosās, kacaurīs, rasagullās y sandeśas. Así rápidamente olvidarán el comer carne. Si preparamos una sopa de panir frito con asafétida y jengibre, reemplazará la estúpida sopa de langosta. Naturalmente, no nos interesa darles simplemente comida vegetariana, queremos darles prasāda. Así poco a poco se irán haciendo devotos.
Carta a Tuṣta Kṛṣṇa dāsa (9 noviembre 1975)
Quiero que todos los devotos casados se dediquen a organizar estos restaurantes.
Carta a Guru-kṛpā dāsa (20 julio 1975)
Respecto al restaurante, no le pongas el nombre que me sugeriste, sino «Restaurante Hare Krishna». Ese debe ser el nombre. En cada restaurante debe estar el cuadro del Señor Caitanya y la comida debe ofrecerse para ser distribuida a los distinguidos clientes. También debe haber una cinta de saṅkīrtanacantado con una voz suave.
Carta a Batu-gopāla dāsa (16 agosto 1974)
14. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Saber el significado de un libro
Lo que estoy tratando de explicar es que si queremos saber el significado de un libro tenemos que ir con el autor, porque él lo conoce mejor que nadie. Para demostrar esto hay una historia muy instructiva. No es una historia, es un hecho real. En Calcuta un gran dramaturgo, el Señor Rath, que además era un oficial del gobierno muy conocido, escribió un libro: Sha Jahan, que significa ‘el emperador Jahan’. Generalmente el título de un libro presenta el nombre del protagonista. Uno de los amigos del Sr. Rath le preguntó: —En tu libro Sha Jahan, el verdadero protagonista es Aurangzeb. ¿Por qué has titulado el libro Sha Jahan?—. Él no podía comprenderlo.
El autor replicó: —Mi querido amigo, el verdadero protagonista es el sha Jahan, no Aurangzeb—. Claro, el libro Sha Jahan está lleno de las actividades de Aurangzeb. Pero el hecho es que el emperador era el shaJahan. Él tuvo cuatro o cinco hijos, y cuando su esposa murió a una temprana edad, le edificó un monumento en su memoria. Los que hayan ido a la India habrán podido ver el Taj Mahal, que fue construido por el shaJahan en memoria de su esposa, Mumtaz. Gastó todo su dinero en construir ese monumento. Es una de las siete maravillas del mundo. El sha Jahan era también un padre muy afectuoso. No reñía mucho a sus hijos. Cuando sus hijos crecieron, el tercero, Aurangzeb, urdió un plan para usurpar el imperio. Arrestó a su padre elsha Jahan y mató a sus hermanos. Éste es el argumento del libro Sha Jahan. Pero el autor dice que Aurangzeb no es el protagonista; que el protagonista es el sha Jahan. Luego se explicó: —¿Por qué? Porque como el sha vivía prisionero en el fuerte de Agra, todas las reacciones de las actividades de Aurangzeb (la matanza de sus hermanos, la usurpación del imperio), todas estas cosas herían el corazón del sha Jahan. Él estuvo sufriendo todo el tiempo, y por lo tanto él es el protagonista del libro.
Esto es un ejemplo para entender que el que mejor conoce el significado de un libro es su propio autor. Eso es lo quiero hacer entender. Similarmente, estos Vedānta-sūtras fueron compilados por Śrīla Vyāsadeva, la encarnación literaria de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa mismo. Así que Él sabe qué es el Vedānta-sūtra. Por lo tanto, si quieres entender el Vedānta-sūtra, debes entender a Kṛṣṇa. Y Vyāsadeva explica el Vedānta-sūtra en el Śrīmad-Bhāgavatam. Muchos sinvergüenzas hacen diferentes comentarios, pero el autor del Vedānta personalmente escribió un comentario: el Śrīmad-Bhāgavatam.
Clase en Los Ángeles (21 mayo 1972)
Así como Vyāsadeva es el único que conoce el Vedānta completamente, así Śrīla Prabhupāda es el que mejor conoce la naturaleza y potencia de sus propios libros. Él ha declarado, por ejemplo: «Aunque alguien lea solamente una línea, su vida se volverá perfecta». Puede ser que otros no sepan si esto será verdad, pero Prabhupāda —el autor de los libros— dice que es verdad. Así que nosotros trataremos de entenderlo.
15. Realizaciones. Más allá de la interpretación inmediata y aparente
«Śrīla Prabhupāda tenía una manera tan profunda de hablar que, incluso cuando decía algo simple, sus palabras tenían un significado más allá de su interpretación inmediata y aparente. Yo experimenté esto varias veces.
»Por ejemplo, la segunda vez que lo vi, en Surat (India), yo estaba fotografiando a los devotos para mi trabajo en la revista Asia. Entré en su habitación para tomar más fotos. Cuando me senté a su lado, Prabhupāda se inclinó repentinamente hacia mí y me dijo: —¿Entonces? ¿Vas a hacerte devoto?—. Yo todavía estaba usando bigote y pelo largo. Aunque él y la conciencia de Kṛṣṇa me atraían mucho, repliqué: —No lo creo—. Prabhupāda afirmó: —Entonces tendrás que marcharte.
»Me había costado muchísimos problemas y gastos ir desde Nueva York a la India, así que quedé completamente estupefacto ante ese comentario de Prabhupāda de que tenía que irme. Yo nunca me fui, ni él nunca dijo nada más acerca de que yo tuviera que irme. Por lo tanto llegué a la conclusión de que Prabhupāda hacía comentarios que trascendían el tiempo y que no estaban necesariamente expresados para un determinado momento. Tomé su comentario como queriendo decir que si uno no es devoto, no puede permanecer en compañía de los devotos a largo plazo.
»En otra ocasión me sucedió un incidente similar con Śrīla Prabhupāda, donde él dijo algo que no sólo estaba conectado con el presente sino también con el futuro. Fue en la instalación de las Deidades de Rādhā-Kṛṣṇa en París en 1973. Yo estaba fotografiando el acontecimiento y había un gran kīrtana. Justamente después de la instalación, dejé mi cámara y fui a unirme al kīrtana. Estuve bailando unos pocos minutos y, cuando me volví para bailar delante de Śrīla Prabhupāda, me hizo una seña para que me acercara. Era algo inusual, ya que él estaba en medio de un fortísimo kīrtana con muchos devotos. Fui junto a Śrīla Prabhupāda y puse mi oído muy cerca de su boca, y le oí gritar: —¡Nunca bajes tu cámara!—. Fui inmediatamente a recoger mi cámara y comencé a tomar fotografías. Naturalmente acepté sus palabras como una instrucción inmediata para ese momento, pero cuando pensé sobre ello, me di cuenta de que también se refería al futuro, que nunca debía dejar esta labor. Nunca debía bajar la cámara.»
Entrevista con Yaduvara dāsa Adhikārī
16. Realizaciones. La naturaleza de un devoto puro
«Una de las primeras veces que estuve en presencia de Śrīla Prabhupāda, lo vi beber agua de una lotā. Me sorprendió, porque nunca había visto nada realizado con tal precisión. Fue algo pequeño, un gesto minúsculo, pero había algo único en ello. Me di cuenta de que alguien que podía beber un vaso de agua así, no era una persona corriente. Más tarde, a medida que tuve más contacto con Śrīla Prabhupāda, pude ver este tipo de detalle una y otra vez. Cada vez que él hacía algo, lo hacía con mucho cuidado. La mayoría de la gente hace las cosas comunes sin cuidado, sin pensarlas, pero él siempre actuaba de forma plenamente consciente. Esto era, creo, el resultado de ser consciente de Kṛṣṇa.
»Recuerdo que cuando él estuvo en Filadelfia me llamó a su habitación. Tenía una gāmchā alrededor de la cintura y estaba recibiendo un masaje. Cuando entré estaban sucediendo varias cosas al mismo tiempo. Varios miembros del GBC estaban allí y había una discusión sobre temas que estaban mucho más allá del campo de mi responsabilidad. Llegué a la habitación y ofrecí mis reverencias, y él se volvió hacia mí y dijo que había recibido cierta cantidad de dinero. Quería que yo tomase el dinero, lo llevase al banco y lo enviase por transferencia telegráfica a su cuenta de Los Ángeles. Era una cosa sin importancia especial, pero lo que realmente me impresionó fue la forma en que detuvo todo lo demás, me dijo lo que quería que hiciese, y me lo explicó de forma muy, muy clara. Fue la explicación más clara que he recibido en mi vida. Me dijo exactamente cómo quería que lo hiciese y se aseguró de que yo entendía lo que quería. Llamó a su sirviente para asegurarse de que hacía la entrada correspondiente en los libros y en el proceso encontró un error. Con gran precisión, sin apresurarse y sin embargo en poco tiempo, corrigió el error, me envió a que cumpliera su encargo y retomó la conversación. Todo ello con la misma precisión que mostró al beber el vaso de agua. Y ésta es una de las cualidades de la asociación con Śrīla Prabhupāda. Se hace muy difícil de describir porque su conciencia de Kṛṣṇa se manifestaba en estas cosas pequeñas, insignificantes, y sin embargo, cuando estabas presenciándolas, expresaban mucho acerca de la naturaleza de un devoto puro.»
Entrevista con Ravīndra-svarūpa dāsa Adhikārī
17. Prabhupāda los había convencido con la razón y la lógica
Al principio del movimiento, en 1966, Umāpati dāsa y Hayagrīva dāsa habían dejado de ir al templo durante un tiempo, porque pensaban que Śrīla Prabhupāda no era lo bastante amplio en su actitud hacia un svāmīmāyāvādī muy conocido y hacia los budistas. Un día estaban sentados en su apartamento de Mott Street hablando de esto, y entró Kīrtanānanda. Al ver su estado de ánimo, Kīrtanānanda les tendió una trampa.
—He decidido dejar al Swami —declaró Kīrtanānanda—. No me gusta lo que está sucediendo.
—¡Justo estábamos hablando de eso! —exclamó Umāpati.
—¡Tontos! —replicó Kīrtanānanda—. ¿Creen que yo podría dejar al Swamiji? Si tienen algún problema en la mente, vayan a hablar con él.
—Pero él no habla bien inglés —argumentó Umāpati.
—No, no es verdad —refutó Kīrtanānanda—. Él los entenderá.
Con esto Umāpati y Hayagrīva fueron a ver a Śrīla Prabhupāda para revelarle lo que había en sus mentes.
—¿Por qué han dejado de venir? —preguntó Śrīla Prabhupāda.
—No nos gustan todas esas cosas que ha estado diciendo de los budistas y del svāmī māyāvādī --respondió Umāpati.
Śrīla Prabhupāda dijo que no debían haber pensado que no le podían plantear sus dudas. Entonces, les habló primero acerca de los budistas. Prabhupāda dijo que él nunca había dicho nada en contra del Señor Buddha.
—Fíjense que yo siempre digo «el Señor Buddha» —explicó Śrīla Prabhupāda—; pero los budistas dicen que el alma no existe y en sus escritos nunca mencionan a Dios.
Después Prabhupāda les habló acerca del monje māyāvādī. —Lo único que digo de él (y que siempre he dicho) es que él no es nada más que un monje idiota—. Entonces Prabhupāda expuso las contradicciones del monje. Según ese māyāvādī, si uno adora a la diosa Kālī puede ir con Kṛṣṇa.
—Pero esto —dijo Prabhupāda—, es una contradicción directa, porque en el Bhagavad-gītā Kṛṣṇa dice que si adoras a los semidioses irás con los semidioses, y si Lo adoras a Él irás con Él. Así pues, ese māyāvādīcontradice la Bhagavad-gītā. Decir que se puede adorar a Kālī e ir con Kṛṣṇa es como decir que puedes comprar un billete a Chicago e ir a California.
Después Prabhupāda les narró la historia de cuando el monje māyāvādī encontró a su principal discípulo y, al ponerle la mano en la cabeza, ambos sintieron una descarga eléctrica y se desmayaron. Prabhupāda dijo que ellos (Umāpati y Hayagrīva) habían leído en el Bhagavad-gītā que Arjuna había visto la forma universal, pero ¿dónde se dice algo sobre una descarga eléctrica? Según el monje māyāvādī, cuando él y su discípulo despertaron, el guru lloraba. El discípulo preguntó: —¿Por qué lloras?—, y el māyāvādī contestó: —Te he dado todo mi poder, ahora ya no me queda nada—. Prabhupāda se burló de esto y dijo: —¿El conocimiento espiritual es como el dinero, que cuando lo das todo no te queda nada? No, esa no es la naturaleza del conocimiento trascendental.
Estas explicaciones convencieron a Umāpati y Hayagrīva. Quedaron satisfechos porque Prabhupāda los había convencido con la razón y la lógica. Luego Prabhupāda los invitó a tomar prasāda en la habitación contigua y ellos aceptaron felices la invitación, agradecidos de volver a estar a su lado.
Entrevistas con Yaduvara dāsa y Hayagrīva dāsa
18. ¿Por qué Les dan la espalda a las Deidades?
Escena: el festival de Gaura-pūrṇimā de 1976 en Māyāpura. Śrīla Prabhupāda está sentado en su habitación, charlando con Prajāpati dāsa y su esposa, que dirigen un grupo de danza y teatro del movimiento de la conciencia de Kṛṣṇa. Están mostrando a Prabhupāda fotografías de una de sus actuaciones en un templo.
—¿Por qué Les dan la espalda a las Deidades? —preguntó Prabhupāda.
—Es que Jayatīrtha dijo que...
—¡¿Jayatīrtha?! —dijo Śrīla Prabhupāda en un tono que obviamente rechazaba su explicación. Entonces pidió que entrasen a su habitación todos los miembros del GBC que estuvieran por allí. Cuando los hubo reunido, Śrīla Prabhupāda comenzó a aleccionarles sobre el tema de no dar la espalda a las Deidades.
—Rūpa Gosvāmī enseña que no hay que dar la espalda a las Deidades —dijo Śrīla Prabhupāda—, pero ahora estos me dicen que alguien les dijo que está bien—. Prabhupāda miró gravemente a todos los devotos que habían en la habitación. Un devoto tomó la palabra y mencionó a otro líder, otro discípulo de Śrīla Prabhupāda; Prabhupāda lo cortó inmediatamente y con unas pocas palabras, reprendió al devoto que había en la habitación y también al líder que éste había nombrado. Después todos quedaron en silencio.
Finalmente, un devoto preguntó: —Śrīla Prabhupāda, ¿las mujeres pueden bailar en el escenario?—. Más temprano, ese mismo día, un grupo de mujeres de una aldea bengalí habían estado bailando y tocandomṛdaṅga en el templo, y algunos de los devotos habían cuestionado si era correcto mirarlas.
Śrīla Prabhupāda respondió que las mujeres no debían aparecer en las obras de teatro. Los hombres tenían que representar sus papeles. Dijo que en el pasado en la India se hacía de esa manera; los papeles de las mujeres los representaban niños o adolescentes. Únicamente más tarde las mujeres comenzaron a representar los papeles femeninos. Prabhupāda dijo que ninguna mujer respetable haría eso, así que ahora empleaban a prostitutas. Prabhupāda continuó hablando, explicando la historia del teatro bengalí.
Luego narró a los devotos una ocasión en que él había actuado en una obra sobre la vida del Señor Caitanya. La había dirigido una figura muy importante del teatro bengalí. Prabhupāda contó que al terminar la obra, todos los actores salieron al escenario, pero nadie aplaudía. Miraron al público para ver por qué no aplaudían y vieron que todos estaban tan conmovidos por la historia que las lágrimas les resbalaban por las mejillas.
—Śrīla Prabhupāda —comentó un devoto—, eso sucedió porque en la obra actuaba usted.
Prabhupāda negó con la cabeza e hizo un gesto típico con la mano, como rechazando la idea de que la obra hubiera sido importante porque él actuaba.
Entrevista con Ravīndra-svarūpa dāsa Adhikārī
Yaduvara relata un incidente similar. Una vez, en la terraza del templo de Bombay, Prabhupāda accedió a ver a un grupo de danza de niñas preparado por un miembro vitalicio. Durante el espectáculo Yaduvara empezó a filmar. Él notó que Śrīla Prabhupāda evitaba mirar a las bailarinas. Mirando para aquí y para allá, a veces arriba y abajo, Prabhupāda demostró una misteriosa habilidad para estar sentado frente a un espectáculo y aun así no verlo.
Como en casi todas las instrucciones y reglas, hay también excepciones a la regulación de que no se debe oír cantar a las madres. En 1975 un devoto del templo de Los Ángeles se molestó por tener que oír a «una mujer» cantar las oraciones de Govindam a la hora de recibir a las Deidades. Escribió a Śrīla Prabhupāda citando el comentario de Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura sobre el decimotercer capítulo del Antya-līlā del Caitanya-caritāmṛta, que trata del Señor Caitanya oyendo a las deva-dāsīs cantar en el templo. También se refirió al significado de Śrīla Prabhupāda en el decimonoveno capítulo del Sexto Canto, donde se dice que un sannyāsī o un brahmacārī que ve el rostro o escucha la voz de una mujer y es atraído, está cometiendo una caída sutil.
En vista de esto, muchos de los brahmacārīs, incluyéndome yo mismo, nos acercamos al presidente del templo de aquí de Nueva Dvārakā (Los Ángeles) para ver si sería posible que —cuando saludamos a las Deidades por la mañana— en vez de escuchar a la ex esposa de Gurudāsa Mahārāja cantar las plegarias de la Brahma-saṁhitā, pudiéramos escuchar a Su Divina Gracia cantar las oraciones Govindam. Estoy seguro de que todos los devotos estarían entusiasmados de escucharlo a usted, en vez de guitarras eléctricas, la Orquesta Sinfónica de Londres, etc. etc.
Śrīla Prabhupāda respondió desde ISKCON Vṛndāvana en una carta del 12 de diciembre de 1975:
¡No! Tú estás haciendo un descubrimiento nuevo. Todo este tiempo has estado escuchando la grabación de Yamunā-devī y ahora quieres cambiarla. Pero eso no es un canto ordinario. Es un concierto. Se escuchan muchas voces cantando, así que no está mal. Es como saṅkīrtana. Yo lo apruebo. Aquí en el templo Krishna-Balaram cada mañana estamos escuchando la misma grabación, así que si aquí está bien, ¿por qué allí no?
19. Gotitas de néctar: Su personalidad compasiva y trascendental
Śrīla Prabhupāda instruyó repetidamente que en el matrimonio de la conciencia de Kṛṣṇa no hay divorcio. Esto se basaba en la autoridad de los principios védicos, y quería que sus discípulos siguieran estrictamente esta regla. En una ocasión, sin embargo, Śrīla Prabhupāda recibió una petición escrita de un discípulo solicitando permiso para divorciarse de su mujer y casarse con otra. En su respuesta, Śrīla Prabhupāda, aunque a disgusto, dio su permiso. El entonces sirviente de Śrīla Prabhupāda, Śrutakīrti, quedó perplejo por la decisión de Śrīla Prabhupāda en este caso, y esperó a una oportunidad para preguntarle. «Śrīla Prabhupāda puede hacer lo que quiera —pensó Śrutakīrti— pero yo no puedo entender por qué hizo esto».
Esa misma tarde mientras daba el masaje a Prabhupāda en su cama, Śrutakīrti preguntó: —Śrīla Prabhupāda, este devoto que está pidiendo el divorcio...
Śrīla Prabhupāda contestó que le había dicho que podía hacerlo.
—Sí, lo sé —dijo Śrutakīrti—. Pero yo me he estado preguntando... Usted siempre dice que el divorcio está en contra de la cultura védica; que las parejas nunca se deben divorciar.
Prabhupāda respondió que en «tu sociedad occidental» se aceptan esas cosas.
—Sí, pero en la sociedad occidental la gente come carne, toman sustancias embriagantes. ¿Por qué entonces no se permiten esas cosas aquí?
Śrīla Prabhupāda contestó que, diera o no su permiso, el discípulo en cuestión de todos modos se iba a divorciar. Explicó que si le hubiera dicho no al discípulo y el discípulo lo hubiera hecho de todos modos, la ofensa hubiera sido mayor. Prabhupāda dijo que había dado su permiso porque sabía que lo iba a hacer de todas formas. De esta manera la ofensa no sería tan grande.
La apreciación inmediata de Śrutakīrti sobre la explicación de Prabhupāda fue que Prabhupāda sabía exactamente lo que debía hacer en cada caso individual para el beneficio de su discípulo.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
Śrīla Prabhupāda demostró que quería tratar con sus discípulos con sensibilidad y de acuerdo con cada persona en particular. Ello se aplicaba incluso a los casos en que un discípulo cayera o se alejara del servicio devocional. En una ocasión, cuando un importante discípulo sannyāsī cayó, Śrīla Prabhupāda se perturbó mucho cuando se enteró de que su secretario había extendido la noticia por todas partes y con detalles.
—Tú has hecho que a él se le vuelva imposible volver —dijo Śrīla Prabhupāda. Prabhupāda explicó que la cuestión era algo muy personal entre el maestro espiritual y el discípulo, y que quizá algunas pocas personas afectadas deberían haberse enterado. Prabhupāda dijo que si se hubiera tratado el asunto de esta manera en su momento, hubieran habido más posibilidades de rectificar a esa alma caída y que así él hubiera regresado y hubiera sido aceptado por los devotos. Sin embargo, dando a conocer a todos su falta, el orgullo no le permitiría regresar. Así, Śrīla Prabhupāda mostró otro aspecto de su enseñanza y de su personalidad compasiva y trascendental.
Entrevista con Rāmeśvara Swami
20. Bhagavān es el controlador supremo
Una vez Śrīla Prabhupāda fue a Londres cuando estaba bastante enfermo. De acuerdo con su itinerario, su próximo destino debía ser Nueva Māyāpura, en Francia. Esperando la visita de Śrīla Prabhupāda, se habían reunido en Nueva Māyāpura devotos de Alemania, Suiza y otros países europeos. Se iban a instalar las Deidades de Kṛṣṇa-Balarāma e iban a darse iniciaciones, así que los devotos habían estado trabajando mucho para preparar la llegada de Prabhupāda. Bhagavān dāsa, como representante del GBC, había trabajado personalmente para tener preparadas las habitaciones de Prabhupāda, y había comprado unos candelabros en París, había mandado hacer una cama y mesas en Italia, había encargado una encimera nueva de mármol para la chimenea, había hecho empapelar las paredes, etc.
Entonces llegó el rumor de que Śrīla Prabhupāda no iba a ir. Así que Bhagavān tomó el primer avión a Londres. Cuando se reunió con Śrīla Prabhupāda, Bhagāvan le dijo que habían ido muchos devotos a Nueva Māyāpura para esperarlo. Śrīla Prabhupāda dijo: —Dictaré un mensaje para ellos—. Prabhupāda quiso decir que haría esto en lugar de ir personalmente.
Tras hablar un poco más del tema, Bhagavān dijo: —Allí en Nueva Māyāpura está haciendo mucho calor—. Él pensó que, dado el fuerte resfriado de Prabhupāda, esto sería un atractivo. —En realidad lo que hay en Francia es una sequía —continuó Bhagavān dāsa—. Hace meses que no llueve.
Śrīla Prabhupāda parecía inmutable.
Finalmente Bhagavān dijo: —Ah, y en París tenemos un ascensor. Ya no tendrá que subir escaleras.
Entonces Prabhupāda dijo a su secretario: —¡Oh, un ascensor! Tendríamos que conseguir uno también para Bury Place—. Finalmente dijo: —Tu invitación es una propuesta razonable—. Y accedió a ir. Luego Prabhupāda se volvió hacia su secretario y le dijo: —Bhagavān es el controlador supremo.
Entrevista con Bhagavān dāsa Goswami
21. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la poligamia en ISKCON
Este incidente con uno de nuestros presidentes de templo no es bueno. Ni siquiera puede mantener bien una esposa. Mira qué lujurioso, ahora se atreve a tomar otra. En fin, él no puede vivir en el templo. Si quiere dos esposas debe vivir fuera. Debe mantener a su familia trabajando y dar el 50 por ciento al templo. No puede vivir de los fondos del templo. Por lo general, el presidente del templo debe ser unsannyāsī, aunque puede ser un gṛhastha si es una persona controlada. No está bien que él siga siendo presidente.
Carta a Rūpānuga dāsa (11 agosto 1976)
Respecto a si uno puede casarse dos veces, no, no se puede hacer. Ni la ley lo permite ni nosotros podemos alentarlo. Si él quiere tener más de una esposa debe irse a vivir fuera del templo, hacer su propio arreglo. No tenemos objeción si lo hace, pero debe hacerlo fuera de la jurisdicción del templo. Fuera, puede trabajar, ganar dinero, y si quiere puede mantener 16.000 esposas. Pero dentro del movimiento sólo se puede permitir un solo matrimonio.
Yo pensé que estos jóvenes se casarían y serían felices. Pero ahora veo que tampoco están satisfechos. En los países de Occidente están entrenados de otra manera, saltando de uno a otro. Otra esposa, otro esposo. Esta es la enfermedad en todo el mundo. Juntarse con un arreglo, luego cancelarlo, luego otro arreglo.
Todos quieren más de una esposa, esa es la naturaleza humana. Esto quiere decir que su mentes no ha sido dirigida a Kṛṣṇa. Como no se ha vuelto madana-mohana [‘el que confunde a Cupido’], está en elmadana-dahana, en el fuego de Cupido.
Para hacer eso tienen que salirse de la asociación. Y no podemos seguir permitiendo este tipo de matrimonio en el que no están satisfechos. Y las mujeres con hijos estrictamente no pueden casarse de nuevo.
Carta a Bhagavān dāsa Goswami (7 septiembre 1975)
Respecto a que quieres casarte de nuevo, no puedes hacerlo. Al menos no puedes seguir viviendo en el templo de Vṛndāvana. Si quieres tomar una segunda esposa, tienes que irte del templo de Vṛndāvana. ¿Por qué no consigues un trabajo para ganar dinero y mantenerlas? Nuestro templo no te puede mantener a ti y a tus dos esposas. Después querrás tres, cuatro y aun más. De todas formas, para ti como norteamericano es ilegal hacer esto. Aquí estamos tratando de minimizar el sexo y tú estás tratando de aumentarlo. Por favor renuncia a esa idea.
Carta a Narottamānanda dāsa (13 julio 1975)
22. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: Adorador de la diosa Kālī
Śrīla Prabhupāda contó una historia sobre un insensible adorador de la diosa Kālī. El «devoto» fue al templo y oró a la diosa de una manera materialista, como es típico en un adorador de los semidioses. Pidió una bendición material. Tras sus oraciones y una pūjā descuidada, pronto él obtuvo su deseado resultado material. Sin embargo, su pūjā incluía la obligación de ofrecer a la diosa una cabra en sacrificio cuando obtuviese el resultado. Pasados algunos días, la diosa en el templo le habló al adorador.
—¿Dónde está la cabra que prometiste? —preguntó.
—Es muy cara —repuso él—, y no creo que pueda permitirme el ofrecértela.
—Muy bien —dijo la diosa— pero tienes que ofrecerme algo. Ve y ofréceme al menos un cerdo.
El adorador se fue pero negligió la petición de la diosa. Luego, en otra ocasión en el templo, la diosa le habló de nuevo y dijo: —¿Dónde está la ofrenda del cerdo?
El devoto se excusó de nuevo y dijo: —Lo siento, no he podido encontrar cerdos por ninguna parte. No es tan fácil.
La diosa replicó: —Esto no está bien. Tú has recibido una bendición y ahora debes dar algo a cambio. Ahora bien, para ponértelo fácil, te pido que me ofrezcas al menos algo que te sea fácilmente asequible. ¿Por qué no me ofreces por lo menos una mosca?
—Pero diosa —dijo el inútil adorador—, hay muchas moscas zumbando a tu alrededor. ¿No podrías atrapar una tú misma?
Esa es la actitud de los materialistas adoradores de los semidioses, cuyos corazones están totalmente desprovistos de una actitud amorosa de servicio.
Recordado de memoria por Satsvarūpa dāsa Goswami
23. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
En un paseo matinal por Boston, Śrīla Prabhupāda habló de una expresión graciosa usada en la India. Dijoque si en la India ven un hombre gordo, a veces le preguntan: —¿Dónde consigues tu mercancía?—. La idea es que para llegar a estar tan gordo, el hombre debe estar obteniendo una buena mercancía. Mientras decía esto, Śrīla Prabhupāda solamente estaba acompañado por unos pocos discípulos, caminando por la calle Allston, cerca del antiguo templo. De repente, justo delante de los devotos, un taxista barbudo y barrigón salió de su automóvil. Śrīla Prabhupāda miró directamente al gordo y le dijo: —Oh, ¿dónde consiguió su mercadería?—. El significado de las palabras de Prabhupāda rebasó por completo la comprensión del taxista y Prabhupāda continuó charlando y caminando.
Dando una conferencia en la Universidad de Harvard en una ocasión, Śrīla Prabhupāda contó a los estudiantes la historia de cómo una vez los montes Himalayas dieron a luz. Cuando se extendió el rumor de que los enormes y mundialmente famosos Himalayas iban a producir descendencia, cientos de personas comenzaron a reunirse al pie de las montañas. La multitud esperaba el parto con expectación, hasta que finalmente vieron salir a la carrera de las entrañas de los Himalayas a cientos de ratas!
Śrīla Prabhupāda relacionó esta extraña historia con la población estudiantil de Harvard. Dijo que se esperaba que algo maravilloso saliese de la más grande universidad de América. Pero a menos que se hiciesen conscientes de Kṛṣṇa, serían como la descendencia de los montes Himalayas.
Entrevista con Rukmiṇī-devī dāsī
Si uno tiene su propia filosofía, que predique su propia filosofía, pero no en nombre del Gītā. Ésta es nuestra protesta a todos los comentaristas que interpretan el Bhagavad-gītā. Si no creen en Dios, Kṛṣṇa, y no se quieren rendir a Él, entonces que prediquen ateísmo. Todo el mundo tiene derecho a hacer esto, pero ¿por qué lo hacen en nombre del Gītā? Es como el hombre que quiere fumar gāñja [marihuana] pero no quiere ser atrapado, así que toma la mano de su amigo y fuma el cigarro en la mano de éste, y cuando vienen las autoridades dice: —¡Oh, yo no he fumado gāñja, mis manos están limpias!—. La idea es que si alguien quiere predicar el Gītā, debe predicarlo tal como es; y si no, que no se respalde en el Gītā.
Carta a Girirāja Swami (6 junio 1976)
Conforme a una historieta bengalí narrada por Prabhupāda, un hombre sordo solía llamar a su esposa. Ella respondía: —Ya voy—, pero el hombre no podía oírla. Él pensaba, «Esta mujer es sorda». En realidad el sordo era él, no obstante la acusaba a ella de estar sorda. Prabhupāda dijo que esto era similar a la condición de las masas de gente que de hecho tienen el cerebro lavado por la ilusión material y que aun así acusan a las personas conscientes de Kṛṣṇa de tener lavado el cerebro. En conexión con esto Śrīla Prabhupāda recalcó que sólo una persona consciente de Kṛṣṇa conoce la ciencia del alma y de los cuerpos cambiantes, mientras que otros religiosos tenían poca o ninguna idea sobre esto. Sin embargo ellos critican desde su posición de fe ciega.
Entrevista con Rāmeśvara Swami
24. Personal: Su manera de dar clases
Sin importar qué otras cosas estuviera haciendo, Śrīla Prabhupāda siempre incluía la clase en su programa, incluso cuando estaba enfermo. Adondequiera que viajaba, vivía con los devotos y se reunía con ellos para dar la clase de la mañana. Aquí había una oportunidad de observar sus gestos y expresiones mientras hablaba, absorto en el Śrīmad-Bhāgavatam. Algún estudiante obtuso podría pensar que él siempre decía lo mismo, pero Prabhupāda podía citar un mismo verso para demostrar conclusiones diferentes. Siempre le daba una nueva luz. También decía que la repetición era necesaria para aprender algo sólidamente. Para la mayoría de los devotos en los años siguientes, ésta era una ocasión segura para estar con él en su forma personal, para sentarse y escuchar. Era un momento muy formal, y puede ser que uno deseara tener otro tipo de ocasiones para hacer preguntas más personales y poder tener la respuesta sólo para uno, pero aun así las clases eran una gran misericordia, y —para un estudiante receptivo— eran también muy personales. Los devotos han sido testigos de cómo en una gran audiencia, cuando Prabhupāda dijo: —Distribuyan libros, distribuyan libros, distribuyan libros—, muchos de los presentes lo tomaron a pecho y construyeron sus vidas sobre esa instrucción. Y muchos testificaron que habían sentido que durante la clase Prabhupāda los miraba y les hablaba específicamente a ellos, incluso sabiendo que también les estaba hablando a todos los demás.
La clase del Bhāgavatam era una ocasión en que todos podían estar con él. Cada mañana sin falta comenzaba, miraba un momento el verso y hablaba, como quien entra en un río sagrado, sumergiéndose completamente en el Śrīmad-Bhāgavatam. Casi nunca eligió otra literatura sobre la que hablar por la mañana. ¡Qué ejemplo, qué manera de demostrar que el Śrīmad-Bhāgavatam contiene todo lo demás, y que es perfecto para nuestros días!
Se sentaba en la postura tradicional del guru —con las piernas cruzadas, sentado en el vyāsāsana— con sus anteojos, el libro en la mano, el micrófono, gesticulando y alzando la vista. Era el representante de Vyāsadeva, ciento por ciento, dándonos sabiduría trascendental. Viendo el ejemplo de Śrīla Prabhupāda aun hoy, mediante películas o grabaciones en cinta, todos los devotos del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa pueden adoptar los mismos procedimientos y asimismo obrar como él lo hacía. Como él, podemos preceder la clase con la canción Jaya Rādhā-Mādhava, tocando karatālas y luego recitar oṁ namo bhagavate vāsudevāya, después el sánscrito, la traducción palabra por palabra, el verso en inglés y el significado. No tenemos necesidad de inventar algo nuevo. Después de mostrárnoslo cientos y cientos de veces, ¿cómo podemos dejar de seguir la instrucción de que debemos continuar con la tradición matinal de sentarnos juntos y hablar y escuchar?
Una vez un devoto le dijo a Śrīla Prabhupāda que muchos discípulos se dormían durante las clases, y Śrīla Prabhupāda respondió que ya lo sabía. Dijo que sus clases eran para los estudiantes avanzados. Śrīla Prabhupāda, como amante instructor, se entregaba sin fatiga, pero dependía de sus discípulos el sacar provecho. Confieso que yo era uno de aquellos que se dormían durante la clase del Śrīmad-Bhāgavatam. Una vez incluso le pregunté a Śrīla Prabhupāda qué podía hacer acerca de mi triste infortunio. Dijo que en la Indiahay un chiste ateo: «El Śrīmad-Bhāgavatam es la cura segura para el insomnio». Cuando Śrīla Prabhupāda dijo esto, me reí, pero quise que no fuera verdad para conmigo. A veces, cuando Prabhupāda veía a algunos devotos durmiendo en su clase, los mandaba ponerse de pie e irse al fondo. El Śrīmad-Bhāgavatam era para sus estudiantes avanzados, sin embargo seguía concediéndonos oportunidades de llegar a ser más avanzados.
Śrīla Prabhupāda hablaba con emoción y con gran potencia retórica, directamente desde sus profundas convicciones. Tenía una gran habilidad oratoria, enfatizando con ademanes estéticos, aunque no efectuaba ninguno por vanidad, o sin realización; no como las charlas de la danza rāsa de los falsos recitadores delBhāgavatam. Él vivía la vida del Bhāgavatam. Él era también el predicador ideal del Bhāgavatam. Así pues, cuando hablaba sus emociones eran siempre correctas.
Gentilmente Śrīla Prabhupāda dio todas esas clases, y ahora —mediante grabaciones en cinta— aún las escuchamos, incluso al despertar por la mañana, tomando prasāda, o conduciendo un auto, o volando en avión, postrados enfermos o en el lecho de muerte; estos matchless gifts [regalos incomparables] continúan en nuestros oídos para limpiarnos el corazón y nos recuerdan que somos sus śiṣyas [discípulos] y que somos seguidores del Śrīmad-Bhāgavatam.
Satsvarūpa dāsa Goswami
25. Realizaciones: ¿Qué hago con el āsana?
«Durante un tiempo fui el director de escuela del nuevo gurukula de Vṛndāvana. En esa época, el amigo de Śrīla Prabhupāda, Bhagatji, a menudo iba a visitar a Prabhupāda. Bhagatji era también algo así como el padrino del gurukula; me ayudaba de varias formas. Cuando solía ir a ver a Prabhupāda, yo pensaba, “bueno, quizá yo también pueda entrar con él”. Así que Bhagatji me solía dejar que lo acompañase, entrase, y simplemente me sentara en la habitación de Prabhupāda y escuchase la conversación. Muchas veces era en hindi o bengalí de manera que realmente yo no podía entender mucho, pero aun así era muy bueno el simple hecho de sentarse y estar con Śrīla Prabhupāda.
»Sin embargo yo me estaba enorgulleciendo un poco, pensando, “esto es fabuloso, ahora tengo esta posición, puedo entrar y ver a Śrīla Prabhupāda”. Con esta contaminación en la mente, una noche fui a ver a Śrīla Prabhupāda cuando estaba sentado en su jardín, hablando con un par de invitados hindúes. Cuando entré, los invitados ya estaban sentados allí, y Prabhupāda me dijo: —Ve y trae algunos āsanas--. Salí corriendo e intenté conseguir āsanas, pero me di cuenta de que no sabía dónde buscarlos. Estaba en un dilema. No sabía qué hacer. Pensé, “bueno, creo que tendré que volver y preguntarle a Prabhupāda”. Así que volví y le pregunté:
»—¿Śrīla Prabhupāda?
»—¿Sí?
»—¿Dónde puedo conseguir los āsanas?
»—Ve a ver a Hari-śauri, él te los mostrará—. Me fui corriendo y encontré a Hari-śauri.
»—Hari-śauri, Prabhupāda quiere unos āsanas para los invitados, ¿me los puedes conseguir?
»—Mm, no creo que tengamos ninguno —replicó él.
»—¡Oh no! —respondí. Él dijo: —Déjame que busque—. Revolvió en su armario y salió con un āsana de aspecto arrugado. Yo pensé, “sólo tengo un āsana, ¿qué voy a hacer?”. Así que salí de regreso y los invitados se estaban preparando para marcharse. Prabhupāda dijo: —Dales prasāda.
»Salí de vuelta corriendo y otra vez encontré a Hari-śauri. Le dije: —Los invitados se están yendo. Prabhupāda quiere que les dé prasāda—. Él dijo: —Muy bien, aquí tienes.
»Salí y le di a cada uno algo de prasāda. En este punto pensé, “bueno, al menos he hecho una cosa bien”. Pero como aún tenía este único āsana, volví al jardín. Cuando entré, Prabhupāda estaba hablando con Bhagatji y no había nadie más. Parecía que Bhagatji ya estaba sentado sobre algo, y Prabhupāda estaba sentado en su propio asiento algo elevado. Así que me quedé de pie con este āsana; no sabía qué hacer con él. No podía dilucidar si Prabhupāda quería que el āsana fuese usado por mí, por Bhagatji, por alguno de los invitados o por quién. No lo sabía. Yo estaba totalmente confundido. Cuando entré, Prabhupāda dijo: —Te pedí varias veces que trajeras āsanas. ¿Qué dificultad hay?—. Entonces yo respondí: —Śrīla Prabhupāda, sólo he podido conseguir este āsana.
»Prabhupāda respondió diciendo simplemente: —Hmm.
»—¿Śrīla Prabhupāda?
»—¿Sí?
»—¿Qué hago con el āsana?
»Prabhupāda me miró: —Toma tu āsana y te sientas encima—. Y entonces se empezó a reír. Me sentí como un completo necio cuando se rió. Bhagatji comenzó a reír también y asimismo yo empecé a reír. En ese punto pude comprender lo inflado que estaba, creyéndome una gran personalidad que podía ir a ver a Śrīla Prabhupāda, pero que él me había revelado qué clase de completo necio era yo: un tonto incompetente. Los dos se reían y yo también me reía sin poder entender por qué. Por alguna razón, sin embargo, me sentí completamente desahogado por su reprimenda de hacerme aparecer como un necio, porque pude entonces comprender mi posición real. Yo sólo era un sirviente tonto, insignificante, que no podía hacer prácticamente nada bien. Por alguna causa, simplemente saber eso fue un gran descanso, así que me senté y ellos continuaron charlando.»
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa Adhikārī y Candrikā-devī dāsī
26. Bendición para escribir libro sobre psicología védica
Śubhānanda narra una entrevista personal que tuvo con Śrīla Prabhupāda en Vṛndāvana en la que Prabhupāda le dio su permiso y sus bendiciones para escribir un libro sobre psicología védica.
Puṣta Kṛṣṇa Swami lo presentó: —Śrīla Prabhupāda, este es Śubhānanda dāsa, que escribe para el BBT. Quiere hablar con usted acerca de escribir un libro sobre psicología védica.
Prabhupāda le preguntó a Śubhānanda si había estudiado psicología.
—No, Prabhupāda —replicó Śubhānanda.
Entonces Prabhupāda se volvió hacia su secretario y le dijo: —¿Entonces cómo va a escribir un libro sobre psicología?
Śubhānanda se sintió descorazonado y trató de explicarse. Le dijo que el libro que quería escribir no era un estudio comparativo entre la psicología védica y la psicología mundana occidental, sino que quería escribir sobre psicología basada en el Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam.
—¿Has leído todos mis libros? —preguntó Prabhupāda—. ¿Has leído el Bhagavad-gītā, el Śrīmad-Bhāgavatam?
—Sí —respondió Śubhānanda.
—¿Qué psicología hay en esos libros?
Śubhānanda respondió que la psicología es el estudio del ser. El nombre viene de la palabra psyque, que significa ‘alma’. En el Bhagavad-gītā se describe que no somos el cuerpo, sino que el ser es el alma espiritual. —Por lo tanto —continuó Śubhānanda—, si uno piensa que el cuerpo es el ser ¡está totalmente loco!
Prabhupāda abrió los ojos, asintió con la cabeza y se volvió hacia Puṣta Kṛṣṇa Mahārāja.
—¡Muy bien, muy bien!
Śubhānanda continuó dando una pequeña sinopsis de lo que explicaría su proyectado libro, describiendo la dinámica entre los sentidos, la mente, la inteligencia y el falso ego. Tomaría todo esto de los libros de Śrīla Prabhupāda y lo pondría en forma literaria para demostrar que en realidad las Escrituras védicas son libros de psicología avanzada. Prabhupāda parecía aprobatorio, pero siguió preguntando.
—¿Y cuál es la meta?
—¿La meta del libro, Prabhupāda? —preguntó Śubhānanda.
—No, la meta de la vida.
—La meta es rendirse a Kṛṣṇa —respondió Śubhānanda.
—¿Y eso por qué? —desafió Śrīla Prabhupāda.
Śubhānanda replicó: —Porque Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios y nosotros somos Sus partes y porciones. Nuestra posición constitucional es la de rendirnos a Él.
—Sí —asintió Prabhupāda.
—¿Así pues —preguntó Śubhānanda—, esa debería ser también la meta del libro: que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios?
De nuevo Prabhupāda dijo: —Sí—. Luego quedó en silencio y parecía que no había nada más que decir. Sin embargo, Śubhānanda quería estar seguro de que Prabhupāda quería realmente que él escribiera el libro y que no estaba simplemente condescendiendo con un discípulo apegado.
—Prabhupāda —preguntó Śubhānanda—, ¿de veras quiere que escriba este libro? ¿Usted cree que sería algo importante y realmente quiere que yo lo haga?
Prabhupāda asintió. Entonces Śubhānanda le pidió a Prabhupāda sus bendiciones para poder escribir el libro.
—En algunos de sus significados —afirmó Śubhānanda— usted explica que nadie puede escribir literatura trascendental a menos que esté apoderado por su maestro espiritual.
Prabhupāda alzó la mano y dijo: —Ya estás apoderado.
Śubhānanda había tenido en mente una presentación formal, larga, mas repentinamente Śrīla Prabhupāda había contestado todas sus preguntas. Para Śubhānanda, el gesto de Prabhupāda fue, por un lado, muy casual, pero al mismo tiempo muy significativo. Había movido el brazo como si fuera una varita mágica y con un gesto trascendental había dicho: —Ya estás apoderado—. Śubhānanda no estaba seguro si tomarlo como que Prabhupāda quiso decir que ya estaba apoderado desde antes, o que en ese momento él lo estaba apoderando desde entonces en adelante. Cualquiera de las dos interpretaciones significaba lo mismo y Śubhānanda sintió una gran confianza y humildad. Sabía que no tenía cualificaciones personales para escribir, a menos que Prabhupāda le confiriese esa capacidad. Arrebatado de júbilo, Śubhānanda se levantó ante Prabhupāda con las palmas de las manos juntas y le rogó en voz alta:
—Prabhupāda, estoy intentando avanzar en la conciencia de Kṛṣṇa y siento que necesito su misericordia. Por favor, bendígame con conciencia de Kṛṣṇa.
Prabhupāda respondió: --Teṣāṁ satata-yuktānāṁ bhajatāṁ prīti-pūrvakam, si el devoto es sincero, Kṛṣṇa lo bendecirá.
Entonces Śrīla Prabhupāda tomó una naranja de su mesa y se la dio a Śubhānanda, quien se marchó nadando en un océano de felicidad trascendental.
Entrevista con Śubhānanda dāsa
Él explica más extensamente lo que significó para él ser apoderado por Prabhupāda:
Yo nunca he tomado la frase de Prabhupāda «ya estás apoderado» como queriendo decir que de ahora en adelante, Kṛṣṇa hablará directamente a través de ti y todo será muy fácil. Más bien lo tomo como que si soy sincero y trabajo arduamente y trato de rendirme a Kṛṣṇa y al guru, si trato de hacer bien mi servicio, Kṛṣṇa me apoderará.
27. Dios es un hecho científico
Durante una visita al gurukula de Dallas, Prabhupāda se enteró por los devotos que un maestro de escuela local se estaba interesando en la conciencia de Kṛṣṇa. El hombre estaba ansioso por ver a Prabhupāda, y Prabhupāda accedió.
Tan pronto como estuvo con Śrīla Prabhupāda, el maestro comenzó a desahogar su corazón de todas sus dificultades personales. El hombre explicó que también era conductor del autobús escolar a fin de ganar algún dinero extra. Hacía pocas semanas, conduciendo el autobús, había atropellado y matado a un pequeño escolar. Ahora lo estaban procesando en un juicio legal. Mientras el hombre continuaba con su historia, algunos de los devotos presentes lamentaron que Śrīla Prabhupāda tuviera que escuchar todo esto. Pero Prabhupāda parecía muy interesado, y comenzó a hacer preguntas detalladas: —¿Habías llegado a una parada? —preguntó. El maestro explicó que el accidente tuvo lugar el día de San Valentín. A uno de los niños se le había caído una tarjeta postal debajo del autobús. El niño se había agachado bajo el bus para recuperarla. El maestro dijo que él había mirado a ambos lados por su espejo retrovisor pero no vio a ningún niño. Parecía que todos los niños ya habían cruzado al otro lado de la carretera. Sin embargo, cuando arrancó el autobús, la rueda aplastó al niño. Śrīla Prabhupāda preguntó al hombre si la compañía tenía seguro. Después de oír toda la historia y de hacer varias preguntas, Prabhupāda dijo que parecía que el maestro había observado todas las medidas de seguridad y que definitivamente, cualquier jurado lo hallaría inocente. Cuando escuchó la conclusión de Prabhupāda, el maestro quedó aliviado. Después Śrīla Prabhupāda —que estaba sentado en una mecedora— comenzó a predicarle al maestro y a los pocos devotos presentes. Las cortinas azul claro y las blancas paredes de la habitación resplandecían con los últimos rayos de sol filtrándose por las ventanas. Śrīla Prabhupāda habló sobre un reciente artículo de prensa acerca el científico Werner Von Braun. El famoso científico había declarado recientemente en público que, después de toda su investigación, había concluido que debe haber un Creador, un Ser Supremo, y que todos los científicos deberían juntarse y mediante diversos métodos probar Su existencia más allá de la duda. —Traigan ese artículo —dijo Prabhupāda, y le fue leído el artículo sobre el científico que aceptaba a Dios. Prabhupāda se entusiasmó y añadió otros puntos. Explicó que todo el universo es como una gran máquina y que no hay posibilidad de que ninguna máquina funcione sin un controlador. Tenía que haber una personalidad operándola. Por lo tanto Dios es un hecho científico, y ahora un científico mundialmente famoso así lo estaba reconociendo.
—Prabhupāda, esto es verdaderamente maravilloso —exclamó uno de los devotos. Prabhupāda se mostró de acuerdo y dijo que le estaban enviando una colección de sus libros a Werner Von Braun.
—Prabhupāda, si él se hiciera devoto... ¡es tan famoso!. Él es el que inventó los misiles V-2.
Prabhupāda corrigió al devoto y dijo que no estaba interesado en Werner Von Braun porque fuera famoso. Dijo que a él le interesaba predicarle a cualquiera que hubiera llegado a la conclusión correcta. Prabhupāda tenía interés en predicar al científico porque éste había llegado al punto correcto de la reflexión, y se había interesado en Dios. —A nosotros no nos importa ninguna personalidad grande o famosa —dijo Prabhupāda. Después de que Prabhupāda hubo hablado durante una hora, uno de los devotos volvió a hablar del maestro de escuela visitante. —Prabhupāda, este maestro ha recibido un premio de parte de su escuela, por ser el mejor maestro del condado.
—Sí —afirmó Prabhupāda—, Kṛṣṇa envía lo mejor—. Y volviéndose al profesor le dijo: —Deberías ayudarnos aquí. Deberías venir y ayudarnos en la enseñanza.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa Adhikārī y Candrikā-devī dāsī
Como Śrīla Prabhupāda predijo, el maestro de escuela fue absuelto de cualquier implicación legal en el accidente del autobús. Desafortunadamente no cumplió la invitación de Prabhupāda de enseñar en nuestrogurukula. Tampoco Werner Von Braun adoptó la conciencia de Kṛṣṇa. Prabhupāda escribe: «Kṛṣṇa puede ofrecerle fácilmente a una persona la felicidad material o aun la liberación, pero no accede muy fácilmente a permitir que alguien se dedique a Su servicio devocional» (El Néctar de la Devoción, Cap. 1, pág. 13).
28. Hoy ella te ha prestado un servicio; mañana tú debes servirla
Cuando visitaba Vṛndāvana antes de que el Krishna-Balaram Mandir fuera construido, Śrīla Prabhupāda se quedaba en sus antiguas habitaciones del templo Rādhā-Dāmodara. Durante una visita, Yamunā-devī dāsī preguntó si podía cocinar para él, y Śrīla Prabhupāda estuvo de acuerdo. Mientras Yamunā cocinaba capātīs en una mitad de la cocina, Śrīla Prabhupāda tomaba su prasāda en la otra mitad. El sirviente de Prabhupāda, Śrutakīrti, entró en la habitación para ver.
—¿Ya has tomado prasāda? —preguntó Śrīla Prabhupāda.
—No —respondió Śrutakīrti— me acabo de bañar.
—Yamunā, prepárale un plato de prasāda —dijo Śrīla Prabhupāda.
—No, Śrīla Prabhupāda, está bien así —protestó Śrutakīrti—; esperaré a que usted haya terminado.
—No —dijo Prabhupāda—, siéntate y toma prasāda—. Śrutakīrti se sentó obedientemente y aceptó el plato que le ofreció Yamunā. Bajo la dirección de Prabhupāda, ella siguió haciendo capātīs y sirviendo a Prabhupāda y a su sirviente.
—Hoy ella te ha preparado el almuerzo —dijo Prabhupāda—. Mañana tú cocinarás para ella. Esta es la costumbre védica. Hoy ella te ha prestado un servicio; mañana tú debes servirla.
—Sí, Prabhupāda —dijo Śrutakīrti.
Mirando a través de la celosía al patio donde está el samādhi de Rūpa Gosvāmī, Prabhupāda comenzó a evocar reminiscencias. Dijo que a menudo se sentaba aquí a mirar el samādhi y el bhajana-kutī de Rūpa Gosvāmī. Dijo que esperaba que Rūpa Gosvāmī le diese facilidades para expandir el movimiento de la conciencia de Kṛṣṇa.
Unos días más tarde ocurrió un incidente sorprendente con un mono. Śrīla Prabhupāda estaba hablando a un pequeño grupo de personas en su habitación. Alguien había traído un racimo de bananas y las había dejado a los pies de Prabhupāda. Repentinamente un mono entró corriendo en la habitación y trató de robar las bananas. Prabhupāda también alcanzó a agarrarlas y recuperó la mayor parte, mientras el mono apenas logró retener una o dos y salió corriendo por la otra puerta. Todo pasó muy rápidamente, y Prabhupāda fue también rápido en utilizar el incidente para enseñar conciencia de Kṛṣṇa. —Fíjense qué experto es el mono —explicó Prabhupāda. Dijo que cada especie de vida poseía una pericia especial para conseguir el sustento.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
A pesar de la instrucción de Prabhupāda de que Śrutakīrti cocinase para Yamunā, nunca lo hizo. El espíritu de la petición de Prabhupāda era algo que repitió de formas diversas. Los devotos tienen que rendir servicio a los demás devotos. Prabhupāda solía explicar esto al definir la palabra prabhu. Decía que prabhu significa ‘maestro’. Si tú llamas a un devoto prabhu pero siempre intentas recibir servicio de él, entonces estás aceptando servicio de tu «maestro». Si llamamos a un devoto prabhu también tenemos que rendirle servicio.
Al compilar varias versiones de un mismo incidente con Prabhupāda, normalmente trato de mezclarlas y reunirlas en una sola descripción. Sin embargo, me gustaría citar la versión de Pañcadraviḍa Swami del mono ladrón, porque él la cuenta con un sabor especial:
La habitación estaba abarrotada. Un invitado había entrado y le había ofrecido a Prabhupāda un gran racimo de bananas. Lo que nosotros no podíamos ver era que detrás de las puertas de vaivén próximas a la entrada del templo, había un mono observando. Lo estaba observando todo, y de repente entró en la habitación y corrió. La habitación era muy estrecha, él corrió a lo largo de toda la habitación, agarró las bananas y corrió hacia fuera con todo el racimo, cuando alguien gritó: —¡Párenlo!—. El mono exhibió una excelente carrera con obstáculos, esquivando a la gente, pero nadie sabe cómo Prabhupāda recuperó la mayor parte de las bananas. Prabhupāda se reía diciendo: —Miren qué inteligentes son para comer y defenderse.
29. Gotitas de néctar: Kṛṣṇa es ilimitado —afirmó Prabhupāda—. Tú no.
Durante 1977, estando Śrīla Prabhupāda en Vṛndāvana, Puṣkara dāsa estaba también allí, pintando un cuadro. Puṣkara tenía la costumbre de pintar en el balcón delantero de una habitación de la residencia. Había trabajado durante mucho tiempo en una escena de Kṛṣṇa tocando la flauta y los pastorcillos de vacas haciéndole ofrendas. Por fin consiguió una cita para ver a Śrīla Prabhupāda y enseñarle la pintura. Prabhupāda la miró durante treinta o cuarenta segundos sin decir nada. Puṣkara empezó a preocuparse. En ocasiones previas, Prabhupāda había dicho de él que era experto y había hecho así mismo otros comentarios felicitándolo.
Mirando a Puṣkara, Śrīla Prabhupāda preguntó: —¿Cuál es la idea?
—Bueno —balbuceó Puṣkara—, Kṛṣṇa está ahí, eh...
Ahora Puṣkara se estaba poniendo muy nervioso; había adivinado que a Prabhupāda no le había gustado la pintura. —Kṛṣṇa está tocando la flauta junto al Yamunā.
—¿Y en qué libro aparece esa escena? —preguntó Prabhupāda. Entonces Puṣkara se dio cuenta de que no había estado pensando en ningún tema de los libros.
—Pero, Prabhupāda —repuso—, los pasatiempos son ilimitados ¿no?
—Kṛṣṇa es ilimitado —afirmó Prabhupāda—. Tú no. Cíñete al libro.
—¿Está bien para publicarse? —preguntó Puṣkara. Prabhupāda no dijo que no, pero no pareció muy contento.
Entrevista con Puṣkara dāsa
—¡Paren a ese hombre! ¡Deténganlo! —gritó Prabhupāda desde el balcón de su residencia en Vṛndāvana. Un devoto salió corriendo y atrapó al hombre cuando este ya se marchaba de la cocina. —¡Mira lo que tiene! —indicó Prabhupāda. Tomaron el cādar del hombre y encontraron que llevaba una gran bolsa de azúcar que había robado de la cocina. Prabhupāda lo había visto todo desde su balcón y lo había atrapado.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa Adhikārī y Candrikā-devī dāsī
«Hoy —poco más de un año desde que me uní a Śrīla Prabhupāda—, he cometido mi peor error. Por la mañana, como es usual, Śrīla Prabhupāda subió a la azotea y pasó por su habitación a la terraza trasera para descansar al sol. Lo dejé allí pensando que si necesitaba algo, tocaría la campana para llamar. La campana estaba dentro de la habitación, pero —debido a mi corto cerebro— cuando pasé por la habitación, al cerrar la puerta detrás de mí, inconscientemente puse el pestillo. Algo más tarde vino un chico corriendo de la residencia y gritó: —¡Śrīla Prabhupāda está encerrado en la azotea!—. Inmediatamente me di cuenta de lo que había hecho y corrí escaleras arriba. Cuando entré en la habitación, vi a Prabhupāda de pie esperando tras la puerta mosquitero. Cuando abrí el pestillo de la puerta para dejarlo entrar del tejado a la habitación, simplemente dijo: —¡Tú, rascal [sinvergüenza]! Hace casi una hora que estoy aquí. Tienes el cerebro tan dormido por tanto comer vorazmente y dormir—. Estaba muy enfadado, pero no gritó, ya que no había necesidad. La ofensa era obvia y estúpida. Se había despertado y no podía pasar, ni podía alcanzar la campana para llamarme, y pasaron tres cuartos de hora antes de que pudiera atraer la atención de alguien. Después, por la tarde, fui a pedirle disculpas por lo que había hecho, y Śrīla Prabhupāda compasivamente me perdonó. Sin embargo me advirtió de nuevo que tuviera más cuidado y prestara más atención a mi servicio. De otro modo le causaría grandes inconveniencias.»
Diario de Hari-śauri dāsa
30. Gotitas de néctar: Śrīla Prabhupāda mostró su tolerancia
Śrīla Prabhupāda mostró su tolerancia y consentimiento al aceptar las a veces inexpertas ofrendas de sus discípulos. Demostró esto ampliamente en el Ratha-yātrā de San Francisco en 1970 al aceptar una vestimenta inusual que los devotos le habían confeccionado. Bhāvānanda había comprado una tela de seda importada; Nara-Nārāyaṇa compró botones de perla y los había hecho engastar en oro, y Dīnadayādrī y Citralekhā habían trabajado meticulosamente cosiéndole una camisa de vaquero occidental. La camisa tenía bolsillos con botones de perla. Se suponía que el dhotī, debía hacer juego con el conjunto, acompañado por un «sombrero Prabhupāda» hecho para la ocasión. Cuando Prabhupāda se puso el dhotī la tela era tan ancha que le quedaba arrastrando por el suelo. (Esto puede verse en una serie de fotos de Prabhupāda en el Ratha-yātrā de 1970) La camisa vaquera tenía un aspecto propio e inusual, y en cuanto al sombrero, era demasiado pequeño y le sobresalía mucho sobre la cabeza. Pero Prabhupāda aceptó tolerantemente y se puso la vestimenta ofrecida por sus discípulos americanos.
Entrevista con Citralekhā-devī dāsī
Es fácil para los devotos comprender y saborear cómo Prabhupāda aceptaba regalos inapropiados de sus discípulos y aun así los utilizaba sólo para que el servicio devocional de sus discípulos pudiera ser aceptado por Kṛṣṇa. Pero a veces los no devotos, viendo una foto de Śrīla Prabhupāda con ojos no devocionales, pensaban que Śrīla Prabhupāda estaba disfrutando de las opulencias materiales que obtenía de sus discípulos. En particular, algunos no devotos han criticado a Prabhupāda el llevar varios anillos, o sus «relojes de oro». En un tiempo, cuando Śrīla Prabhupāda usó dos o tres anillos, uno de ellos era un anillo barato de graduación que le había dado un devoto, y que él simplemente llevó durante algún tiempo como agradecimiento por el regalo. Cuando la tecnología empezó a producir relojes digitales, Śyāmasundara Prabhu le regaló uno a Prabhupāda; fue considerado un articulo original. Pero de hecho el reloj nunca funcionó. Prabhupāda lo llevó por un tiempo en una de sus maletas y finalmente lo dejó en algún lugar. Su norma general era aceptar un regalo, usarlo (o al menos llevarlo por algún tiempo) y luego ofrecerlo como regalo a alguno de sus discípulos. Incluso hoy en día, algunos discípulos afortunados tienen varias joyas o posesiones de Śrīla Prabhupāda. A veces Prabhupāda se desprendía tan rápidamente de los regalos que el donante quedaba algo desilusionado.
Bhūrijana dāsa, por ejemplo, le dio a Prabhupāda una pulsera de identidad con un grueso enchapado de oro cuando Prabhupāda visitó Hong Kong. No mucho después, Prabhupāda dio la pulsera a otro discípulo, Bhagavān dāsa Goswami y Bhūrijana se desilusionó al principio, más finalmente llegó a verlo como otra forma de la misericordia de Prabhupāda para con todos los devotos. Por lo tanto, alguien que no entendiera el ánimo renunciado de Prabhupāda y sus intercambios amorosos con sus discípulos, podía a veces mal interpretarlo al verlo llevando varios anillos o adornos de oro. Aunque Prabhupāda era consciente del peligro de esta mala interpretación, aceptaba en su mayor parte los varios regalos, debido a la importancia de aceptar ofrendas como representante de Kṛṣṇa, y después las utilizaba en el servicio de Kṛṣṇa.
En una famosa discusión grabada en Filadelfia una periodista cuestionó a Prabhupāda por ser recogido del aeropuerto en un automóvil opulento. Prabhupāda la reprendió, explicando que, de acuerdo con las Escrituras, como representante de Kṛṣṇa, él debía ser tratado tan bien como Dios. Por lo tanto, el coche utilizado en el aeropuerto no era suficiente, sino que debería haber sido un automóvil de oro. De esta forma Prabhupāda se burlaba de los errores de los no devotos.
Por supuesto, es imposible escapar de los comentarios envidiosos de la gente que no tiene apreciación por el devoto puro. Prabhupāda hizo lo que pudo para no darles motivo de crítica, pero aún así lo criticaban. Cuando en París Prabhupāda conferenció como era usual desde el vyāsāsana y estudiantes radicales de La Salle Playel le gritaron, él decidió que ya no se sentaría en tales vyāsāsanas en público, particularmente ante audiencias sabidamente comunistas o radicales. Sin embargo, la tradición védica requiere que el guru sea adorado y tenido en alta estima. Sólo para adaptarse a la mentalidad envidiosa de los rebeldes, Prabhupāda no siempre podía «descender» para apaciguarlos.
Estando Śrīla Prabhupāda hablando en su habitación, su discípula Rukmiṇī-devī dāsī, que es zurda, estaba afanosa tomando notas de la charla de Prabhupāda. El fenómeno de escribir con la mano izquierda le pareció muy extraño a Prabhupāda, y finalmente lo comentó: —Escribes como Gargamuni: hacia atrás y patas arriba—. Luego contó que una vez había visto en Calcuta a un hombre que tocaba el armonio con los codos, loskaratālas con las rodillas, y la mṛdaṇga con los pies. Prabhupāda parecía creer que la escritura zurda era de una categoría similar.
Entrevista con Rukmiṇī-devī dāsī
Este incidente, en que Prabhupāda comparó la escritura zurda con un fenómeno muy inusual, trae a la mente el hecho de que Prabhupāda se encontró en Occidente con muchos comportamientos, incluso en sus discípulos, que eran inusuales y estrambóticos de acuerdo a su criterio. Los desaseados hábitos de losmlecchas eran siempre una fuente de sorpresa y disgusto trascendental para Prabhupāda. Señalaba que en la India incluso un pobre hombre se baña al menos una vez al día (aunque sólo sea en un grifo de la calle) y un hombre civilizado se baña tres veces al día. Sin embargo Prabhupāda veía que en América el bañarse era una tarea difícil. Cuando se trasladó por primera vez al Lower East Side [el Barrio Bajo del Este, en Nueva York], vio que algunos de sus estudiantes que vivían en apartamentos fuera, no tenían cuarto de baño, y tenían que visitar a sus amigos, o incluso a él mismo, sólo para tomar una ducha. En cuanto al comer, Prabhupāda comentaba a menudo la repulsiva costumbre de los occidentales de comer un trozo de carne «de trescientos años», cocinarla en agua hirviendo, y echarle algo de sal encima. Y cuando comen, no se lavan las manos ni antes ni después de la comida, sino que simplemente se las limpian en los pantalones. Prabhupāda intentó corregir todos estos hábitos sucios en las personas que se hicieron devotos suyos. Mas, al menos en una ocasión, Prabhupāda dijo que no había esperanza de que los devotos occidentales llegaran plenamente a los niveles brahmínicos, ya que habían estado acostumbrados durante tanto tiempo a esos hábitos sucios. Por tanto, Prabhupāda también advirtió a sus discípulos que no se enorgullecieran de logros aparentes que formaban parte de su educación en la sociedad occidental.
La civilización en que las superautopistas son tan suaves como el terciopelo, donde se consiguen comunicaciones instantáneas entre vastas distancias, y donde hay tanto dinero que se puede tirar, no es en definitiva algo de lo que uno pueda estar orgulloso, sino algo de lo que hay que desapegarse en favor de la sociedad védica. Afortunadamente tenemos el ejemplo perfecto de Śrīla Prabhupāda, quien probó que uno puede ciertamente vivir en climas occidentales y en situaciones modernas sin tener que abandonar lo esencial de la vida brahmínica de la conciencia de Kṛṣṇa. Ocupó en el servicio de Kṛṣṇa a todos —tanto a aquellos con «rarezas» inofensivas como el ser zurdo o la inhabilidad de pronunciar perfectamente el sánscrito, así como a quienes tenían rarezas más fuertes, como la tendencia al cambio y a la riña —, e incluso celebraba las actividades de sus «elefantes blancos danzantes» delante de los nativos de la India.
31. Śrīla Prabhupāda dijo: Sobre la orden de sannyāsa
La primera consideración es la prédica en Polonia. El templo de Vṛndāvana de alguna manera está siendo administrado... Ahora el trabajo más importante es esa parte de los países comunistas. Si puedes hacer algo allí, es mejor que venir aquí. El interés nuestro es glorificar a Kṛṣṇa como Señor de Vṛndāvana y hacer popular el movimiento Hare Kṛṣṇa de Señor Caitanya Mahāprabhu. Yo estaba residiendo en Vṛndāvana, sin embargo a la edad de setenta años intenté predicar un poquito la conciencia de Kṛṣṇa, y ahora ha salido esta institución. Así pues, creo que es más provechoso predicar las glorias del Señor de Vṛndāvana fuera de Vṛndāvana, en todo lugar.
Hay muchos sahajiyās que imitan a Rūpa Gosvāmī en no salir de Vṛndāvana. Pero el Señor Caitanya siempre permaneció fuera de Vṛndāvana con el propósito de predicar, aunque Él fuera en persona el Señor de Vṛndāvana. No tengo objeción a que vengas a Vṛndāvana, pero ya que has aceptado la orden desannyāsa, es más importante predicar sobre Vṛndāvana que venir a Vṛndāvana.
Carta a Gurudāsa (18 noviembre 1976)
El objetivo de tomar sannyāsa es que ahora uno no tiene obstáculos para el trabajo de prédica. El objetivo es incrementar la prédica. Si uno toma sannyāsa y no incrementa la prédica, eso no tiene valor. Así que toma seriamente esta oportunidad predicando e inspirando a otros a que también prediquen. Entonces no habrá cuestión de estar pensando en otras cosas. Eso desaparecerá.
Carta a Gurudāsa (21 agosto 1975)
En cuanto a tu pregunta de que si las mujeres pueden coser vestidos para las Deidades personales de los sannyāsīs, no es posible. Los sannyāsīs no pueden tener ninguna conexión con mujeres.
Carta a Jayatīrtha (13 enero 1976)
En lo que respecta a tomar sannyāsa, esa mentalidad de que «elegiré entre tener vida sexual o tomarsannyāsa» no es apropiada. Sannyāsa significa que uno ha terminado con la vida material. Tú te has casado y estás en la vida familiar. Así pues, debes permanecer ahí. Pensabas que casándote expandirías tu servicio. Debes hacer eso. De hecho, todos mis discípulos son sannyāsīs porque lo han dado todo al servicio de Kṛṣṇa.
Carta a Nalinīkānta dāsa (21 noviembre 1975)
El que no te puedas quedar demasiado tiempo en ningún lugar debido a los problemas con las visas es una bendición disfrazada. Esto es muy bueno para un sannyāsī. Nārada Muni fue maldecido de la misma manera por Dakṣa para no poder estar en un mismo sitio mucho tiempo, y ello solamente sirvió para aumentar su prédica. Así pues, tú también aumenta la prédica y sé más misericordioso con un mayor número de personas.
Carta a Pṛthu-putra Mahārāja (24 enero 1976)
En lo referente a regresar a tu pueblo, un sannyāsī no debe regresar a su pueblo de origen.
Carta a Gaura-govinda Swami (21 septiembre 1975)
El alma espiritual es igual en el hombre o en la mujer. Para quien está realmente ocupado en el servicio a Kṛṣṇa no existe la distinción de hombre o mujer. En el Bhagavad-gītā, capítulo sexto, verso primero, se declara: anāśritaḥ karma phalaṁ kāryaṁ karma karoti yaḥ / sa sannyāsī ca yogī ca na niragnir na cā kriyā.Cualquier persona que actúe para Kṛṣṇa es un sannyāsī o una sannyāsiṇī. También se declara: striyo vaiśyās tathā śūdrās te ‘pi yānti parāṁ gatim. Así que espiritualmente todos somos iguales, pero materialmente una mujer no puede tomar sannyāsa; sin embargo esto no debe molestarte porque ciertamente tú estás en la plataforma espiritual.
Carta a Aditi-devī dāsī (4 febrero 1976)
Referente a tu deseo de dejar tu familia y tomar sannyāsa, ¿qué es tu familia? Vives separado de tu mujer y no tienes niños, así que ya eres un sannyāsī. De cualquier manera, podemos considerar eso más adelante. Primero tenemos que impulsar este movimiento. Eso es muy importante.
Carta a Haṁsaduta (29 julio 1975)
Creo que B. debería seguir el ejemplo de Rūpa Gosvāmī. Rūpa Gosvāmī tomó sannyāsa y dio el 50 por ciento de lo que tenía en caridad a los devotos, el 25 por ciento para el mantenimiento de la familia y se guardó el 25 por ciento para emergencias. Kṛṣṇa quiere ver que uno sacrifica su vida, aunque uno también tiene que darle el dinero acumulado. No es una buena decisión darle la vida a Kṛṣṇa y el dinero a la esposa.»
Carta a Rūpānuga dāsa (2 febrero 1976)
En este caso Rūpānuga le informaba a Prabhupāda que un devoto había heredado 19.000 dólares y los había prestado al templo. Acordaron que le devolverían el préstamo, ya que el devoto planeaba tomarsannyāsa dentro de cinco o seis años y quería guardar aparte ese dinero para la manutención de su esposa.
Si sientes que māyā es atractiva, entonces vive una honesta vida de casado y contribuye a nuestro movimiento. Como hombre de familia puedes unirte a Svarūpa Dāmodara y ayudar al Instituto Bhaktivedanta. Caitanya Mahāprabhu dice que no importa que uno sea sannyāsī, gṛhastha, brāhmaṇa o śūdra. Tú tienes inteligencia. Estudia más y más. Si crees que debes casarte, hazlo y ayuda al Instituto Bhaktivedanta con tu servicio. Lo que te pido es que no te vuelvas un tonto ordinario. Mantén tu conciencia de Kṛṣṇa en cualquier condición de tu vida. Eso es éxito.
Carta a Puṣta Kṛṣṇa dāsa (29 octubre 1976)
32. Śrīla Prabhupāda cuenta una historia: El ladrón de joyas
En una clase en San Diego, Prabhupāda explicaba cómo los estúpidos exigen ver a Dios; pero nadie puede ver a Dios, a menos que tenga la calificación de la fe. No se trata de algo frívolo, en que uno pueda simplemente exigir: —¿Tú puedes mostrarme a Dios?—. Al contrario, uno debe ser muy serio y estar muy deseoso de realmente ver a Dios. Escuchando sumisamente acerca de Dios, uno puede desarrollar el deseo de verlo.
Hay una historia en relación con esto. Es muy instructiva. Traten de escuchar. Un recitador profesional estaba comentando el Bhāgavata, describiendo como a Kṛṣṇa, decorado con toda clase de joyas, Lo envían al bosque a pastar las vacas. En esa reunión había un ladrón. Cuando escuchó sobre Kṛṣṇa, pensó, «¿por qué no voy al bosque de Vṛndāvana y capturo a ese muchacho con tantas joyas? Puedo ir, atrapar al muchacho y apoderarme de todas Sus joyas». Esa era la intención del ladrón. Estaba determinado: «Debo hallar a ese niño, y en una sola noche me volveré millonario». Así que se fue a Vṛndāvana. Su única aptitud era «tengo que ver a Kṛṣṇa; tengo que ver a Kṛṣṇa». Esa ansiedad, esas ganas, hicieron posible que realmente viera a Kṛṣṇa en Vṛndāvana. Vio a Kṛṣṇa tal como había sido informado por el recitador delBhāgavata. Entonces pensó, «¡oh Kṛṣṇa, eres tan hermoso!». Comenzó a adularlo. Al adularlo pensaba, «sí, tomaré todas Sus joyas». Finalmente él Le expuso a Kṛṣṇa sus verdaderas intenciones:
—¡Oh, Kṛṣṇa, eres tan rico! -¿Puedo llevarme Tus ornamentos?
—No, no —respondió Kṛṣṇa— mi madre se enfadará. No puedo hacerlo.
Kṛṣṇa era tan sólo un niño, así que el ladrón se sintió más y más atraído por Él. Por fin Kṛṣṇa dijo:
—Está bien, puedes tomarlas.
Pero entonces, por Su asociación, el hombre se había vuelto devoto. Así que de una forma o de otra debemos entrar en contacto con Kṛṣṇa. Entonces de alguna manera nos purificaremos.
Clase en San Diego, California (5 agosto 1972)
En mi lectura personal de los libros de Śrīla Prabhupāda no recuerdo una descripción tan detallada de esta historia del ladrón que Le quiso robar las joyas a Kṛṣṇa en el bosque. Hay muchas muchas literaturas y fuentes de donde podemos obtener diversos incidentes del kṛṣṇa-līlā. Sin embargo, para los seguidores de Śrīla Prabhupāda, la fuente más autorizada (y deliciosa) es el propio Śrīla Prabhupāda, especialmente a través de sus libros, aunque también a través de sus clases y conversaciones. A un verdadero seguidor de Prabhupāda no le gusta oír el kṛṣṇa-līlā de ninguna otra fuente. Por lo tanto considero algo muy especial el imprimir una historia como ésta, narrada directamente por Śrīla Prabhupāda acerca de Kṛṣṇa y un ladrón en Vṛndāvana.
33. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas
Hay una narración muy instructiva, y es un hecho histórico. El emperador musulmán Akhbar una vez preguntó a su ministro: —¿Hasta cuándo duran los deseos lujuriosos?
El ministro replicó: —Hasta el momento de la muerte.
Akhbar no le creyó: —No, no, ¿cómo puedes decir eso?
—Muy bien, a su tiempo le responderé —concedió el ministro.
Un día el ministro se acercó al emperador y le dijo: —Prepárese inmediatamente para venir conmigo. Y traiga a su joven hija—. Akbhar sabía que su ministro era muy inteligente y que debía haber alguna razón para esto. Fue con él, y el ministro lo llevó con una persona que estaba a punto de morir. Entonces el ministro le pidió a Akhbar: —Por favor estudie la cara del moribundo—. Akhbar notó que cuando él y su hija entraron, el moribundo miró la cara de la joven. De esta forma, Akhbar comprendió: «Sí, lo que él dijo es verdad. Hasta el mismo momento de la muerte, está el deseo de ver el rostro de una muchacha joven». Esto se llama duṣpūreṇa: nunca es satisfecho. Esta atracción del hombre por la mujer y la vida de familia continúa.
Clase en Vṛndāvana (10 diciembre 1975).
Historia recordada de memoria por Satsvarūpa dāsa Goswami. La historia de Akhbar y su ministro siempre ha sido para mí una de las más duras que he escuchado de Śrīla Prabhupāda. Cada vez que la oigo atentamente, quedo anonadado. Solamente sirviendo a Kṛṣṇa y a Śrīla Prabhupāda con todo nuestro cuerpo, mente y palabras podremos escapar de una regresión de último minuto al apego material. Como ya citamos a Śrīla Prabhupāda anteriormente en este volumen, a menos que seamos madana-mohana o sea atraídos por Kṛṣṇa (‘El que confunde a Cupido’), seremos madana-dahana, o sea quemados en el fuego de Cupido, atraídos por una mujer.
Había una vez un mono que estaba saltando de un lado a otro por el bosque cuando vio un gran árbol a medio cortar con una cuña incrustada en el corte. El sistema de los leñadores consistía en que a veces cortaban un gran árbol hasta la mitad, lo dejaban al final de la jornada y después regresaban al día siguiente y cortaban el resto. Entretanto, ellos dejaban colocada una cuña para conservar el corte. Así pues, este mono se sintió muy curioso por este árbol medio cortado y se las arregló para arrancar la cuña. El árbol se juntó de repente y le cortó el rabo. Moraleja: preocúpate en lo tuyo.
Clase en Vṛndāvana (10 diciembre 1975)
34. Personal: Meticuloso
Meticuloso
Prabhupāda era meticuloso. Se ponía su tilaka de esa manera, ejecutando cada paso artística y metódicamente. También usaba su pluma de esa forma. La sacaba de su estuche, la usaba y luego la volvía a poner en el estuche, sobre su escritorio. Prabhupāda advirtió a sus sirvientes que nunca tocasen o moviesen nada de su escritorio. Cuando escribía libros también era así. Su criterio era que tenía que dar el equivalente en inglés a cada una de las decenas de miles de palabras sánscritas de entre millares de versos. Prabhupāda disponía diariamente de un tiempo limitado para traducir el Bhāgavatam y sin embargo nunca dejó a un lado su criterio de encontrarle el equivalente en inglés a cada palabra. Después siempre daba la traducción en inglés, y a continuación el significado. Se molestaba mucho cuando veía que los editores o impresores se saltaban este meticuloso criterio. En general exigía a sus discípulos que fueran muy cuidadosos en todas sus actividades. La adoración de las Deidades, por ejemplo, fue introducida por él sólo gradualmente, debido a la meticulosidad de sus regulaciones. Cuando un devoto que estaba adorando a las Deidades le preguntó cómo lograr bhāva, o apego extático al Señor, Prabhupāda respondió enfatizando un seguimiento meticuloso de todos los principios y regulaciones: los devotos deben ser muy puntuales, muy limpios, y dar buenos vestidos y alimentos a las Deidades.
Śrīla Prabhupāda era particularmente meticuloso en manejar finanzas para Kṛṣṇa, especialmente en la India. Supervisaba personalmente la contabilidad y cuidaba hasta la última rupia la forma en que sus administradores gastaban el dinero.
Su autosacrificio al difundir la conciencia de Kṛṣṇa
Prabhupāda siempre recalcaba que la conciencia de Kṛṣṇa debería darse a los demás y que uno debería sacrificar sus propias actividades para realizar esto. Prabhupāda gastó sus energías conferenciando en un nivel elemental una y otra vez; aun así lo hacía con mucho entusiasmo. No es que simplemente se quedó sentado en un lugar para pensar en Kṛṣṇa, sino que él mismo se sacrificó, viajando siempre, dándolo todo.
A veces, incluso su tarea principal de escribir era dejada de lado para viajar por la India, y llevar así a cabo la instrucción de su maestro espiritual. Y en lo que se refiere a los escritos mismos, fueron concebidos como una tarea benéfica para ayudar a los demás. Así, él produjo el Bhāgavatam para ayudar a la gente en la conciencia de Kṛṣṇa, para dotar a sus seguidores y a otros lectores de suficientes Escrituras, ya que mediante estas lecturas sus vidas se volverían perfectas.
Esta era la naturaleza especial de la conciencia de Kṛṣṇa de Prabhupāda, que todas sus actividades estaban destinadas a distribuirla. Así, siempre dedicaba tiempo a sus devotos, respondía a sus preguntas y los guiaba.
Si alguien decía ser un devoto, Prabhupāda lo examinaba para ver si compartía su mismo espíritu de entregar la vida a la conciencia de Kṛṣṇa. Como nadie podía llegar a la entrega de Prabhupāda, él podía cortar sin titubeos las pretensiones de estatura espiritual de cualquier persona. Sin embargo, aunque él tenía la potencia para hacer esto, siempre se manifestaba humilde acerca de sí mismo y de su propia contribución.
Decía, por ejemplo, que él era un caído, que no era un gran erudito y que simplemente estaba intentando cumplir la orden de su Guru Mahārāja aunque él mismo no tuviera ninguna buena cualidad. Y sin embargo, Kṛṣṇa dice que una persona como Prabhupāda es el sirviente más querido que jamás habrá [Bg. 18.68-69]. Prabhupāda también animaba cualquier pequeña chispa de autosacrificio que encontraba en los demás.
Cuando una persona está involucrada muy intensamente en una causa tiene que sacrificar cualidades muy personales y apreciables. En cambio, aun cuando Prabhupāda estaba plenamente volcado en la campaña de extender y organizar la conciencia de Kṛṣṇa, siempre estuvo lleno de cualidades personales adorables. Siempre demostró ser simple, espontáneo y por supuesto altamente espiritual a cualquier persona con que se encontrase, mientras extendía la conciencia de Kṛṣṇa hasta ellos de acuerdo con su capacidad para recibirla.
Satsvarūpa dāsa Goswami